18. Sensaciones, Recuerdos, y Locura.

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Me gustaría decir que a partir de ahora todo lo que hacía era genial, y que todo me salía fácil, sin necesidad de esforzarme. Que la espada ahora era parte de mi cuerpo, y que la armadura era como una segunda capa de piel...

Pero no es así.

Puedo decirles, con total certeza, que entrenar con la armadura puesta, no es nada fácil. Después de un rato esquivando los ataques de Logan, – que debo decir es bastante rápido y en muchas ocasiones estuvo a punto de cortarme la cabeza – de correr sin parar, y de tratar de evitar ver a los otros mestizos que descansaban en la orilla del lago sin camiseta –palabra clave tratar-, estaba totalmente exhausta.

Empecé a darme cuenta de que todo lo que había hecho hasta ahora era por instinto, y que muchas de las cosas que hice – que para mí eran bastantes impresionantes y difíciles– otros semidioses lo hacían tan comúnmente como respirar.

Las Cazadoras siempre estaban alrededor del campamento, solo se quedaban a dormir y comer. Todos los días a la mañana iba a la escuela, y ni bien salíamos íbamos al campamento, entrenaba hasta que mis piernas parecían gelatina, y por las noches volvía a mi casa, y escuchaba el sermón de mi mamá, aunque a medida que pasaban los días comenzaron a hacerse más cortos, hasta que solo recibía una severa mirada, aunque no sé si eso es mejor o peor.

Logan estaba conmigo prácticamente todo el día, y habíamos llegado a una especie de acuerdo. Él en su espacio, y yo en el mío.

 

-          Ha pasado mucho tiempo desde que lo viste, está revolucionando el inframundo llamando a los fantasmas constantemente, ¿y me dices que no intervenga?

Estaba cansada de repetirlo. Estábamos sentados a la orilla del Río Estigio, él generalmente venía a visitarme, me pedía consejo sobre qué hacer con él. Maldito fuera por no comprender algo tan simple como es el hecho de que solamente necesita un abrazo y un simple "Todo estará bien". Malditos fueran los dioses por no cuidar a sus hijos como se merecen.

-          Es un niño asustado, él solo quiere una familia, tal vez si no fueras tan duro con él no estaría causándote problemas. – dije, irritada. ¿Es que no lo entiende?

-          Bueno... pero ya sabes que lo mio no son los niños... o los vivos para variar. Creo que tantos años aquí abajo me han afectado.

-          Si, pero bien que interactuabas con nuestra madre, ¿no?

-          No hables de Maria así. Sigue siendo tu madre.

-          Solo trata de comprender, está tratando de vivir en un mundo de fantasía. ¿Sabes lo que fue para un niño de 12 años entender que el mundo en el que vivía en realidad no era al que pertenecía? ¿Qué era un semidios? Además de que tiene que lidiar con otros conflictos internos, y no me tiene ahí para cuidar de él. Necesita hablar con alguien. No seas duro, él también es tu hijo. Me gustaría que...

De repente me vi a mi misma flotando en el aire, y aparecí en la superficie. Sabia que estaba tratando de contactarme, y que tarde o temprano lo lograría, floté hacia el largo agujero en donde se encontraba mi ofrenda. Alcé mis brazos, espantando a los espectros. Me arrodillé sobre el borde, y comencé a beber de la fosa. Después de no poder comer, ni beber, ni respirar en todo caso... No voy a rechazar una ofrenda.

Seguía escuchando los cánticos que me habían invocado, sabía que todos estaban ahí. Levanté la mirada, y me encontré directamente con unos muy conocidos ojos...

-          Hola, Percy

-          Bianca...

Desperté agitada. Nunca había tenido un sueño tan... real.

Dos Vidas - Los Peligros de ser semidiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora