Extra 1

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Desde que Langa se había ido a Londres, Reki había tenido más tiempo para pensar en él y en sus confusos sentimientos hacia Langa y Kazu, y sin darse cuenta, se encontraba pensando más en el chico de cabellos morados que en el chico de cabellos celestes. Fue hasta aquel día que Reki lo entendió.

—Buenas noches, Kazu. —susurró entre sueños el Kyan después de haber mantenido una larga charla con Langa por videollamada. Parecía que nadie lo había escuchado, ya que el canadiense había colgado antes de escucharlo, pero su hermana, quien en ese momento había entrado a su habitación en plena madrugada para pedirle ayuda, lo escuchó tan claro que al día siguiente se burló todo el día de su hermano mayor.

—¡Mi hermano está enamorado! —chillaban las hermanas más pequeñas de Reki, cantando aquella frase con una melodía que ellas mismas habían creado. —¡Mi hermano está enamorado!

La señora Kyan solo veía divertida a sus hijas, quienes no dejaban de cantar aquello, mientras Reki solo quería que la tierra se lo tragara.

—Mi hijo está impactado de sus propios sentimientos.

Más que impactado, Reki tenía miedo de sus propios sentimientos. ¿Y cómo no tenerlos si la única y última relación amorosa que tuvo acabó tan mal por "culpa de él"? Se había esforzado tanto para dejar de pensar que eso había sido así, pero la baja autoestima del pelirrojo siempre lo jalaba a un abismo profundo de culpabilidad del que no podía salir.

—¿Estás bien? —Y la preocupación de Kazu no le ayudaba en nada a Reki. Lo único que podía hacer era alejarse del pelimorado antes de que notara sus sonrojos ocasionados por él.

Kazu, tras notar aquel repentino alejamiento, pensó que Reki necesitaba su espacio, y se lo dió, tratando de calmar los celos que sentía al notar lo alegre que se veía Reki cuando hablaba con Langa. En aquellos días, todo se empezó a malinterpretar.

Reki había dejado de ver a Langa como un posible amorío. Ya no sentía nada por él más que el amor de amigos, algo que era diferente a lo que sentía por Kazu, y eso le aterraba.

—Haz lo que diga tu corazón, Reki. —Le había dicho Tadashi tras haberlo llamado. El mismo pelinegro le dio las fuerzas necesarias para vencer sus miedos. Debía de dejar de perder el tiempo, por lo que en aquel atardecer de un jueves, después de haber patinado por horas en aquel parque que era tan especial para Reki y Langa, el pelirrojo gritó sus sentimientos a los cuatro vientos sin importarle quien estuviera escuchando.

—¿Qué dijiste? —Kazu creyó haber escuchado mal, pero el notable sonrojo del Kyan le confirmó lo que había escuchado. Reki le había confesado sus sentimientos. Comenzó a llorar de felicidad y abrazó a Reki con ambos brazos, enterrando su rostro en el cuello del pelirrojo, aspirando su dulce aroma combinado con el sudor que corría por su cuello.

Todo era un sueño para ambos, pero, lo único que faltaba, era decirle a Langa.

—Y así fue como papá y yo nos hicimos pareja. —Finalizó de contar la historia mientras se levantaba de su silla, dispuesto a tomar los platos para lavarlos. En realidad Oliver ya se sabía de memoria aquella historia, ya que Reki siempre se la narraba como un cuento para dormir cuando era pequeño, por lo que a mitad de la historia el adolescente había dejado de poner atención y se enfocó en terminar su cena.

—Yo los lavo. —le dijo Kazu, empezando a tomar sus platos. —Tú ya cocinaste, a mi me toca lavar. —Kazu pasó a lado del Kyan y besó su mejilla izquierda.

Mientras todo esto sucedía frente a sus ojos, Oliver hizo una mueca de asco. No le gustaba ver a los adultos ser tan cariñosos frente a él, le incomodaba, sobre todo si eran sus padres o sus tíos Kojiro y Kaoru, quienes se comían con la mirada "discretamente".

—Deja de hacer esas muecas. —Le reprochó su padre pelirrojo. —Antes eras muy amoroso como nosotros, ahora eres muy frío. —dijo Reki, recordando aquellos momentos en que su bebé solía darle muchos besos en su mejilla y que no le gustaba separarse de él. ¿Dónde estaba ese bebé que tenía como hijo?

Oliver suspiró. Ya era un adolescente de 16 años, y era momento de dejar esa faceta amorosa y pegada a sus padres. Quería ser independiente.

—Ve a preparar tus cosas, el tío Langa vendrá por ti temprano. —le dijo Reki a Oliver, a lo que el adolescente se apuró en ir a su habitación para preparar sus maletas, ya que a partir de mañana iría de viaje con Langa Hasegawa a Canadá para por fin aprender a patinar en la nieve. Al principio su padre Kazu no quería dejarlo ir, pero Reki lo había hecho cambiar de opinión. Estaría dos semanas lejos de sus padres y solo con su segundo tío favorito, ya que su primer tío favorito era Miya Chinen, quien le daba permiso para hacer todo lo que quisiera siempre y cuando sus padres no se enteraran.

Por otro lado, Langa amaba a Oliver como si fuera su propio hijo, pero sabía más que nadie que él nunca sería su hijo. Si él no hubiera arruinado su relación, Oliver podría haber sido su hijo, por lo que lamentaba lo que había hecho en el pasado.

Oliver no sabía con exactitud lo que había sucedido entre su padre Reki y su tío Langa, lo único que sabía era que habían sido novios, pero no sabía ni le interesaba el porque habían terminado, ya que Kazu y Reki sabían que Oliver veía a Langa como su inspiración, por lo que no querían que el adolescente se decepcionara de Langa, ni siquiera Miya quería ver a su sobrino decepcionado, por lo que todos mantenían el secreto.

Terminando de preparar sus maletas, Oliver se cepilló los dientes y se fue a dormir. A partir de mañana serían dos semanas llenas de diversión con el tío Langa.

—Cuida bien de mi hijo, Hasegawa. —Le dijo Kazu al canadiense, dejando en claro que él era el padre de Oliver.

Langa terminó de subir todas las maletas al auto y miró a Kazu.

—No te preocupes, cuidaré bien de él como si fuera mi hijo.

Mientras ambos adultos peleaban, Reki se encargaba de recordarle a Oliver lo que tenía que hacer.

—Y no te olvides de comer tres veces al día y de cepillarte los dientes.

—Si, papá, estaré bien. —Oliver le dió un abrazó rápido y corto a Reki, para después darle uno similar a su padre Kazu, interrumpiendo la pelea que estaba teniendo con Langa. —Tengo al tío Langa.

Reki miró a su ex novio y asintió. Le dejaba la vida de su hijo en sus manos.

—No te preocupes, Reki, estaremos bien. —Con esto dicho, Oliver y Langa subieron al auto negro del adulto de cabellos celestes. Langa le enseñaría a Oliver a patinar en la nieve tal como su padre Oliver le había enseñado a él, mientras que Kazu y Reki aprovecharían ese tiempo a solas para divertirse como en los viejos tiempos.

Y la historia continúa con nuestros amados personajes, quienes viven sus vidas felices y pacíficas aunque no estén escritas en este pequeño fanfic.

...

Un extra que escribí porque tenía tiempo libre jaja ¿qué les pareció? Oliver ya es todo un adolescente que busca ser independiente. Langa y Miya son sus ídolos.

Mi ex novio (SK8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora