Esto no puede estar pasando. ¿Cómo es posible que ella también esté presentando esto? Todo esto es tan confuso.
—¿En qué momento ocurrió? ¿Te duelen?
—Tengo mucha sed.
Este es el peor lugar y momento, pero jamás podría negarme a darle lo que me pida. Corrí la cortina alrededor de su camilla y me quité los botones de la camisa, dejando visible mi pecho y hombro.
—Debes ser rápida. No quiero que nos encuentre alguna enfermera o el mismo doctor.
Me acerqué, quedando a la altura de su boca y la atraje a mi pecho poniendo mi mano por detrás de su cabeza y simulando un abrazo. Me he mordido sin querer muchas veces, y la verdad es que no se podía comparar a su mordida. Presioné los dientes al sentir sus colmillos afilados atravesar mi piel, a la altura de mi clavícula. Fue una sensación muy extraña y, aunque fue doloroso al principio, por alguna razón, un calor recorrió apresuradamente mi cuerpo, produciéndome escalofríos y espasmos, alejando por completo el dolor. ¿Es eso lo que ella sintió esa noche? Todavía recuerdo el orgasmo que esto le provocó y ahora puedo entenderla. Es como una electricidad que corre por las venas, trayendo consigo un sinnúmero de sensaciones enigmáticas y excitantes. Su lengua acaparó las pocas lágrimas de sangre que se deslizaban de su mordida. Sé que no es mucha la cantidad, pero sé que será suficiente para al menos calmar su sed por el momento.
—Calabacín hermoso, debes detenerte — traté de normalizar mi respiración, principalmente esos quejidos involuntarios.
Su saliva en vez de producirme ardor, solo alimentaba ese calor por debajo de mi piel. Estoy consciente de que no debemos hacer esto aquí, pero ¿puede existir algo en este mundo que no sea capaz de brindarle? ¿Cómo iba a negarme a su pedido?
—Eres muy dulce — lamió paulatinamente sus labios, y ese gesto me pareció tan jodidamente sensual.
Cuando tiene hambre se transforma en una mujer diferente; luce tan atrevida y erótica. Ni siquiera puedo apartar la mirada de ella.
—¿Te sientes mejor? Tus labios han adquirido color — acaricié su labio inferior con la yema de mi dedo.
Esto era lo que necesitaba para que esa palidez desapareciera. Se veía mucho mejor luego de haber ingerido esa pequeña dosis de sangre. Ella no quería apartarse de mi pecho. No es difícil darse cuenta que en este momento está falta de calor, por esa misma razón no hice nada para alejarla. A mí también me hacía falta el roce de su piel. Aunque sea difícil calmar este calor que me consume por dentro, estoy satisfecho de poder servirle como apoyo y remedio.
—¿Puedes hablar sobre lo que pasó? ¿Qué te hizo mi hermano?
Luego de unos instantes en silencio, levantó la cabeza y me miró.
—¿Qué te hizo cuando estaban a solas? — insistí.
—Nada. Según él, solo vino a conversar — dijo pausadamente.
—Estoy seguro de que él tuvo que ver con lo que te pasó.
—En la casa había un olor muy extraño y fuerte; tanto que me dificultaba respirar.
—Cuando yo estaba contigo no había ningún olor.
—Fueron segundos antes de que Aníbal llegara a la casa.
—Esto me da la razón. Ese tipo trató de hacerte daño.
—Él no trató de hacerme nada, de hecho, ni siquiera parecía enojado, más bien triste.
—¿Sientes lástima por él?
—Lo que quiero decir con eso es que no considero que él haya tenido planes de hacerme algún daño, porque se veía muy afectado con la situación. ¿No has visto lo mal que se ve?
—¿Está en tus planes volver con mi hermano y perdonarle lo que te hizo?
—No. Como dicen en mi país; zapato que me quito, no me lo vuelvo a poner. Si me falló una vez, será capaz de hacerlo dos y tres veces, y no estoy dispuesta a permitirlo. Mis sentimientos hacia él ya no son los mismos. Todo ha cambiado drásticamente desde que apareciste tú en mi vida. Ahora a quien únicamente veo es a ti.
Nuestra conversación se vio interrumpida por el sonido de la puerta al abrirse. Retomé la postura, volviendo a ponerme los botones de la camisa. La cortina la movieron y pensé que sería el doctor o alguna enfermera para tomar los vitales, pero estaba lejos de atinarlo. Quedé estupefacto al reconocer a mi papá, a pesar de estar camuflado con una ropa extraña y unas gafas oscuras. Creí que se trataba de un sueño o producto de mi imaginación el volver a verlo con vida, de pie frente a mí, y con esa sonrisa deslumbrante en sus labios. Llegué a pensar también que fue producto de haberlo extrañado y necesitado tanto.
—¿P-papá?
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Promesa mortal I •Tetralogía mortal• [✓]
RomanceZaira es una mujer fuerte y decidida que lleva una vida normal junto a Aníbal, su pareja. La normalidad de su vida es interrumpida cuando de repente comienza a experimentar emociones que nunca había sentido hacia Dereck, su cuñado. Dereck es un ser...