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Aquella noche, Liam y Zayn reavivaron su relación, olvidando todo el drama del día entre las sábanas y otorgando perdones bajo la forma de caricias y alejando sentimientos heridos a base de besos.

Cuando llegó la mañana, con un brillante sol de verano cuya luz se colaba por entre las cortinas, ambos se despertaron poco a poco.
―Supongo que no voy a poder hacerte el desayuno ―dijo Zayn ―, ahora que la tostadora ha explotado.

Liam gimió y volvió a dejar caer la cabeza sobre la almohada.
―Por favor, no me lo recuerdes.

―Venga ―la animó Zayn ―. Vamos a desayunar a Joe's. ―Salió de un salto de la cama y se puso los vaqueros, tendiéndole después la mano a Liam.

―¿No podemos dormir un poco más? ―contestó el―. Anoche fue de lo más agotador, por si no te acuerdas.

Zayn sacudió la cabeza; parecía tener demasiada energía para la hora que era.
―Creía que querías abrir un hostal ―exclamó―. No podrás quedarte a dormir hasta tarde a menudo cuando seas el anfitrión.

―Razón por la que necesito disfrutar ahora de esos momentos ―dijo Liam.
Zayn lo sacó de la cama y líam chilló entre risas, antes de sentarlo en el taburete que había junto a la cómoda.
―Oh, parece que ya estás en pie de todos modos ―dijo Zayn con una sonrisa de suficiencia―. Puedes aprovechar para vestirte.

En cuanto Liam se hubo vestido, zayn lo llevó a Joe's. Ambos pidieron café y wafles, y después se pusieron a repasar los números de Liam. A éste siempre le había aterrado la posibilidad de acabar en bancarrota, y si de verdad decidía darle una oportunidad al hostal, tendría que invertir todos sus ahorros. Su colchón de tres meses desaparecería por completo. Si aquello salía mal, se quedaría sin nada, y examinar la lista de cosas que tendría que comprar resultaba abrumador.

Desde las cosas absurdamente caras como restaurar la vidriera del salón de baile, como las más baratas, como sustituir la tostadora explosiva; no estaba muy seguro de cómo iba a conseguirlo.
Lanzó el bolígrafo sobre la mesa.
―Es demasiado ―dijo―. Es demasiado caro.

Zayn recogió el bolígrafo y tachó lo más barato de la lista, la tostadora.
―¿Por qué has hecho eso? ―preguntó Liam , frunciendo el ceño.

―Porque en cuanto acabemos de desayunar voy a ir a la tienda de electrodomésticos y te voy a comprar otra ―le contestó.

―No tienes por qué hacerlo.

―Tienes razón. Pero quiero hacerlo.

―zayn... ―le advirtió.

―Tengo ahorros ―replicó él―. Y quiero ayudarte.

―Pero debería vender primero las antigüedades antes de que empieces a hacer sacrificios por mí.

―¿De verdad quieres hacerlo? ―le preguntó Zayn ―. ¿Quieres vender los tesoros de tu padre?

Liam negó con la cabeza.
―No. Tienen demasiado valor sentimental.
.

―Entonces deja que te ayude. ―Le apretó la mano―. No es más que una tostadora.

Sabía que Zayn no podía ser particularmente rico. Aunque la cochera estaba decorada con buen gusto, llevaba viviendo en ella sin pagar alquiler desde hacía veinte años. No había recibido ni un centavo por cuidar de los terrenos de la casa, y lo más seguro es que sólo consiguiera de vez en cuando algunos trabajos esporádicos haciendo arreglos que le permitían pagar la gasolina, la comida y la madera para la estufa. Liam asintió, aun a pesar de que se sentía incómodo a sabiendas de que Zayn iba a gastar dinero de sus ahorros.

―Y nunca se sabe ―continuó Zayn ―. Lo más seguro es que la gente del pueblo pueda ayudar. Mi amigo George ha dicho que vendría a echarle un vistazo a la vidriera para ver qué se puede hacer para restaurarla.

Por Ahora Y Para Siempre [ Ziam ] Adaptación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora