Rain (Katsudeku)

Capítulo 16

Me gusta, ¿qué importa lo demás?
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Izuku

Vi.

A.

Kacchan.

Con.

Una.

Erección.

El rojo no quiere desaparecer de mi rostro. ¿Por qué me tuve que avergonzar? Es normal. Se supone que es normal, ¿No? Qué una persona se exite de vez en cuando. No debería ser tan complicado.

¡No entiendo porque me afecta tanto!

Tal vez sea tu mente de virgen, Izuku. Esto es demasiado para ti.

Mi consciencia tiene razón. Es demasiado para un virgen como yo.

De todos modos, eso ya no importa, porque no tengo la valentía necesaria para ver a Kacchan a los ojos luego de ver cómo... eso, estaba ahí, visible através de su pijama.

Y, tengo que decirlo, era un bulto demasiado grande. ¿Cómo es que siquiera puede ser así? No lo puedo creer.

De inmediato me doy un golpe en la mejilla. No puedo pensar sobre eso o lo malo vendrá a mi nuevamente.

Debería salir y pedirle disculpas. Si. No debí ver eso. Qué vergüenza.

Al instante en el que decido disculparme, me arrepiento.

Kacchan probablemente no quiera que me disculpe. Quizá pretenda que esto jamás pasó, después de todo, puede incomodarle.

Efectivamente, me parece un motivo razonable. Fingire que no vi nada y todo seguirá normal en nuestras vidas.

———

Nada siguió normal en nuestras vidas.

Llevo tres días sin ver a Kacchan. Desde esa... situación, se va antes que yo y llega cuando estoy durmiendo. Ni siquiera sabría que viene a casa de no ser porque escucho sus gritos hacia Denki y Hanta antes de irse nuevamente.

Ni siquiera en la universidad lo he visto, y no dejo de pensar que seguramente, lo incomode.

Ugh. Soy un tonto.

—No te mortifiques, por amor al cielo —replica Denki, levantando la mirada de su cuaderno al escuchar mis suspiros—. Katsuki sigue avergonzado, no es culpa tuya. Es la de él por imaginar cosas sucias con... Con nadie en específico, solo imaginarlas —rie nerviosamente.

—No me gusta que me evite —murmuro—. O que no lo pueda ver. Tal vez si debí pedirle disculpas.

—¿Por qué ibas a pedirle disculpas?

—Por verlo...

Rueda los ojos. —Nadie puede culpar a nadie por mirar. Además, no es novedad que lo veas. Siempre lo estás mirando, incluso cuando sale del baño en la mañana y está apenas despierto poniéndose una camiseta.

El rojo se apodera de mi rostro, ¡porque fui descubierto!

Si, bueno, es cierto que miro un poco a Kacchan. No se puede negar que es muy guapo. Y lindo. Tiene un rostro hermoso. Es fatídicamente increíble la belleza que recorre su ser completamente y yo soy un artista, vivo por la belleza que hay en cada cosa.

¡No me pueden pedir que no mire!

Aunque de igual manera sigo sintiéndome culpable.

—Eso no es verdad —miento, desviando la mirada.

—Eijiro me dijo que cuando mientes, miras a otro lado y tú nariz se arruga. Es bastante cierto, Izu —rie.

—Yo no miento.