—¡Taemin! —exclamó Jimin sin poder creérselo. Cruzó a la carrera el pequeño vestíbulo de entrada, donde aguardaba su hermano mayor—. Podrías haberme dicho que pensabas venir a verme, lo habría dispuesto todo.
—Simplemente deseaba saber si estabas vivo o muerto.—repuso Taemin con actitud, haciendo reír a Jimin.
Si bien Taemin era entrometido y mandon por naturaleza, también era un hermano cariñoso con un fuerte instinto de protección. A menudo había sido el portavoz de la familia acerca del inaceptable comportamiento de Jimin. Fue Taemin el que protestó con más energía cuando Jimin se convirtió en novelista y se trasladó a Seúl. Siempre llegaban cartas de el, repletas de consejos que a Jimin le divertían sobremanera, pues le recomendaba que se mantuviera ojo avizor respecto a las tentaciones de la vida en la ciudad. Tal vez Taemin no se habría sorprendido si se hubiera enterado de que, de hecho, Jimin se había atrevido a alquilar un gigoló para su cumpleaños. Al parecer, su hermano mayor reconocía como pocas personas la vena temeraria que afloraba de vez en cuando en el carácter de Jimin.
-Estoy muy vivo.—dijo Jimin con entusiasmo—. Pero muy ocupado.—Lanzó una mirada a su hermano acompañada de una sonrisa de afecto-. Te veo muy bien, Taemin.
Durante años, Taemin había conservado la misma figura. Se aferró las manos de su hermano y se separó un poco de el para inspeccionarlo de pies a cabeza.
—Temía que estuvieses enfermo. Ésa era la única razón que se me ocurría para explicar tu insistencia en no acudir.
—¿No se te ocurrió ningún otro motivo? —replicó Jimin riendo, y acto seguido acompañó a su hermano al interior de la casa.
Taemin compuso una mueca de ironía.
—Explícame por qué me he visto obligado a venir a verte aquí, en lugar de recibirte en mi casa. Después de evitar a la familia en Navidad, habías prometido venir a vernos en enero. Ya estamos a mediados de febrero y aún no habíamos tenido noticias tuyas. Y no me vengas con tonterías como que estás sobrecargado de trabajo; tú siempre estás ocupado y eso nunca te ha impedido venir.
Se desprendió de su gorro de viaje.
—Siento que te hayas tomado tantas molestias —respondió Jimin en tono contrito al tiempo que recogía el sombrero y el abrigo a juego de su hermano—. Pero estoy encantado de que estés aquí.
Colocó las prendas sin prisas en el perchero de madera situado junto a la entrada, y se cercioró de que quedasen bien sujetas de los ganchos con punta de porcelana.
—Ven conmigo a la salita —lo instó—. No has podido escoger mejor momento, porque acabo de preparar el té. ¿Qué tal está por allá? ¿Has tenido alguna dificultad...?
—¿Dónde están los criados? —lo interrumpió Taemin con aire suspicaz al entrar con el en la salita decorada en colores crema y azul.
—EunJin ha ido al mercado con la cocinera, Suzy, y Juwon han ido a la tienda de vinos.
—Perfecto. Así podremos disfrutar de un poco de intimidad mientras me explicas lo sucedido.
—¿Por qué crees que ha sucedido algo? —replicó Jimin, esquivándolo con habilidad—. Te aseguro que las cosas han seguido su lento curso como siempre.
—Se te da muy mal mentir —le informó Taemin serenamente, tomando asiento en el diván—. Jimin, debo recordarte que no estamos tan lejos. Nos enteramos de lo que ocurre aquí, y nos han llegado rumores que te conciernen a ti y a cierto caballero.
—¿Rumores? —Jimin lo observó con sorpresa y horror.
—Y tienes un aspecto distinto.
—¿Distinto? —En su repentina consternación, Jimin no pudo hacer otra cosa que sonrojarse debido al sentimiento de culpa y a repetir como un loro lo que decía su hermano.

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𝙄𝙍𝙍𝙀𝙎𝙄𝙎𝙏𝙄𝘽𝙇𝙀; 𝙆𝙊𝙊𝙆𝙈𝙄𝙉
FanfictionSoltero y todavía virgen, el novelista Park Jimin no está dispuesto a recibir su trigésimo cumpleaños sin haber hecho el amor. Cuando Jeon JungKook llama a su puerta, cree que se trata del regalo que se ha hecho a sí mismo: un hombre contratado para...