Fallen from Graceland - Richie Sambora

167 7 0
                                    

   Crucé la puerta del departamento sin ninguna señal de comodidad en mi rostro. Intenté ser cuidadoso, no quería despertarla, pero apenas volteé me pareció que la mesa había sido movida de lugar. Como no podría ser de otro modo, me la llevé por delante desde una de las esquinas y el vaso que ella a diario llenaba de flores acabó en el suelo.

Estúpidas rosas.

Supuse que en apenas unos instantes se aparecería ella desde el pasillo a molestarme porque había llegado tarde. Y comenzaríamos a discutir, y volvería a irme de casa. Sin embargo, no escuché el "¿Richie?", así que dejé ahí los pedazos de vidrio y comencé a caminar a la habitación, despacio.

  Antes de entrar en el pasillo, la puerta principal se abrió.

—¿En dónde estabas, Richie?

  Volteé y alcé las cejas, apenas.

—¿En dónde estabas tú?

—Salí a caminar; me harté de esperarte.

—¿Por qué me esperabas? —sin notarlo, arrastré las dos primeras palabras, por lo que intentar disimular el alcohol en mi sistema ya era imposible.

—Me asusté... es todo. ¿Estuviste tomando? —ladeé la cabeza algo apenado y apoyé la espalda contra el umbral al pasillo.

—Lo siento... de nuevo.

—¿Puedes caminar bien?

—Claro... ven, vamos a la cam... —quise seguir hablando, pero un quejido de su parte se hizo dueño de la sala al notar que, en su camino hacia mi posición, había pisado las flores y el vaso que minutos antes acababa de romper.

  Estúpidas rosas.

—¿No pudiste levantarlo?

—Carajo... Traeré algo... —No, no estaba completamente fuera de mí mismo como para no diferenciar gasas y desinfectante. Comencé a caminar por el pasillo hasta el baño y busqué lo que necesitaba.

  Al volver, Valerie se había sentado sobre la mesa, por lo que esquivé los vidrios y me senté junto a ella.

—En serio... lo siento —murmuré mientras me encargaba de su pie, no era mucho el daño.

—¿Por qué te disculpas exactamente? ¿Por tomar, por no volver a casa, o por romper un florero de vidrio y dejarlo en el suelo? —soltó una risa animada, creí que estaba enojada en verdad.

—Las tres, Val... ¿Por qué estabas descalza?

—No, Richie —interrumpe—, lo que quiero saber es si estás bien —su tono tomó un aire algo autoritario y habiendo terminado con las heridas alcé la mirada.

—¿Acaso no eres tú la que trae una venda?

—Hablo en serio, Sambora. No pido explicaciones de por qué sales a veces en la noche, tomas hasta no dar más y vuelves en la madrugada sin poder mantenerte en pie, pero sí quiero saber si estás bien... o si haces todo eso justamente porque te pasa algo... —solté un resoplido accidental y desvié la mirada. Odiaba ese tema, pero ella se veía realmente interesada.

—Aún no supero la costumbre, es sólo eso. Lo siento... y te juro que lo cambiaré. No volveré a salir así de casa y... no beberé — volvió a interrumpirme.

—Cariño, somos adultos, no preferiría que dejaras de hacer eso por simple capricho, nada más me preocupo por ti.

—Sí... —susurré mientras me acomodaba de pie entre sus piernas y acariciaba sus brazos— ¿Pero también es porque preferirías abrazar a tu novio al dormir, quizá?- sonreí apenas y ella volvió a reír, gracias a Dios, o... o a mi suerte.

—Quizá. No hay muchas probabilidades de que así sea. Por cierto, novio —incluso sentí cómo su tono de voz cambió a uno más animado y burlón—, cuando tu cabecita esté más consciente, necesito hablarte de algo.

—Puedes decirme ahora... —bajé las manos a sus antebrazos en un roce ligero, e inevitablemente presté atención a que su piel acababa de erizarse.

—No puedo decirte ahora; no es cosa que se repita.

—Entonces la recordaré.

—No, Rich; vamos a la cama.

¿Puedes caminar bien? —soltó una clase de risita sin gracia y se bajó de ahí, para tomar mi brazo y empezar a conducirme a la habitación.

—Te prometo que no volveré a beber... —de acuerdo, no era por ser insistente, pero por un par de tragos y una carga de culpa, esto es lo que se obtiene. Besé su cabeza y ella me miró divertida, aún sin soltar mi brazo.

—Mañana hablaremos de eso.

—Y lamento no haber juntado las horribles rosas.

—Mañana juntaremos eso. Y, hombre, ¿dices que jamás te han gustado? ¿Entonces por qué me dejas ponerlas?

—Porque te veo tan centrada al llenar ese estúpido vaso -que no sé porqué no compras un florero-, que es lo único que visualizo al ver las flores, a pesar de que sean horribles.

  Volteó y sonrió para luego besar el lateral de mi cabeza y seguir conduciéndonos al cuarto.

_______
12-12-21

Supernova Mannequin - One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora