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Zayn abrió los ojos de par en par, incrédulo, al ver a los cachorritos sonrosados y todavía sin pelo que se retorcían en el suelo. Eran recién nacidos, lo más seguro es que todavía no hubiesen cumplido siquiera un día.
―¿Qué vamos a hacer con ellos? ―preguntó con los ojos como platos.

―¿Llevarlos en los bolsillos? ―contestó Liam.

En total eran cinco cachorros. Metieron a uno en cada bolsillo y Liam acunó al último entre las manos. Zayn distinguió a la madre ladrándoles a ambos por molestar a sus pequeños.

Se dirigieron hacia el agujero de la pared con los cachorritos retorciéndose en sus bolsillos mientras las paredes del granero empezaban a temblar.
Liam examinó sin dejar de andar los daños que estaba provocando la lluvia en todo lo que había dentro, y comprendió que lo más seguro es que todo acabase destrozado, tanto las cajas con los álbumes de fotografías de su padre como las fotografías de un Zayn adolescente y el equipo envejecido que quizás tuviese algún valor para los coleccionistas. La idea le rompía el corazón. Ya había llevado antes una de las cajas hasta la casa, pero todavía quedaban tres más repletas de los álbumes de su padre. No podía soportar perder todos aquellos recuerdos tan preciosos.
Ignoró su buen juicio y volvió corriendo hacia donde había encontrado la montaña de cajas. Sabía que dentro había una mezcla de las imágenes de Zayn y de su padre, y la de encima del todo resultó estar llena de álbumes de su padre. Colocó al cachorro sobre la caja y la levantó.

―¡liam!―le gritó Zayn ―, ¿qué estás haciendo? ¡Tenemos que salir de aquí antes de que este lugar se derrumbe!

―Ya voy ―respondió―. Pero no quiero dejarlas.

Intentó buscar una manera de cargar con otra caja, probando a colocarla debajo de la que ya llevaba en brazos y sujetar la de abajo mientras apoyaba la barbilla en la de arriba, pero era demasiado pesado y complicado. Le iba a resultar imposible salvar el resto de las cajas.

Zayn se acercó y dejó a la perra en el suelo, atándola con una correa improvisada con un poco de cuerda antes de levantar las otras dos cajas llenas de fotografías familiares de Liam . Ahora ya tenían las tres cajas restantes con las fotografías de su padre, pero ni una con las de Zayn.

―¿Y las tuyas? ―exclamó.

―Las tuyas son más importantes ―respondió Zayn estoico.

―Sólo para mí ―replicó Liam ―. ¿Pero y...?

El granero emitió un crujido aterrador antes de que pudiese acabar la frase.
―Venga ―dijo Zayn ―. Tenemos que irnos.

Liam no tuvo oportunidad de protestar; Zayn ya estaba saliendo a la carrera del edificio, con los brazos llenos de sus preciadas fotografías familiares y sacrificando las suyas propias al hacerlo. Su entrega lo emocionó, y no pudo evitar preguntarse por qué estaría dándole prioridad de aquel modo a sus necesidades antes que a las suyas propias.

Se agacharon, cruzaron el agujero de la pared y la lluvia volvió a anotarlos con más fuerza incluso que antes.
Liam casi no podía ni moverse de lo fuerte que era el viento. Luchó contra él, avanzando lentamente por el jardín.
De repente se oyó un estruendo enorme a su espalda. Liam chilló de sorpresa y al mirar tras el vio que el enorme roble que se había erguido en uno de los extremos del terreno había sido arrancado del suelo y había caído sobre el granero. De haber ocurrido un minuto antes, los dos habrían acabado aplastados.

―Eso ha estado demasiado cerca para mi gusto ―gritó Zayn ―. Será mejor que volvamos dentro lo más rápido posible.

Cruzaron el terreno y llegaron a la puerta trasera. En cuanto Liam la abrió, el viento la arrancó de los goznes y la mandó volando al otro lado del jardín.
―Deprisa, al salón ―exclamó, cerrando la puerta que separaba la cocina del resto de la casa.

Por Ahora Y Para Siempre [ Ziam ] Adaptación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora