8.

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—Este pasaje ha de ser eliminado.

El largo dedo de JungKook señalaba una de las páginas que tenía ante sí, sentado en su escritorio.

Jimin se acercó y miró por encima de su hombro entornando los ojos para ver los párrafos que él le indicaba.

—Por supuesto que no. Sirve para explicar el carácter del protagonista.

—Ralentiza el ritmo del relato —replicó él, tajante, al tiempo que cogía una pluma y se preparaba para trazar una línea que tachara la página culpable—. Como le he recordado esta misma mañana, señorito Park, esto es una novela por entregas. El ritmo lo es todo.

—¿Para usted el ritmo está por encima del desarrollo de los personajes?—preguntó el acalorado, arrebatándole la página antes de que él pudiera marcarla.

—Créame, cuenta usted con otro centenar de párrafos que ilustran el personaje de su protagonista —le dijo JungKook levantándose de la silla y yendo tras el, que se alejó llevándose consigo la página en cuestión—. Y ése, en particular, sobra.

—Tiene una importancia crucial para la historia —insistió Jimin aferrando el papel con gesto protector.

JungKook luchó para evitar una sonrisa al mirarlo, tan adorablemente seguro de sí mismo, tan bonito, tan espléndido y asertivo. Aquélla era la primera mañana que dedicaban a revisar el libro y, hasta el momento, para JungKook había sido una actividad de lo más placentera. Estaba resultando ser una tarea bastante fácil lo de dar forma a la novela de Jimin para convertirla en una publicación por entregas. El rubio había accedido a realizar casi todos los cambios que él le había sugerido, y se había mostrado receptivo a sus ideas. Algunos de sus autores eran tan tercos respecto a su propio trabajo, que uno creería estar sugiriendo cambiar un fragmento de la Biblia. Con Jimin resultaba fácil trabajar, ya que no tenía grandes pretensiones acerca de sí mismo ni de su obra. De hecho era bastante modesto en lo que se refería a su talento, hasta el grado de parecer sorprendido e incómodo cuando él lo elogiaba.

El argumento de la historia giraba en torno a un hombre joven que intentaba vivir en estricta concordancia con las normas sociales, pero que no lograba aceptar el rígido confinamiento de lo que se consideraba la decencia. Cometía fatales errores en su vida privada-juegos de azar, tomar un amante fuera del matrimonio, tener un hijo sin estar casado— todo por culpa de su deseo de conseguir la huidiza felicidad que ansiaba en secreto. Con el tiempo, terminó de manera sórdida, falleciendo de una enfermedad venérea, si bien estaba claro que su muerte se la habían causado tanto la falta de salud como las duras recriminaciones sociales.

Lo que fascinaba a JungKook era que Jimin, como autor que era de la obra, se negase a adoptar una postura determinada respecto a la conducta del protagonista pues ni lo aplaudía ni lo condenaba. Aun así, a todas luces simpatizaba con el personaje, y JungKook sospechaba que la rebeldía interior del protagonista era el reflejo de una parte de lo que sentía el propio Jimin.

Aunque JungKook se había ofrecido a ir a ver a Jimin a su casa para hablar de las necesarias revisiones, el rubio prefirió reunirse con él en las oficinas de la editorial. Sin duda, debido a lo que había sucedido entre ellos en su casa, pensó JungKook con una agradable sensación de hormigueo al recordarlo. Una leve sonrisa tiró de sus labios al imaginar que, con toda probabilidad, Jimin creía estar más a salvo de sus insinuaciones ahí que en su propia casa.

—Deme esa página —le dijo, divertido por el modo en que el había huido—. Hay que suprimirla Jimin.

—Se queda como está —contraatacó el, lanzando una rápida mirada por encima del hombro para cerciorarse de que JungKook no lo estaba acorralando contra un rincón.

𝙄𝙍𝙍𝙀𝙎𝙄𝙎𝙏𝙄𝘽𝙇𝙀; 𝙆𝙊𝙊𝙆𝙈𝙄𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora