Venimos a cantar villancicos,
Entre las hojas tan verdes;
Venimos paseando,
Qué gusto da veros,
Os deseamos amor y dicha,
Y también una feliz Navidad...Jimin de pie en el umbral, sonreía temblando de frío mientras EunJin, Juwon y el escuchaban a los pequeños cantar el villancico delante de la puerta. El pequeño grupo de niños y niñas, media docena en total, iba desgranando la melodía con sus trinos, envueltos en bufandas y gorros de lana que casi les tapaban la cara por completo; sólo se les veía la punta enrojecida de la nariz y las nubecillas blancas que formaba su aliento.
Cuando acabaron la canción, sosteniendo la última nota el máximo tiempo posible, Jimin y los criados les agradecieron la interpretación con vivos aplausos.
-Aquí tenéis.—dijo el rubio entregando una moneda al niño más alto de todos.—¿Cuántas casas tenéis pensado visitar hoy?
El muchacho respondió:
-Hemos pensado llamar a otra más, y después nos iremos a casa, para la cena de Navidad.
Jimin sonrió a los pequeños, dos de los cuales golpeaban el suelo con los pies para aliviar sus entumecidos dedos. Eran muchos los niños que, como aquéllos, cantaban villancicos por la calle el día de Navidad para sacar algún dinero extra para la familia.
—Pues entonces —dijo el rubio, hurgando en el bolsillo de su pantalón en busca de otra moneda— tomad esto y marchaos a casa enseguida. Hace demasiado frío para que estéis fuera.
—Gracias —dijo el muchacho encantado, seguido por un coro de agradecimientos de sus camaradas—. ¡Feliz Navidad, Señorito Jimin!
Los chicos se apresuraron a bajar los escalones de la puerta y echaron a correr, como si temieran que el cambiara de opinión.
—Señorito Jimin, no debería regalar así el dinero —lo reprendió EunJin, entrando tras el y cerrando la puerta para impedir que se colara una ráfaga de frío viento—. A esos chicos no les pasará nada por estar ahí fuera un rato más.
Jimin rió y se ciñó un poco más el abrigo.
—No me regañes, EunJin. Hoy es Navidad. Vamos, hay que darse prisa, pronto llegará el carro del señor Jeon a recogerme.
Mientras Jimin tenía pensado asistir a la fiesta de Navidad en casa del señor Jeon, EunJin, Juwon y la cocinera, Suzy, celebrarían la ocasión en otra parte, junto a sus amistades. Al día siguiente, conocido como Boxing Day, porque era cuando se regalaban monedas a los pobres y cajas llenas de ropa usada y otros utensilios, Jimin y sus criados se desplazarían para pasar una semana de vacaciones en casa de su hermano Taemin.
A Jimin le alegraba pensar que iba a ver a sus familiares al día siguiente, pero estaba muy contento de pasar aquel día aquí. Qué agradable le resultaba hacer algo diferente aquel año. Se sentía realmente dichoso de que, a partir de entonces, sus familiares no siempre fueran a estar tan seguros de lo que cabía esperar de el. "¿Jimin no va a venir?.—le parecía oír exclamar a su arisca tía abuela—.Pero si siempre viene en Navidad, pues no tiene familia propia. ¿Y quién va a preparar el ponche?"
En lugar de eso, estaría cenando y bailando con Jeon JungKook. Tal vez incluso le permitiera darle un beso bajo una ramita de muérdago.
—Bueno, JungKook—murmuró, lleno de ilusión—, vamos a ver qué nos depara a ambos este día de Navidad.
Después de darse un lujoso baño caliente, se enfundó una bata y se sentó frente a la chimenea de su dormitorio. Estuvo peinándose el cabello para después acomodarlo hacia atrás de forma que su frente quedara al descubierto. Después, con ayuda de EunJin, se puso un traje de seda color guindo. Como concesión al frío, se echó encima un abrigo negro. Y por primera vez, decidió dejar sus anteojos en casa.

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𝙄𝙍𝙍𝙀𝙎𝙄𝙎𝙏𝙄𝘽𝙇𝙀; 𝙆𝙊𝙊𝙆𝙈𝙄𝙉
FanficSoltero y todavía virgen, el novelista Park Jimin no está dispuesto a recibir su trigésimo cumpleaños sin haber hecho el amor. Cuando Jeon JungKook llama a su puerta, cree que se trata del regalo que se ha hecho a sí mismo: un hombre contratado para...