Veintidós: Malditas decepciones

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22. Malditas decepciones.

Hoy Doble capitulo (1/2)

 ****

Estaba en shock, retrocediendo y saliendo de ahí tan rápido que casi tropecé con mis propios pies, ninguno de los dos se dio cuenta de mi presencia, probablemente por estar tan borrachos y enrollados en lo suyo. No podía creerlo, no salía de mi asombro, ahora no sabía qué hacer, es decir, sabía un secreto que no debía...

Salí del club necesitando aire fresco, pasando una mano por la parte posterior de mi cuello mientras regularizaba mi respiración, la brisa fría atosigándome, casi la sentía asfixiante, viéndolo desde otro punto de vista, ahora me daba cuenta por qué a Paris no le importó que yo estuviera con Hassan, como se le hizo tan fácil pasar la página y nombrarme su dama de honor, ella era tan infiel como él.

Ambos se merecían porque ninguno de los dos se respetaba.

¿Por qué iban a casarse? No tenía sentido estar con una persona si no le ibas a ser completamente leal, a menos a mi punto de vista el matrimonio era algo importante, era fidelidad, amor, pasión, no apariencias.

No comprendía nada.

No sabía cuánto tiempo había pasado pero las chicas salieron del club con Paris, todas riéndose y de un increíble humor fiestero, yo en cambio aun estaba impactada porque era la única sobria que no le parecía graciosa la situación, sin embargo, no fui capaz de decir nada creo que porque no lo asimilaba.

 Algunas de las chicas se montaron en mi auto y las llevé a su casa, Paris iba de copiloto, fue la primera en quedarse dormida y roncar como toda una osa en invierno, dejé a Miriam para llevarla al final, no para tenerla a solas, sino que su hotel quedaba más cerca de mi casa y así no tendría que dar tantas vueltas.

Ella iba tecleando en su teléfono, y no quería que la pelea que tuvimos creara una especie de muro maléfico entre ambas, después de todo, solo nos veríamos hasta la boda que era pasado mañana.  

—Oye Miriam —comencé— perdón por...

—No me interesa nada que ver contigo, perra —me interrumpió evidentemente ebria, molesta y altanera.

Mi poca disposición por querer llevárnosla bien se esfumó tan rápido como llegó.

A la mierda.

Frené el auto cuando estábamos a una cuadra de su hotel.

—Bájate. —exigí.

—¿Cómo vas a hacer que me baje aquí? —dijo ofendida— ¡Llevo tacones!

—Que te bajes de mi puto carro, bruja. —grité tal vez demasiado fuerte, pero no me importaba, ya en este punto no tenia tolerancia con las brujas que querían pisotearme y tratarme mal.

Ella soltó un gruñido sabiendo que estaba en desventaja y se bajó de mala gana, cerrando con fuerza la puerta, arranqué observando por el retrovisor como ella comenzaba a caminar tambaleante y sonreí de satisfacción.

Sí, estaba siendo malvada, pero no me arrepentía de nada.

 Cuando pasé frente al hotel mis ojos pararon en el hombre en la puerta, no es que estuviera pendiente de hombres lindos, pero mi mirada parecía detectar a George en todos lados, él estaba en la entrada del hotel donde se hospedaba Miriam...

 ¿Qué hacía ahí?

Me detuve unos carros más adelante y estacioné presa de mis impulsos, la curiosidad y los celos carcomiéndome porque habían llegado de viaje y lo primero que hizo fue venir a esperar a Miriam.

VENENO (+18) [Completo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora