7.

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Para sorpresa de Jimin, el contrato que le hizo llegar Jeon JungKook a su casa no se lo trajo un mensajero, sino el propio Jung Hoseok. El gerente se mostró tan entusiasta como el lo recordaba, con una expresión cálida y amistosa y una sincera sonrisa. Su pulcro aspecto impresionó sobremanera a EunJin, y Jimin tuvo que reprimir una sonrisa al ver cómo la doncella lo inspeccionaba a conciencia y con todo descaro. Estaba seguro de que EunJin no pasó por alto un solo detalle, desde el cabello rubio hasta las punteras de sus relucientes zapatos negros.

EunJin, con gran teatralidad, condujo a Hoseok a la salita, mostrando la deferencia que habría prestado a una visita de la realeza.

Ante la invitación de Jimin, Hoseok tomó asiento en una silla cercana y abrió la cartera de cuero marrón que llevaba a un costado.

—Su contrato —dijo, extrayendo un gran fajo de papeles, el cual agitó con gesto triunfante—. Lo único que falta es que usted lo lea y lo firme.

Sonrió como si pidiera disculpas cuando Jimin tomó el grueso contrato con expresión de sorpresa.

—Nunca he visto un contrato tan extenso —dijo en tono irónico—.Esto es obra de mi abogado, sin duda.

—Después de que su amigo el señor Choi terminó con todos los detalles y estipulaciones, resultó un documento inusualmente concienzudo.

—Lo leeré sin demora. Si todo está bien, lo firmaré y lo devolveré mañana por la mañana.

Lo dejó a un lado. Estaba sorprendido por la emoción que sentía, emoción que no había esperado sentir ante la perspectiva de escribir para un sinvergüenza como Jeon JungKook.

—Debo transmitirle un mensaje personal del señor Jeon-dijo Hoseok, cuyos ojos brillaron tras sus impolutas gafas—. Me ha dicho que le diga que se siente herido por su falta de confianza en él.

Jimin se echó a reír.

—Es tan digno de confianza como una serpiente. En lo relativo a los contratos, no pienso dejar un solo detalle sin concretar, o de lo contrario se tomaría alguna ventaja.

—¡Pero señorito Park! —Hoseok parecía asombrado—. Si es ésa la verdadera impresión que tiene usted del señor Jeon, puedo asegurarle que se equivoca. Es un hombre estupendo. Si usted supiera...

—¿Si supiera qué? —preguntó Jimin, enarcando una ceja—.Vamos, señor Jung, dígame qué es lo que encuentra tan admirable en Jeon. Le aseguro que su reputación no le hace ningún favor, y aunque es cierto que posee un cierto encanto escurridizo y astuto, hasta el momento no he detectado signos de personalidad ni de conciencia. Siento curiosidad por saber por qué opina usted que es un hombre estupendo.

—Bueno, le concedo que el señor Jeon es exigente, pero siempre es justo, y recompensa de forma muy generosa el trabajo bien hecho. Tiene un poco de mal genio, debo admitirlo, pero también es bastante razonable. De hecho, tiene mejor corazón de lo que a la gente le gusta creer. Por ejemplo, si uno de sus empleados enferma durante un período de tiempo prolongado, el señor Jeon se encarga de garantizar que su puesto de trabajo le esté esperando cuando regrese. Y eso es más de lo que hacen muchos patrones.

—Usted lo conoce desde hace algún tiempo —dijo Jimin con un deje interrogativo en la voz.

—Sí, desde que íbamos a la escuela. Al graduarnos, unos cuantos chicos y yo vinimos con él a Seúl cuando nos dijo que tenía la intención de convertirse en editor.

—¿También compartían el mismo interés por el negocio editorial?—inquirió Jimin en tono escéptico. Hoseok se encogió de hombros.

—No importaba de qué negocio se tratara. Si Jeon nos hubiera dicho que quería ser jefe de los muelles, carnicero o pescadero aun así habría querido trabajar para él. Si no fuera por el señor Jeon, todos llevaríamos una vida muy distinta. De hecho, pocos de nosotros continuaríamos vivos de no ser por él.

𝙄𝙍𝙍𝙀𝙎𝙄𝙎𝙏𝙄𝘽𝙇𝙀; 𝙆𝙊𝙊𝙆𝙈𝙄𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora