Impotencia

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—Llama a tu papá inmediatamente. 

—No, mamá, no podemos poner a mi abuelo en sobreaviso. 

—Es cierto. Es probable que lo niegue. Entonces, ¿con quién demonios he estado escribiendo si no es ella? 

—Lo averiguaremos. Es evidente que ella nunca regresó. En el último lugar donde la vimos fue en el laboratorio. Deberíamos comenzar por allá. 

—Como me entere que realmente tu papá tuvo algo que ver, o que le hizo algo a mi hermana por sus malditos experimentos, te juro que olvidaré que es tu papá. 

—No hay tiempo para discusiones. ¡Debemos encontrarla ya!

Nos devolvimos al auto, en dirección al laboratorio de ese viejo. Lo dije, algo en ese viejo no me agrada en lo absoluto, pero que haya llegado tan lejos y esta vez con mi hermana, eso sí que no lo pasaré por alto. 

Creo que los tres pudimos percibir un olor muy fuerte en el aire, conforme nos acercabamos al laboratorio. Fue mi hijo quien reaccionó agresivamente a ese olor. Casi se tira del auto, por lo que tuve que ponerle seguro a la puerta. 

—¡Ella está ahí, mamá! 

—Debemos pensar con cabeza fría, hijo. Ese laboratorio está repleto de empleados de tu abuelo. No sabemos de qué sea capaz ese señor si se entera que ya sabemos sobre mi hermana. 

—¡Ella está mal! ¡Ella necesita mi ayuda! ¡Abre la puerta, por favor! 

—¡Cálmate, por favor! La vamos a ayudar, pero necesito que te calmes. 

—Yo la sacaré de ahí sin que nadie lo sepa, pero déjame ir, mamá. Ella está muy débil. 

—¿Tú cómo sabes eso? — le pregunté. 

—¿La ves, hijo? 

—Sí. En este momento está sola, papá. Debemos ayudarla. 

—Te acompañaré— le dijo Dereck. 

—Yo iré con ustedes. 

—No. Tú te vas a quedar aquí, princesa. 

—No. No los dejaré ir solos. 

—Te dije que te vas a quedar aquí. Necesitamos de ti, pero serás más útil si te quedas en el auto y esperas por nosotros. Todo va a salir bien, te lo prometo. Hazlo por nosotros, por tu hermana. Tan pronto regresemos, nos alejaremos de aquí e iremos a un lugar seguro. 

—Está bien — les abrí el seguro de la puerta, y mi hijo fue el primero en bajarse. 

—Te amo — plasmando un beso en mis labios, Dereck se alejó con nuestro hijo. 

Tenía los nervios en la boca del estómago. Quería confiar en ellos, a pesar de sentirme tan asustada y preocupada. Ese señor ha perdido la cabeza. No puedo creer que haya mantenido a mi hermana aquí. ¿Qué es lo que realmente quiere? ¿Por qué está haciendo todo esto? ¿Qué es lo que planea? Ya una vez experimentó con Dereck, luego quiso experimentar conmigo, incluso ha mostrado interés en mi hijo, pero como no lo ha conseguido, tal vez por eso se atrevió a retener aquí a mi hermana. 

Los minutos parecían horas. La inquietud de no saber cómo estaban marchando las cosas, me tenía a punto de ir por ellos. Habían transcurrido alrededor de treinta minutos, cuando los vi a los tres por el retrovisor. Mi hijo traía a mi hermana en sus brazos. Venían apresurados, por eso les abrí la puerta para que pudieran acomodar a Maya en el asiento trasero. Ella se veía en muy mal estado. Sus brazos estaban llenos de manchas negras, su palidez y delgadez era preocupante. Me dolió mucho verla así. Su frágil cuerpo temblaba de frío y la bata era tan fina que no la cubría adecuadamente. 

—¡Esto jamás se lo perdonaré al abuelo! 

Por primera vez vi llorar a mi hijo y fue un sentimiento muy desagradable, frustrante y desgarrador. 

—Hay que irnos de aquí, antes de que se den cuenta que ella no está. 

Dereck fue quien manejó. Solo podía observar desde el asiento del pasajero hacia mí hijo y la forma en que trataba de calentar su cuerpo con el suyo. Estaba tan débil que ni siquiera abría los ojos o hablaba, solo recostó su cabeza sobre el pecho de mi hijo. 

—Tienes el estómago muy vacío. Debes tener mucha hambre. Te han tenido sin comida todo este tiempo, ¿verdad? ¡Son unos malditos animales! — a pesar de haber mordido su antebrazo con tanta fuerza y reprimido el dolor que eso le causó, fue capaz de soportarlo todo con tan de alimentarla. 

No fui capaz de negarle que lo hiciera. Aunque una parte se sentía muy mal con lo que estaba presenciando, tal vez por el mismo vínculo sanguíneo que los une, solo podía tener recuerdos de esas ocasiones en que Dereck me ayudó de la misma forma cuando más mal me encontraba. No sé si sea un pecado permitir esto entre ellos dos, pero no soy capaz de interponerme ahora mismo. 

Promesa mortal I •Tetralogía mortal• [✓] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora