Di vueltas por el Campamento durante un buen rato, estaba increíblemente enojada. Ahora iba a parecer una… rara, por no haberle dado una ofrenda a un Dios o en mi caso “Padre abandónico”. Cuando me fui me estaban viendo con una mezcla de horror, admiración y como si fuera un fenómeno. Si lo piensan bien, ¡SON ELLOS LOS QUE TIRAN SU COMIDA AL FUEGO COMO UNA OFRENDA! Y después me dicen que yo estoy loca. Entré al campo de entrenamientos, que estaba vacío, porque todos estaban comiendo. Y recorrí todo el lugar, hasta que me vi parada frente a una diana. Al lado mío un Arco y flechas. Nunca se me había cruzado por la cabeza que en algún momento de mi vida estaría en un campamento, con un montón de semidioses, y considerando usar armas. Pero bueno, no todo en la vida es normal… o cuerdo. Agarré el arco. Se sentían bien. Incluso mejor que la espada. Era cómodo, como si ya lo hubiera usado antes. Pero eso no era posible. Coloqué la flecha en el Arco. Ni siquiera sabía si estaba bien puesta. Apunté, no sabía cómo sabía apuntar, pero da igual. Tiré. Alcanzó uno de los círculos más cercanos al centro.
¿Cómo hice eso? Ni me pregunten. Tal vez la diana tenía patas y se movió. En este lugar todo es posible…
Coloqué otra flecha, y volví a disparar. También le acerté, esta vez un poco más cerca del centro. Volví a intentarlo, hasta que alcanzó el centro absoluto. A partir de ahí, todas las flechas que tiraba daban en el centro.
Era… increíble. No sabía cómo era que lograba hacer todo esto. Es como si ya lo hubiera vivido. Como si todo esto fuera algo de mi vida cotidiana, pero a la vez no… ¿Se entiende? Es como si una parte de mi cerebro me dijera que si, que esta era mi vida, y la otra me gritara que saliera corriendo, que llame a un manicomio y que los encierre a todos. Todo esto era lo que rondaba por mi cabeza mientras sin descanso tiraba flechas.
- Impresionante – dijo una voz a mis espaldas. Logan. Él era otra de las razones que me confundían constantemente.
- Gracias. Todavía no sé muy bien cómo funcionan… - me di la vuelta, y ahí estaba. Mirándome desde las sombras.
- Aunque parece que se te da muy bien –dijo. – Tal vez seas hija de Apolo.
- O tal vez sea hija de mi madre y otro hombre… mortal, como ustedes le dicen.
- Yo no estaría tan seguro de eso. – dijo, acercándose, demasiado. Casi nos rozábamos, me pregunté por un instante si iba a abrazarme, o… a besarme, pero tomó el arco que estaba entre mis manos, y se alejó. Miró la diana y apuntó.
- ¿Y por qué? – dije curiosa.
- Porque sos demasiado especial para ser una mortal. Sos… algo fuera de este mundo. – dijo. Tiró. La flecha estaba junto a las mías, en el centro.
Tiene razón. – dijo una voz en mi cabeza.
- ¿Qué? – dije
- ¿Eh? – dijo Logan.
- Nada, creí que habías dicho algo.
- Bueno, da igual. Eh… creo que deberías tratar de pasar un poco desapercibida.
- ¿Por qué?
- Porque hay algunas personas que están comenzando a tenerte miedo. Antes si alguien hablaba mal de los Dioses, bajaba un rayo y los quemaba. Poco a poco esa costumbre se les fue yendo a los Dioses, pero tienen el poder, y a nosotros no nos gusta jugar con eso. Es solo una sugerencia.
- Pero creo que se dan cuenta que a mí no me importan los Dioses, por lo menos no son mis Dioses. Y si alguno allá arriba tiene un problema que baje y lo arreglamos, pero a mí no me convencen con sus truquitos de intimidación. Admito que hay algunos Dioses que… son bastante geniales. Pero no soy tonta, leí bastante sobre… este tema. Y en todos los mitos siempre los Dioses se la llevan de arriba y los mortales o semidioses la terminan pagando.
- ¿Estás segura que tenes dislexia?
- La última vez que me fijé sí. Pero no hace mucho me hicieron el examen, pero no importa… Lo que todavía no entiendo es… si los Dioses los han dejado de lado siempre, los envían a misiones prácticamente suicidas, ¿por qué los siguen ayudando? Son ellos los que los necesitan, no ustedes. Todos dependen de ustedes.
Cuidado de lo que hablas Vita, no todos los Dioses son así. No olvides que ellos escuchan, siempre escuchan, cuidado de lo que hablas. – dijo esa voz, nuevamente. Ya como que me estaba acostumbrando a tenerla en mi cabeza, pero también me preocupaba bastante.
- En serio sos espacial – murmuró él. Acercándose a mí.
- Lo dijo el hijo de una Diosa. – dije, sarcástica. Me estaba poniendo nerviosa, él estaba muy… cerca. Pero no de una manera intimidante, sino más… íntimo. Lo vi inclinarse lentamente, como pidiéndome permiso. No soy del tipo de chica que se besa con alguien cuando lo conoce desde hace poco, pero… No podía negarme a esos brillantes ojos. Pero de nuevo, me vi interrumpida…
Tenes que alejarte de él. No te olvides Vita. No podes enamorarte…
Esa voz… Esa odiosa voz… que aunque no sabía de donde venía… Sentía en lo más profundo de mi corazón… que tenía razón. Por lo que me alejé corriendo, dejando a Logan en el campo de entrenamientos, solo, y mirándome con ojos confundidos.
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Bueno... Ahora se comienza a poner interesante la cosa... Muajajajajajajajajajajaja Vita debe huir... ¿Por qué? ¿Alguien siquiera lo sabe? Ni ella misma. Pero tiene un destino. Una vida que enfrentar... Y recuerdos que recuperar... (siempre quise decir eso)
Lamento mucho la tardanza en subir, por lo general subo más seguido, pero mi hermoso hermano *Notese el sarcásmo* me quitó mi computadora y no tenía manera de subir un capitulo...
Quería avisarles que muy pronto la novela va a cambiar de portada, y de nombre. Para que no se asusten si en sus bibliotecas aparece con otro nombre (Solo aviso) Se va a llamar "Dos Vidas - Los Peligros de Ser Semidiosa"
Y decidí que el segundo libro se va a llamar Sacrificio.
Respondan estas preguntas: ¿Les gustaría que haya un triángulo amoroso? ¿Les gustaría que hiciera algún capitulo desde otro punto de vista?
Diganme qué opinan. Voten y Comenten!!!
Cuando leí los comentarios del capitulo anterior me puse muy contenta!!!! Me encanta que les haya gustado la novela.
Goodbye Ladys!
- Agustina G. Ivanovich.
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Dos Vidas - Los Peligros de ser semidiosa
FantasyVita es una típica chica que vivía en Washington. Su vida era totalmente normal. Hasta que a su madre la ascienden en su trabajo y deben mudarse a Long Island. La única y verdadera habilidad de Vita, era pasar desapercibida, pero la llegada de un c...