Por Ahora Y Para Siempre [ Ziam ] Adaptación.

16

 
Liam  se despertó con las extremidades entrelazadas con las de Zayn . El sol brillaba con fuerza, consiguiendo que pareciese que la tormenta nunca había tenido lugar, pero Liam  sabía que no había sido así. Habría muchas cosas que arreglar.
Se apartó del agarre de lapa de Zayn y se cubrió con una  tela fina antes de bajar al primer piso para inspeccionar los daños.

Mogsy había tenido un pequeño ataque de pánico en el salón durante la tormenta. Uno de los cojines estaba lleno de mordiscos y el relleno lucía esparcido por toda la habitación. La alfombra también había acabado bastante manchada por la ropa húmeda y llena de barro que tanto Liam  como Zayn  habían tirado al suelo la noche anterior; Liam  sonrió ante el recuerdo de cómo se habían desnudado el uno al otro.

«Bueno, si barro en la alfombra y un cojín mordisqueado es lo único que ha pasado, creo que nos ha ido bastante bien», pensó.

La mayor sorpresa que se llevó fue que Lluvia, el pequeño de la camada, había sobrevivido a la noche y se estaba amamantando feliz. Pero aquello también significaba que ahora tenía a una perra y a cinco cachorros de los que cuidar.
No tenía ni idea de qué iba a hacer con ellos, pero se imaginó que ya se ocuparía del tema más tarde. Primero preparó un poco del pollo que tenía de unas sobras para Mogsy, que debía estar hambrienta, y después se concentró en la casa.

Oyó a Zayn moviéndose en el piso de arriba mientras el continuaba haciendo la ronda por la casa. Estaba pasando por el comedor en dirección al salón de baile cuando oyó los pasos de zayn  resonando a su espalda.

―¿Es grave? ―preguntó éste.
Aunque nunca lo había dicho abiertamente, Liam sabía que, de todas las habitaciones en la casa, el salón de baile era la favorita de Zayn . Era la más grandiosa, la más mágica, y la habitación que los había unido y que había  dado vida a lo que había entre ellos.
Cabía la posibilidad de que, sin el salón de baile, la noche anterior no hubiese llegado a suceder nunca, y pensar que había existido aquella posibilidad se les antojaba espantosa a ambos.

Liam miró dentro, indeciso. Zayn  lo siguió de cerca.
―Parece estar bien ―respondió, pero entonces vio algo destellando en el suelo y se acercó corriendo. Sus sospechas se vieron confirmadas cuando lo recogió y comprobó que era una astilla de cristal―. Oh, no ―exclamó―. El vitral no. ¡Por favor, el vitral no!

Zayn y el retiraron juntos los tablones que cubrían la antigüedad de la ventana, y al hacerlo más trozos de cristal cayeron al suelo, haciéndose pedazos.
―No me lo puedo creer ―gimoteó Liam, a sabiendas de que reemplazarlo sería demasiado caro. Aquello no iba a tener solución.

―Conozco a alguien que quizás pueda ayudar ―dijo Zayn , intentando animarlo.

―¿Gratis? ―preguntó el, de mal humor y sin esperanza.

Zayn  se encogió de hombros.
―A saber. Puede que lo haga simplemente por placer.

Liam  sabía que estaba intentando que se sintiera mejor, pero no podía evitar sentirse al borde de las lágrimas.
―Es mucho trabajo...

―Y la gente de por aquí es buena ―replicó. Le apretó los hombros―. Venga; de todos modos ahora mismo no podemos hacer nada. Deja que te prepare el desayuno.

Lo guió hasta la cocina sin soltarle los hombros, pero ésta también estaba sumida en el caos. Recogieron los objetos dispersos por todo el suelo y Liam encendió la cafetera, agradecido de que el aparato no hubiese sucumbido al mismo destino de estamparse contra el suelo como le había pasado a la tostadora.
―¿Qué te parecen unos gofres? ―le preguntó Zayn.

―Suena bastante bien ―fue su respuesta mientras se sentaba en la mesa―. Pero no tengo gofrera, ¿no?

―Bueno, técnicamente sí que tienes una ―dijo Zayn . Liam  frunció el ceño y empezó a explicarse―: Serena la reservó durante la venta que hicimos. Dijo que vendría a buscarla y pagaría más tarde. No sé si bromeaba o no, pero teniendo en cuenta que no ha vuelto, supongo que en realidad no estaba interesada. ―Se acercó para dejar una taza llena de humeante café solo frente a Liam.