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Pensó en su móvil y en las barras de cobertura vacías, y recordó lo completamente solo que estaba.

―Hay una cabina en la carretera ―dijo Zayn ―. Pero yo no me arriesgaría a salir en mitad de una tormenta. Y, de todas formas, ahora mismo deben de estar cerrados.

―Por supuesto ―respondió el, defraudado y horriblemente perdido.

Zayn  debió de darse cuenta de su incomodidad y desaliento.

―Puedo encenderte la chimenea si quieres ―ofreció, haciendo un gesto hacia el salón. Arqueó las cejas, expectante y casi con timidez, pareciendo de repente más joven.

Liam  quiso protestar, decirle que lo dejara tranquilo en su casa congelada, que aquello era lo que se merecía, pero algo en su interior le hizo dudar. Quizás se debiera a que tener a zayn  en la casa hacía que se sintiera menos solo, menos aislado de la civilización. No había esperado quedarse sin cobertura y sin medios para comunicarse con Amy, y la realidad de tener que pasar su primera noche solo en la casa fría y oscura resultaba abrumadora.

Supuso que Zayn  percibió sus dudas, porque fue hacia el salón antes de que el tuviera oportunidad de decir nada.

Liam  lo siguió, silenciosamente agradecido de que pudiera interpretar la soledad de sus ojos y le hubiese ofrecido quedarse, incluso si era bajo la excusa de encender la chimenea. Encontró a Zayn en el salón, ocupado creando una cuidadosa montaña de yesca, carbón y troncos, y fue alcanzada al instante por el recuerdo de su padre arrodillado frente a la chimenea y prendiendo fuego como un experto, dedicándole tiempo y esmero como si se tratase de una obra de arte.

Liam le había visto encender la chimenea cientos de veces, y era algo que siempre había encontrado agradable. El fuego le resultaba hipnótico y acababa pasándose horas estirado en la alfombra que había delante, observando cómo bailaban las llamas naranjas y rojas, permaneciendo en aquella posición tanto tiempo que el calor al final le irritaba la cara.
La emoción empezó a cerrarle la garganta, amenazando con asfixiarlo. Pensar en su padre, verlo con tanta claridad en su mente a través de los recuerdos, hacía que las   lágrimas que durante tanto tiempo había suprimido le anegaran los ojos.

No quería llorar delante de Zayn , no quería parecer una patética damisela en apuros, así que hizo una bola con todas sus emociones y entró con paso decidido al salón.

―En realidad, sé cómo encender la chimenea ―dijo.

―Ah, ¿sí? ―contestó Zayn , alzando la vista hacia el con una ceja arqueada―. Adelante. ―Le tendió las cerillas.

Liam  las cogió con brusquedad y encendió una, haciendo que la pequeña llama naranja parpadease entre sus dedos. La verdad era que sólo había visto como su padre la encendía; el mismo nunca se había encargado del proceso, pero la imagen era tan vívida en su mente que estaba seguro de que podía hacerlo. Así que se arrodilló y le prendió fuego a la yesca que zayn había colocado en la base de la chimenea. En cuestión de segundos las llamas cobraron fuerza, haciendo ondular el aire de un modo que a Liam le resultó tan reconfortante y nostálgico como todo lo que contenía la gran casa. Se sintió increíblemente orgulloso de sí mismo mientras el fuego crecía, pero el humo, en lugar de desaparecer por el conducto, empezó a acumularse en el salón.

―¡Mierda! ―exclamó cuando empezó a rodearlo.

Zayn se echó a reír.
―Creía que habías dicho que sabías encender la chimenea ―comentó, abriendo el conducto. El humo fue succionado al instante―. Tachán ―añadió con una amplia sonrisa.

Liam  le dirigió una mirada molesta mientras el humo a su alrededor se desvanecía, demasiado orgulloso como para darle las gracias por ofrecerle la ayuda que tan claramente había necesitado. Pero se sentía agradecido de entrar por fin en calor; notó cómo su circulación se reactivaba y la calidez le volvió a los dedos de los pies y a la nariz, y la rigidez de sus manos se suavizó.

Por Ahora Y Para Siempre [ Ziam ] Adaptación.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora