No estoy bien

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En Saturno viven los hijos que nunca tuvimos

Pablo Alborán

Canción: Saturno.

El saber que siempre había sido el segundo en la vida de Reki afectó bastante a Langa, pensando que era él quien sobraba y no Kazu, por lo que su autoestima cayó hasta los suelos.

Su madre estaba preocupada por él, puesto que solo veía como su hijo se la pasaba encerrado en su habitación. Algo le decía que ya había terminado con Ainosuke Shindo, ya que el adulto no había ido a buscarlo en esos días, ni siquiera lo llamaba. Quería preguntar, pero sentía que ella no sería de mucha ayuda.

Creía que todo se solucionaría si su hijo terminaba con el Shindo, pero parecía que esto apenas estaba comenzando.

El sufrimiento de Langa había dado comienzo.

—Langa, hijo, ¿te sirvo más comida? —Preguntó la Hasegawa, queriendo iniciar una conversación con su hijo, más el adolescente negó con la cabeza. No tenía hambre en esos momentos, solo quería esconderse en su habitación y seguir lamentándose por haber perdido al Kyan.

Su madre se preocupó aún más. Langa comía demasiado, y en los últimos días dejaba el plato a medio comer, por lo que la mujer temió lo peor. Langa está enfermo, no física, pero sí emocionalmente, y tenía que hacer algo antes de que fuera demasiado tarde.

Buscando en el registro telefónico dio con el número de aquella persona que, sin duda, le ayudaría.

Dos timbres bastaron para que Reki Kyan contestara su celular.

Reki: ¿Bueno? ¿Langa? —Contestaron del otro lado de la llamada. Reki tenía registrado todos los números de Langa, incluyendo el teléfono de casa, por lo que contestó rápido al saber que era él quien estaba llamado, pero la realidad era que Langa no lo estaba llamando, sino su madre.

Nanako: No, Reki... Soy Nanako. —dijo la mujer, agradeciendo que el Kyan haya contestado la llamada y no la hubiera ignorado. —Gracias por contestar. —La mujer temía que Reki y Langa no estuvieran en buenos términos, pero confiaba en la amabilidad del Kyan para no abandonar a sus amigos.

Reki: Oh perdón, pensé que era Langa. —Una parte de Reki quería escuchar de nuevo la voz de Langa, pero otra parte le decía que eso solo lo dañaría más. Reki no quería volver a caer en las mentiras del canadiense, pero aún seguía amándolo ciegamente.

Nanako: Es precisamente por él por el cual te llame. —La mujer le comentó toda la situación a Reki, desde lo que había ocurrido tras la ruptura de su noviazgo hasta hoy, tratando de no omitir ningún detalle. —Por favor Reki, ayuda a mi hijo. —Tal vez sonaba egoísta el pedirle ayuda a la persona que tu hijo había dañado, pero la Hasegawa estaba desesperada, no quería imaginar lo que Langa pudiera hacerse así mismo.

Por unos segundos hubo un silencio que pareció eterno. Reki aún estaba intentando olvidar a Langa, y estaba segura que, si lo veía, nuevamente se enamoraría de aquel hermoso canadiense. Pero Reki era un ángel, así que aceptó ayudar al Hasegawa aún si eso fuera perjudicial para él.

Reki iría corriendo, sin dudarlo, tras Langa si él estuviera en problemas, aún si no lo amara, porque Langa era alguien muy importante para él.

En Plutón aún se oyen gritos de amor

Nanako: Gracias, Reki, por todo lo que haces por mi hijo. —Siempre estaría infinitamente agradecida con el adolescente de cabellos rojos. Solo esperaba a que todo volviera a ser como antes, dónde su hijo sonría felizmente a lado del Kyan.

Mi ex novio (SK8)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora