Zaira
No pude dormir en toda la noche pensando en lo que había ocurrido y en el dolor que no cesó en ningún momento. La desinfecte con alcohol y le puse una pomada con la esperanza de que dejara de doler, pero aún percibo un corazón en el dedo. No se ve tan mal como ayer, por lo que decidí mantenerla con una curita. No quiero que vaya a infectarse. La verdad es que no sabía qué hacer. No sé qué fue lo que le sucedió a ese hombre, el por qué me hizo esto, pero de algo estaba segura, y es de que no se veía bien de salud. Ni siquiera me atreví a decirle a Aníbal que su hermano estuvo aquí. Él me advirtió que era peligroso, pero no sabía que tanto. Solo recordar lo que sucedió hace que un escalofrío invada todo mi ser.
Mientras estaba en la cocina, escuché el timbre de la puerta y todo mi cuerpo tembló al ver a Dereck ahí fuera.
—Escúchame, Zaira...
—¡Vete de mi casa o llamaré a la policía! — le grité detrás de la puerta.
—Sé que estás asustada y no entiendes lo que está pasando, pero dame una oportunidad de explicarte, ¿sí? Anoche hui como un cobarde. No pude quedarme como hubiese querido porque no estaba en condiciones de hacerlo. Te juro que no quería lastimarte. Por lo que más quieras, déjame explicarte. Te juro que no te haré nada. Ya me siento mucho mejor.
Su insistencia, especialmente su timbre de voz fue lo que me llevó a dejarlo pasar; aunque claro, me mantuve a una distancia prudente, con un cuchillo de la cocina en las manos y el celular en el bolsillo. Él no se veía agresivo, pero sí bastante pensativo y cabizbajo.
—Es difícil explicarlo de una manera que lo entiendas.
—Di lo que sea como salga, y luego vete.
—¿Recuerdas del accidente que te hablé del laboratorio de mi padre?
—Sí.
—Ese accidente fue el causante de que mi padre tomara la decisión de clausurarlo y, de paso, diera la orden de demoler las instalaciones. Mi padre trabajaba arduamente realizando investigaciones y experimentos secretos. Aunque no te puedo brindar detalles de cuáles eran sus propósitos, el caso es que estuve expuesto a uno de ellos y eso me ha provocado un sinnúmero de conflictos.
—¿Conflictos?
—Desde que sucedió ese incidente, mi cuerpo y mi sistema no volvió a ser el mismo. Ha dejado graves secuelas, de las que no me he podido librar y creo que tampoco lo haré.
—¿Qué tipo de secuelas?
—Son muchas, pero las más complejas se presentan cuando no consumo como mínimo 20 mililitros de sangre humana diariamente. Cuando mi padre estaba vivo, era un poco más llevadero, por así llamarlo, porque me suplió en todo momento lo que mi cuerpo pedía. Traté con la sangre de animales, pero era asquerosa y no me calmaba en lo absoluto. Esa sed tan insoportable aparece cuando menos lo espero. Lo peor de todo, es que si no le doy lo que me pide, pierdo el control por completo de mi cuerpo. Todo lo que veo cuando mi sistema se descontrola, es a cualquier ser humano que esté cerca de mí como una presa. Mi sentido auditivo se vuelve sensible, enviándole señales a mis ojos, provocando que cualquier sonido o vibración que esté cerca, pueda captarla al momento. He atacado a varias personas, y te juro que no se siente bien en lo absoluto cuando recobro los sentidos. Mi padre era mi única esperanza de volver a ser como antes, pero me temo que ahora deberé resignarme a que todos me vean como un monstruo.
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Promesa mortal I •Tetralogía mortal• [✓]
RomanceZaira es una mujer fuerte y decidida que lleva una vida normal junto a Aníbal, su pareja. La normalidad de su vida es interrumpida cuando de repente comienza a experimentar emociones que nunca había sentido hacia Dereck, su cuñado. Dereck es un ser...