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Con los brazos cargados de la compra, Liam  forcejeó con el coche hasta conseguir dejarlo todo en la camioneta. Ya había llegado la noche de la fiesta. Había recibido veinte confirmaciones de asistencia, y había descubierto que estaba más entusiasmado de ir a ser anfitrion de lo que se había esperado.

Aquella mañana se había despertado bien temprano para meter la ternera en la olla de cocción lenta, y los postres ya estaban hechos, preparados por su propia mano la noche anterior y se habían pasado la noche descansando en la nevera, lo que significaba que en cuanto llegase a casa sólo le faltaría decorar y preparar una opción vegana de risotto una hora antes de que llegasen los invitados.

Sonrió para sí mientras conducía hacia casa, disfrutando de la oportunidad de organizar y planificar. Aquello era algo que se le había negado durante su relación de siete años con Ben.

Aparcó en la entrada, notando al instante que Zayn no estaba en el jardín. Recogió la compra y la llevó dentro, dejándolo en la mesa de la cocina y prestando atención, pero no oyó ni golpes de martillo ni el taladro en ningún lugar de la casa. No era habitual que Zayn no anduviera por allí, pero Liam le quitó importancia y se puso a decorar la casa.

Colocó velas por todas partes, seguidas de flores frescas en jarrones tanto en la mesita del café como en la mesa del comedor, cubriendo las dos salas en las que planeaba alojar la celebración, aunque se aseguró de todos modos de que la cocina estuviese también impoluta. Sabía bien el modo en que la gente tendía a migrar durante aquel tipo de veladas, especialmente si iban en busca de más alcohol. Colgó algunos banderines hechos por el  mismo en la sala de estar, situó un gran cuenco de cristal con flores secas aromáticas en el baño, y dispuso la mesa con la mejor cubertería de plata que tenía, en concreto con las piezas de valor que había conseguido rescatar de entre las montañas de trastos, además de servir vino tinto en los seis preciosos decantadores de vidrio con los que había  dado en uno de los armarios de la cocina.
Movió a los cachorritos al lavadero, en la parte de atrás de la casa, para tener el salón libre para la fiesta. Sus planes era socializar y tomar unos aperitivos en el salón, y después pasar al comedor para la cena.

El reloj tocó las cinco y empezó a preparar el risotto. Al entrar en la cocina la rodeó el olor del asado guiso que llevaba cocinando a fuego lento todo el día, haciéndole la boca agua. Había perdido la costumbre de cocinar durante su tiempo con Ben, ya que él prefería salir a cenar fuera, y ahora estaba disfrutando plenamente del proceso.

Pero veinte personas era mucha gente para la que cocinar, así que calcular correctamente las cantidades y el tiempo era algo estresante, aunque con la amplia cocina y todos sus juguetes a su disposición, no estaba siendo tan malo como se había temido.

Ahora ya sólo se preguntaba por Zayn . Se suponía que iba a ir a ayudarlo a preparar la cena teniendo en cuenta que era el autoproclamado apasionado de la comida, pero no había visto ni rastro de él en ninguna de las ocasiones en las que se había asomado a la ventana, ni en el terreno, ni en la casa de la cochera, que estaba sumida en la oscuridad.

Cuando acabó subió a su dormitorio y se cambió de ropa. Se le hizo extraño arreglarse después de tantos meses sin haberse puesto siquiera un toque de lápiz de ojos, pero aquellos viejos rituales lo complacían. El traje  seleccionado era de un azul eléctrico y le abrazaba la figura, y Liam llevaba unos zapatos a juego y se había puesto como broche final un collar con forma de aro rígido de plata.

Se había transformado por completo, algo que lo hizo reír con ganas.
Eran las 6:45 p.m., así que encendió todas las velas perfumadas para darles tiempo a que el olor se filtrase por la casa, y después le echó otro vistazo al guiso y al risotto.

Por Ahora Y Para Siempre [ Ziam ] Adaptación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora