Kageyama Tobio fue rechazado por sus cuatro almas gemelas en su primer año en Kitagawa Daiichi. Seguido de eso, estuvo involucrado en un accidente y dejo Miyagi sin que nadie lo supiera.
Tres años después, él regresa con sus padres, listo para come...
Realmente estuve esperando la reunión en casa de Kenma-san con ansias. Decidimos que el sábado, después del entrenamiento matutino, Daichi-sempai y yo nos encontraríamos en la terminal con Ushijima-san para tomar un tren a Tokio. De allí tendriamos cuatro horas de viaje, y Kenma-san y Akaashi-san nos esperarian en la parada del transporte para que fueramos a almorzar a algún lado.
Siendo alguien que no disfruta mucho de ir sin hacer nada en ninguna clase de transporte público, me llevé un par de libros y mangas para leer... y debo decir que fueron muy útiles porque mis dos compañeros de viaje no encontraban ningun tema para hablar y el silencio era incomodo. Cansado de eso, saque un libro y ambos se interesaron. ¿Cómo termine pasando las cuatro horas en tren? Leyendo un libro, mientras Daichi-sempai leía otro y Ushijima-san se entretenia con los mangas que, al parecer, Tendou-san también disfruta.
Apenas los altavoces anunciaron que estabamos llegando a nuestro destino, mis compañeros me devolvieron mis libros y yo los guarde en mi mochila. Bajamos en la parada con tranquilidad y nos recibieron mis dos setters de segundo año, favoritos.
-Bienvenidos. -Akaashi-san nos saludo.
-Hola. -Kenma-san lo siguió, casi sin mirarnos. - ¿Tuvieron un buen viaje? –
-Sí, Kageyama nos salvó del aburrimiento con sus libros. -Daichi-sempai comento.
-Sus mangas también me gustaron. -Ushijima-san aporto.
-Oh, tendrás que prestarmelos luego, Kageyama-kun. -Akaashi-san me sonrió. -Amo los libros. –
-Y yo los mangas. -Kenma-san indicó. -De todas formas, deben tener tanta hambre como nosotros, vamos a buscar un lugar para comer. –
Seguimos a Kenma-san y Akaashi-san por las calles de Tokio y escuchamos todo lo que planearon para este fin de semana. Visitar un parque de diversiones, un arcade... también mencionaron una exposición de obras de arte y un café de gatos... ¡Como me voy a divertir!
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El restaurante en el que entramos me pareció algo... costoso y refinado. Nos sentamos en una mesa y un mozo muy bien vestido nos trajo el menu.
"Kenma-san, ¿este lugar no es un poco... demasiado lujoso?" Cuestione con lenguaje de señas.
-No te preocupes por eso, soy yo quien invita. -Me respondió encogiendose de hombros.
"No, no lo digo por el dinero. Al menos no por mí." Explique. A mis padres no les falta en absoluto nada de dinero.
-Estos platillos son demasiado caros... -Escuche a Daichi-sempai murmurar, y justo después, Kenma-san lo golpeó en la cabeza con el menu. - ¡Auch! -
-No pienses en eso, yo voy a pagar, no tú. -Le replico. -Elije lo que más te guste sin mirar el costo. –
Daichi-sempai se volteó hacia mí en busca de ayuda, pero me encogí de hombros. No voy a contradecir a Kenma-san si eso significa ligar un golpe... Además, si él no puede pagar, yo sí.
