Capítulo 20: Triunfo doloroso

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Aún me sorprende la suerte que tuve al encontrarme a Kageyama mientras buscaba a Tooru

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Aún me sorprende la suerte que tuve al encontrarme a Kageyama mientras buscaba a Tooru. Estaba sentado, moviendo las piernas, mirando hacia la puerta del baño. Intente hablarle, pero el enano que salta alto se interpuso... Aunque luego salió corriendo, lo que me pareció muy extraño, pero me dio tiempo de intentar disculparme con mi alma gemela.

Kageyama no me quiso escuchar, y de pronto aparecieron su capitán y su libero. Ambos me enviaron miradas de odio, no es que pueda culparlos...

Después de ese encuentro, no se me hizo fácil concentrarme en los partidos. Una palabra seguía rondando en mi cabeza, y no podía sacarla. "Príncipe"... así llamó el libero a Kageyama. No es un mal apodo, es lindo, y... se nota que se lo pusieron por el cariño que le tienen... un cariño que yo debería haberle dado...

Cuando el entrenador anunció que la semi final sería entre Karasuno y nosotros, no pude evitar sentir una terrible opresión en mi pecho. Tooru parecía estar bien, mientras que Kindaichi me miraba con preocupación, y Kunimi mantenía sus emociones imperturbables.

A penas entrar a la cancha, encerré mis inseguridades muy profundo y me concentré en el juego. Ganamos... pero no me siento feliz...

Al volver a casa, vimos a algunos miembros de Karasuno caminando por la otra vereda. Kageyama era uno de ellos, y su expresión era de completa desolación. Quería llamarlo, pero... ¿qué hubiera podido decirle?

Uno cree que ganar es lo mejor, sin embargo... a veces... ganar... es muy doloroso...

En el momento en que el entrenador nos dijo que el partido siguiente sería contra Karasuno, mi corazón comenzó a latir muy fuerte

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En el momento en que el entrenador nos dijo que el partido siguiente sería contra Karasuno, mi corazón comenzó a latir muy fuerte. Quería volver a ver a Kageyama... quería saludarlo... hablar con él... pero no hice ninguna de esas cosas.

Ni bien entramos al gimnasio, inspire hondo y aparte mis emociones para poder concentrarme en el juego. Aun así, voltee disimuladamente en cada descanso, y ver a mi alma gemela animar a los jugadores de su equipo me dejo un sabor amargo en la boca. ¿Por qué tenía que animarlos a ellos? ¿Por qué no a mí?... Ah, sí. Porque yo fui el idiota que lo rechazo y alejo...

El pitido que declaraba el final del partido sonó, y me vi envuelto en los gritos alegres de mi equipo por ganar. Abrace eufórico a Iwaizumi-san y Akira... y luego voltee a ver el otro lado de la cancha...

Amor SilenciosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora