Más allá de esos ojos azules "Rivarmin"

Warm

El camino a casa en el coche fué más rápido de lo que Jean esperaba, quería seguir viendo cómo Armin dormía tranquilo en el hombro de Levi.

Lo que no quería ver era cómo este último le lanzaba miradas de odio cada vez que lo notaba viéndolos a ellos y no a la carretera.

Tampoco deseaba ver la mirada tan tranquila de su antiguo capitán mientras este abrazaba al último comandante del escuadrón de reconocimiento, tampoco el beso que dejó en la frente de su amigo.

A Jean le estaban carcomiendo los celos.

Y no era el único que tenía una tormenta en su mirada.

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Levi calló durante todo el recorrido a casa.

¿Qué era esto que sentía?

Pensaba que en cualquier momento el chico que reposaba en su hombro se alejaría de el por sentir tanto calor.

Sentía que en cualquier momento le saldrían llamas del cuerpo.

Y es que la calidez que sentía en su pecho iba en aumento con el paso de los minutos.

Se atrevió a darle un beso en la frente.

Como recompensa recibió una sonrisa dormilona y en quejido complacido.

Estrechó más el agarre con el que sostenía a Armin.

Recibió dos miradas femeninas que lo aprobaban.

Y otras dos miradas que le recordaron el campo de batalla.

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Despierto por una mano que me daba pequeños golpecitos en el hombro.

Alzando la mirada me encuentro con la ahora prolija cicatriz de Levi.

Evito sonrojarme por pensar que he dormido por primera vez en su hombro.

- Es hora de bajar del coche, rebelde dormilón - me explicó Levi - Gaby y Falco ya están haciendo sus maletas, se irán por unos días a visitar a Reiner, Jean se los llevará.

Oh.

La triste y penosa realidad me golpea otra vez.

Y debe haberse visto reflejado en mí cara.

Pues Levi me ofrece una pequeña sonrisa.

- Me han contado, que es lo que siempre hacen... Alejarse por un tiempo.

Tuvo que negar con la cabeza rápidamente.

- ¡Eso ya no es necesario! - explico - lamento que tengas que ver esto, ¡voy a estar bien!

- ¿Enserio estarás bien? - me pregunta elevando una ceja.

Su escrutinio me hace bajar la mirada apenado.

- Enserio lamento que hayas tenido que ver eso - recargando mi frente en su hombro - no he tenido una crisis cómo esa desde que me fuí de la isla.

Los finos dedos de Levi elevan mí cabeza.

- ¿Alguna razón por la cual lo lamentas? - su mirada atravesaba la mía - sé valiente Arlet, te escapaste de mí mientras te gritaba que volvieras, eso ya es tener coraje - su sonrisa contagió la mía - estamos viviendo juntos muchacho, yo también aún no superó cosas, puedo contarte si lo deseas.

-¿Cuando?- le pregunto curioso eh intrigado, su frente pegada a la mía- tal vez esta noche, sin interrupciones, cuando seas capaz de contarme tus pesadillas... Sin temblar.

Un escalofrío cruzó mi cuerpo al sentír sus leves caricias en mí mejilla.

Iba a reprocharle que era por el frío pero Jean nos interrumpió abriendo la puerta a mi lado.

- Lamento interrumpir, enserio - me explicó, ofreciendome una mano- pero debo llevar a los chicos antes de que sea muy tarde.

Esos malditos ojos de cachorro arrepentido.

Suspirando acepte su ayuda.

Su mano encontrándose con la mía.

Sus brazos encontrándose con los míos, fundiéndose en un abrazo que era necesario.

Suspiré cuando sentí que mis pies ya no estaban en tierra, Jean podía ser un maldito arrogante e idiota, pero sabia que su corazón no tenía muchas barreras cuando de nosotros se trataba.

-Armin sabes que yo...- tartamudeó cuando nos separamos- Sabes que necesito disculparme contigo y-.

-Entonces- lo interrumpí- ¿qué tal si llevas a los chicos primero a casa de Reiner y te quedas a dormir en una de las habitaciones de Mikasa? ¿Se hacía tarde no?... Podemos conversarlo mañana.

Un mohín se hizo presente en su cara al verse descubierto.

Asintió y me dirigí en dirección a Mikasa, que estaba en el marco de la puerta principal esperándome con los brazos abiertos.

Mientras la abrazaba a ella y a Gaby, pude escuchar un quejido y blasfemias de Jean, seguido de las carcajadas de Falco.

-¡No era necesaria la patada capitán!- Jean daba saltitos en un pié tratando de apoyarse en Falco- Armin no le ayudes, ya puede caminar y patearnos cuando se le da la gana - se quejó molesto.

Levi ya estaba a mí lado despidiendo a Mikasa y a Gaby.

Mikasa los acompañaría para excusar la repentina visita.

Jean y Mikasa no estarían con nosotros hasta el otro día.

Cuando observé el coche partir, Levi ya había ingresado a nuestra casa y el atardecer estaba apunto de comenzar.

La calidez del anaranjado no estaba solo en el cielo.

Sino que acompaña los fuertes latidos de mi corazón, cuando ví a Levi manchado de los fuertes tonos que traspasaban la ventana de la sala de estár.

Esperándome.