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A JungKook siempre le había gustado Kim SeokJin, pues reconocía que tenían en común el hecho de ser dos almas endurecidas que habían conseguido ser alguien en un mundo que ofrecía pocas oportunidades a los que provenían de baja cuna.
Los dos habían descubierto muy temprano en la vida que las oportunidades eran algo que uno mismo tenía que saber buscarse. El hecho de comprenderlo, junto a una pizca de suerte en momentos puntuales, les había permitido alcanzar el éxito en sus respectivas actividades; él en el mundo editorial y su amigo en el campo de la prostitución.

Aunque Jin había empezado haciendo la calle, y sin duda se le había dado muy bien, había llegado con rapidez a la conclusión de que la amenaza que suponían las enfermedades, la violencia y el envejecimiento prematuro no eran para el.
Encontró un protector que poseía el dinero suficiente como para financiarle la compra de una pequeña casa, y a partir de ahí creó el burdel de más éxito.

La casa de Jin era administrada con inteligencia y a un alto nivel. Había escogido y formado a sus chicas y chicos con mucho esmero. Se aseguró de que se les tratase como artículos de lujo, alta calidad que se ofrecía a precios astronómicos, y no faltaban caballeros y damas dispuestos a pagar sus servicios.

Aunque JungKook apreciaba la belleza de las chicas y chicos que trabajaban en el elegante edificio de ladrillo, con seis columnas blancas en la fachada y diez balcones en la parte de atrás, además de los lujosos salones y dormitorios interiores, no había aceptado la oferta de Jin de pasar una noche gratis con uno de ellos. No le interesaba pasar la noche con nadie a cambio de dinero. Le gustaba conquistar el favor de una persona, disfrutaba del arte del coqueteo y la seducción y, por encima de todo, no podía resistirse a los retos.

Habían transcurrido casi dos años desde que acudió con SeokJin con la oferta de que escribiese un libro acerca de las andanzas que habían tenido lugar en el interior de su burdel, así como del misterioso pasado del propio dueño. A Jin le gustó la idea, pues pensó que una publicación así ayudaría a su negocio y mejoraría su reputación como la persona de más éxito en la ciudad. Además, sentía un justificado orgullo de que había conseguido y no le avergonzaba alardear.

Así que con la ayuda de uno de los autores de JungKook, escribió unas memorias plagadas de buen humor y malvadas revelaciones. El libro alcanzó un éxito que sobrepasó las expectativas más ambiciosas de ambos y aportó un flujo de dinero y publicidad que enseguida lanzó el establecimiento de Jin hasta un nivel de fama internacional.

Jeon JungKook y Kim SeokJin se hicieron amigos, pues cada uno gozaba así de la oportunidad de hablar con total sinceridad. En compañía de Jin, JungKook podía dejar a un lado todas las florituras sociales que solían impedir a la gente hablar abiertamente entre sí. Al pelinegro se le ocurrió la divertida idea de que la única persona con la que podía hablar con semejante libertad, a parte de Jin, era Park Jimin. Resultaba curioso, pero aquel chico soltero y Jin hablaban del mismo modo directo y refrescante.

Aunque la jornada de Jin estaba siempre saturada de citas, y JungKook se había presentado de manera inesperada lo condujeron sin demora a la salita de recepción particular del dueño. Tal como había sospechado Jin había previsto aquella visita. JungKook se debatió entre la diversión y la irritación al verlo elegantemente tumbado en la suntuosa sala.

Al igual que el resto de la casa, la salita había sido diseñada para favorecer su color de pelo. Las paredes estaban forradas de brocado verde; los muebles, con una pátina dorada, tenían una tapicería de terciopelo de suaves tonos dorados y esmeraldas, contra la cual su cabellera castaña relucía.

Jin era un hombre alto, elegante y delgado dotado de un rostro anguloso y una nariz perfecta pero poseía un estilo tan notable y tanta seguridad en sí mismo que con frecuencia los demás afirmaban que era toda una belleza. Su cualidad más destacada era el sincero aprecio que sentía por los hombres.

𝙄𝙍𝙍𝙀𝙎𝙄𝙎𝙏𝙄𝘽𝙇𝙀; 𝙆𝙊𝙊𝙆𝙈𝙄𝙉 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora