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06/05/1999 

En este atardecer de tormenta, de vez en cuando, miras con nerviosismo a través de la ventana. Agradeces las cortinas que te ocultan como sombra. Nena las ha colocado pensando en ti, desde el último incidente. Entonces no has retornado a verle más que un par de veces. Extrañamente, tus manos sudan. Tú, la gran Vampira ¿estás nerviosa? Incluso si no hace frío, ni tampoco ha caído la niebla, una tromba azota la costa. Lo dijo el pronóstico. Que la población debía permanecer en casa. Justo por eso escogieron el día de hoy para la huida. De todas tus pertenencias, apenas llevas una maleta pequeña, tu arma. El agua cae a borbotones desde el cielo. Los relámpagos son parpadeos siniestros que generan angustia en tu mirada vigilante. Nena ha ido por él, en un último intento. La ingenuidad de Nenúfar, de vez en cuando, te genera jaqueca. Das vueltas por la sala, retornas a la ventana y repites el ciclo, fiera enjaulada. ¿No son estos suelos donde te asaltaron sin imposibilidad de defensa? Nena, Nena, Nena... por ella bajas la guardia, incluso si deberías permanecer en vilo con mayor intensidad. Esperas el rechazo de la flor azul. En verdad anhelas nunca más volverle a ver, pero... si acaso retorna a su lado, no habrá remedio. No sólo deberás cuidar tu trasero, sino el de otros dos inútiles. Prioridades las habrá siempre. Primero tú, luego Nena, y al final el colado. Thelma y Louise sólo eran dos ¿por qué incluir otra más? Tomas aire, un suspiro azul. Te encoges ante la violencia del agua contra los cristales, su sonido hipnotizante. No debes, no puedes permanecer mucho tiempo aquí. No es seguro. ¡¿Por qué mierda tarda tanto?! Giras, giras alrededor de la mesita, cuando un movimiento lejano en la ventana llama tu atención.

Debido a la tempestad, apenas puedes distinguir la imagen deslavada entre gotas que escurren sin fin. Una sombra negra de espaldas carga entre sus brazos a otra, azul. ¿Es un objeto? ¿O una persona? Aborda el bote de Nena, en medio de la precipitación. ¿Serán ellos? No, Jacinto no es tan delgado... ¿o sí? Pero ese cabello largo... podría ser un pescador, cualquiera. Lo observas alejarse. Y nada más. Te cuestionas si deberías salir o... cuando Nena llegue, le contarás. No deja de ser extraño. Tras minutos que parecen eternos, decides asomarte. Abres la puerta, recibiendo de cuerpo entero la ráfaga mojada de viento; te empuja, te cierra los ojos, niño pequeño que perdió en este juego de gangsters. La sombra se ha subido a un auto. Se marcha. Por algún motivo, un negro presentimiento asalta tus nervios. Esta tormenta que inunda las calles, este cielo inmortal que se burla de tus balas ¿por qué hoy no te mira con amabilidad?


[Nota de autora: mucho ojo con esta fecha. Es la más importante de todas.]

Está en el aguaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora