Capítulo 14

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Ese bastardo está loco.

Jodidamente loco.

Preferir a una tipa como esa antes que a Deku. Dejar de lado a ese chico por ella.

Está mal, absolutamente mal. Seguro ya no le quedan neuronas.

¿Qué tiene de interesante? Me cae mal. Ni siquiera le veo lo "adorable".

¿Pero han visto a Deku? Es tan malditamente adorable y hermoso que podría matarme con su dulzura. Cada vez que sonríe, el mundo a su alrededor parece iluminarse.

Cada una de sus expresiones es un tesoro, desde la asustadiza por las películas de terror que lo hacen temblar, hasta la enfadada porque accidentalmente perdí uno de sus dibujos. Recuerdo la vez que me miró con esos ojos verdes chispeantes, frunciendo el ceño mientras sus mejillas se sonrojaban de indignación. Era imposible no querer abrazarlo en ese momento.

Es absurdo pensar que Deku no podría ser el ser más invaluablemente precioso. Su risa es una melodía que se queda resonando en mi cabeza, y su voz, tan suave, siempre me calma cuando me siento al borde de explotar.

Y tener en mente que puede ser solo eso, belleza, es un pecado atroz. Tiene la sensibilidad a flor de piel, y se niega rotundamente a permitir que alguien se sienta mal en su presencia. No le importa esconder que sufre mientras su sonrisa haga feliz a otra persona. Es como si llevara el peso del mundo en sus hombros, pero nunca lo muestra.

No hay día en el que no piense en cosas de verdadera importancia, las de su noble corazón. Se preocupa por todos, incluso por los que no lo merecen. Es tan astuto e inteligente que incluso ayuda a los idiotas que tengo por amigos, aún cuando a él ni siquiera le dan un repaso o una clase de lo que están viendo. Se sienta en la esquina, su mirada atenta y brillante, buscando siempre maneras de hacer la vida más fácil a los demás.

Entonces, ¿es que ella puede llegarle a su nivel? Sé que por odio a ese maldito no pienso con claridad y le transmito a ella todo el mal por el dolor de Deku. Tal vez sea tan noble como él. Quizá es igual de amable.

Pero la verdad es que, al mirarla, no puedo evitar sentir que no tiene comparación. Nunca podría sostenerle la mirada a Deku, con toda su bondad y ternura. La idea de que alguien más pudiera ocupar su lugar me revuelve las entrañas.

Sin embargo, jamás podría siquiera compararse en algo con Deku. Nunca. Ni en mil años. La forma en que se preocupa por los demás, su entrega, su dedicación, son cosas que no se pueden falsificar. Y ese bastardo que ni siquiera tuvo la decencia de hacer las cosas bien, no lo entendió.

Porque por más que los sentimientos cambien, una persona tiene claro cuando otra es incomparable. Las pequeñas cosas que hacen a Deku único: sus risas, sus susurros, esas miradas llenas de esperanza. ¿Cómo es posible que alguien no pueda verlo?

Mhm.

Pienso que, de algún modo, todo esto que viene a mi mente sobre Izuku y todas sus facetas, la ansia de atesorarlo por siempre, simplemente se ate al hecho de que me gusta.

Sí, indudablemente, me gusta.

Es un hecho que se ha ido afianzando en mí, como una verdad ineludible. No puedo evitarlo. Cada vez que lo veo, mi corazón late más rápido, y esa sensación de celos y posesividad me inunda. Quiero que esté a mi lado, quiero que sepa lo que siento, que lo que hay entre nosotros es más que una simple amistad.

Pero también tengo miedo. Miedo a que, al abrirme, arruine lo que ya tenemos. Y eso sería aún más insoportable que perderlo a él en primer lugar.

Así que aquí estoy, atrapado en este torbellino de emociones, esperando que, de alguna manera, este enredo en mi mente y en mi corazón se resuelva. Y mientras tanto, solo puedo observarlo y preguntarme si alguna vez tendrá la claridad para ver lo que realmente es: un verdadero tesoro.

Rain (Katsudeku) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora