1. El chico de ojos verdes.

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Hacía rato que había notado al chico de pelo negro y ojos verdes mirarme. Me sentía rara. Es decir, no es muy común en mi vida que un chico de… su clase se fije en mí. Yo era lo más normal que podías cruzarte en la calle.

Era bastante apuesto, pero llamaba demasiado la atención. Yo prefería los más tranquilos.

Era mi primer día de clases en la escuela nueva. Nos habíamos mudado de una pequeña ciudad de Washington. Fue una sorpresa para todos, mi madre había llegado un día de la nada diciendo que lo habían ascendido y que nos íbamos a mudar a Nueva York, y… bueno, aquí estoy. Mis hermanos y padrastro habían estado tan contentos, pero yo no. Era empezar todo de nuevo, perfil bajo, no llamar la atención, intentar tener buenas calificaciones… Todo el numerito.

Pero la verdad que aunque me esfuerce no me salía ser buena estudiante, me costaba, y bueno… ¿Cómo no? Tengo Trastorno Hiperactivo por Déficit de atención (THDA) y dislexia… ¿Hermoso paquete, no?

Y para mi desgracia todos los chicos “malos” siempre se metían conmigo, porque soy una chica de perfil bajo, pero lo que no saben es que si tengo que patearle el tuje* a alguien, con gusto lo hago. Aunque soy una chica que suele meterse en problemas…

En fin… El chico seguía mirándome. Me atrasé un poco en el recorrido que nos estaban dando por la escuela para todos los nuevos. Quería ver si me vigilaba a mí, o al grupo en general.

Pero a medida que las personas se iban, y yo me quedaba, el chico se quedaba conmigo. Cuando todos ya estaban más o menos lejos, me di vuelta con intención de encararlo, pero él ya estaba en frente de mí.

-     ¿Quién sos? – pregunté. No soy de las que dan vueltas. Soy bastante directa.

-     Me dicen de muchas maneras, pero podes llamarme Percy. ¿Cómo te llamas?

-     Mi nombre no te interesa – Está bien, era demasiado directa-  ¿Por qué me estas siguiendo?

-     ¿Quién dijo que te estuviera siguiendo? – me dijo, con una sonrisita de lado. Esa sonrisa tenía por todos lados la palabra “problemas”

-   Mira amigo, no soy tonta. Te estuve viendo también. Yo no me como el “no te estaba viendo, solo te parece” Así que, ¿Mi padrastro te mandó a vigilarme? ¿Qué queres de mí? ¿Por qué un chico… de tu edad necesita estar en una orientación de nivel de tercero?

-    ¡Wow! Esas son muchas preguntas. ¿Qué tal si empezamos por decirme tu nombre?

-     Vita. No respondiste mis preguntas.

-     Está bien, lo voy a intentar. Eh… No me mandó tu padrastro, de hecho, no la conozco. Y… ¿Me repetirías el resto de las preguntas?

-     ¿Qué queres de mí?

-       Ayudarte – respondió, parecía sincero, pero mi padre también parecía sincero cuando me dijo que volvería esa mañana antes de salir, e irse y no volver. Pero sé que no es verdad.

-     Mentira. Decime la verdad o… - me vi interrumpida por el sonido de pasos, bueno, en realidad sonaba algo así… Paso golpe, paso, golpe, paso, golpe…

-   ¡Percy! ¿Qué estas…? – dijo un chico con muletas, casi gritando.

-    ¿Se perdieron? – dijo una chica rubia mientras se acercaba a nosotros. Era bastante bonita, pero era como si la viera empañada. Algo raro había detrás de ella.

-            N-No – dijo Grover, de repente muy nervioso, miraba para todos lados. Le dio una mirada a Percy que a mí no me pasó desapercibida.

-            ¿Los puedo ayudar en algo?- dijo ella mirando a Percy y a Grover. Como ignorándome. Nada nuevo.

-            No, estamos bien.

-            ¿Me acompañarían a un lugar, chicos? – dijo con una sonrisa “encantadora”, que a mí me parecía forzada.  – Por favor, es solo un segundo –

-            Estábamos a punto de…

-            Por favor – dijo la chica. Su voz tenía algo extraño. Ella los miraba a ellos, y me daba la espalda, era como si no estuviera allí. Percy miraba con cara de confundido, y sostenía en su mano un bolígrafo dorado.

-            No creo que sea lo más conveniente… – comencé a decir, pero antes de que pudiera terminar la oración Grover caminaba con la chica, arrastrando a Percy de la manga. Y como yo me había perdido el resto de la visita guiada y no sabía a donde iba, me fui con ellos.

Fuimos hasta una de las aulas más alejadas de todas. Algo andaba mal. La chica entró y espero a que nosotros llegáramos. Cuando ingresamos cerró la puerta. Con llave. Oh, oh.

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¡Hola! Quería presentarme y dejarles este primer capitulo. Mi nombre es Agustina y esta es la primera novela que publico acá en la página, aunque no es la primera que escribo.

Les pido a todas las personas que la lean, que no se queden en silencio, ¡por favor voten! Porque siento que estoy publicando para nadie, aunque en realidad lo hago por pura satisfacción mía. Pero es lindo ver que votan y comentan

¡¡Por favor voten y comenten!!

-Agustina G. Ivanovich

Dos Vidas - Los Peligros de ser semidiosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora