VENENO (+18) [Completo]

Ocho: Todo se fue a la...

8. Todo se fue a la...
 

Sus labios eran como dulce néctar llenando cada sentido de mi maldita cabeza y de mi cuerpo, lo peor era que me había aferrado a la idea de olvidarlo, pero en el fondo volver a sentirlo cerca y probar nuevamente sus besos se sentía como el primer momento, todas las emociones que causó en mi siendo un torbellino de emociones que me entorpecían la mente.

¿Dignidad?

No, la Paula fuerte que había enfrentado a Hassan con la cabeza en alto se evaporó volviéndose la Paula que tanto me avergonzaba; la que prefería mendingar amor y se rendía a las caricias venenosas y falsas de este hombre.

Me mataba lentamente, saber que estaba con ella, pero complaciéndome con dulces mimos que comenzaban a alimentar esa falta ilusión haciéndome creer que yo le importaba y que podía quererme tanto como yo lo hacía con él.

Sus manos fueron a mi cintura descendiendo lentamente acariciando mi silueta con lentitud; adorándome, así me hacía sentir como si fuera la única en el mundo. Se detuvo en mi trasero aferrándome contra él y me alzó haciéndome sentar en la encimera con un gemido débil, amaba la forma en la que me tocaba, era todo lo que podía querer, no me había imaginado nuestra conexión, él sentía lo mismo que yo, o al menos eso quería pensar...

Envolví mis piernas alrededor de sus caderas, nuestros pechos chocando y nuestras bocas devorándose lentamente.

Definitivamente extrañaba tanto esto... cuando creí que nunca más lo volvería a ver fue como si me hubieran arrancado una parte de mi corazón, saber que me evitaba era la parte mas amarga porque me sentía completamente estúpida disfrutando de una ilusión, porque estaba muy segura de que esto no era real... pero se sentía completamente real.

Sus labios fueron a mi cuello mientras una de sus manos se deslizó por mi abdomen introduciéndose entro de mi pantalón haciéndome echar la cabeza hacia atrás, lo escuché murmurar al en árabe y fue como un dardo de fuego directo a mi corazón.

Maldición, amaba cuando hablaba en árabe.

—¿Qué dijiste? —susurré en un gemido cuando comenzó a acariciar directamente mi feminidad.

—Amo tu humedad, baby —susurró—, siempre estás lista para mí.

Sus labios volvieron a besarme, un beso lleno de pasión, intensidad y furor, que causó que todo mi cuerpo se estremeciera en un fuerte cosquilleo, cuando comenzó a acelerar sus movimientos, comencé a mover mis caderas a su ritmo buscando que el placer se intensificara cuando de repente escuché pasos acercarse, como el golpeteo al que estaba acostumbrada cuando alguien bajaba las escaleras, Gato paró las orejas también escuchando lo mismo que yo.

—Viene alguien—susurré, maldición estaba tan cerca de llegar...

Hassan se separó de mí saliendo de la cocina tan rápido como la luz y yo apenas tuve tiempo de bajarme de la encimera y acomodarme la ropa cuando alcé la vista y vi quien había entrado.

Mi hermana.
 

 
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