Está en el agua

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08/05/1999

Habitación 108. A través de la mirilla, la cabeza crece con los ojos desbordados y verdosos. Como el moho que se expande sobre las rocas. Como mucosidad infecciosa eyaculada en tu cara. Encogido sobre la cama, sudas, sacudiéndote. La piel arde; el hoyo en la vena, el calambre en tu oído izquierdo que siempre te coge por sorpresa, incluso si te viola en repetidas ocasiones. Dios está en la Biblia, desnudo. Tú lo has mutilado, por eso ya no te escucha. O finge no hacerlo. Mueres de frío y de una fiebre sin precedentes. La luz azulada ilumina el sofá rojo. Una y otra vez, en espiral, la sangre entre tus dedos. La culpa cae en gotera. El golpe constante sobre un cubo de metal, es la pesadilla que te atormenta. Ella también está aquí; en el cielo, en tus venas, en la televisión bailando con su estola de plumas fucsia y sus ojos de aspiradora que te succionan. Las manchas en el techo avanzan hacia ti, lo compruebas con nerviosismo, la distancia de tus uñas y el largo de las garras hacia arriba.

Nadie acude, incluso si gritas, porque estás drogado. Eres un yonqui de mierda. Nadie vendrá a rescatarte. Nadie vendrá a cantarte nanas sobre el mar en este motel de quinta repleto de lacras como tú. Ni tu madre rota en pedazos en la fotografía de tu cartera. Ni tu padre que crece como bestia verde cada vez que lo recuerdas. Ni Mane, ni Don David, ni la última prostituta que te la chupó. Estás solo. Estás perdido. Estás desahuciado. Sólo ella sabe encontrarte, a pesar del agua. Sólo ella, con su cuerpo muerto. Y mojado. Tan frío, en su abrazo. Sólo ella ríe montada en tu cama, y te habla de amor. Tú gritas, horrorizado.

Eres un fracasado, un pervertido, un asesino, un desperdicio de aire y de espacio.

Muere. Mierda. Cobarde hijo de puta.

Grita ante su mirada inyectada en sangre.

[Nota de autora: Este capítulo es muy cool y muy oportuno. Tengo al tope los efectos de la vacuna contra el COVID. Me siento súper mal, y he redactado así este fragmento. La fiebre, los calambres, son reales. 😭]