05

198 12 0
                                    

Julián estaba a gusto en su cama, viendo la televisión para matar el tiempo. Ya había hecho todo lo que tenía que hacer antes de pasar a buscar a Mauro a la casa de Ivo.

Cuando empieza a recibir una llamada, era del antes mencionado. Atendió de inmediato, escuchando a su amigo avisando que estaba listo para que pasara por él, y se fueran juntos a su departamento.

Guardó su celular y cargador. Tomó su mochila con ropa que había preparado para unos días. Y al final tomó las llaves de la casa y de su coche.

Al estar en la puerta, la abrió y volteó a ver el lugar para cerciorarse de que no olvidaba nada, y cuando estuvo seguro, aseguró la casa y emprendió camino para buscar a su amigo.

Llegó después de unos veinte o treinta minutos, aparcó y fue hacia la puerta. Tocó el timbre y sólo unos segundos después, ya tenía a su morocho amigo colgándose de su cuello. Muy contento por volver a verlo.

Te extrañé, Julián—habló contra su pecho, cerrando sus ojos y abrazando fuerte a su amigo.

Ivo veía todo desde unos metros con una sonrisa en el rostro y los brazos cruzados. Como si fuese la madre orgullosa de Lombardo.

También te extrañé, amigo—Lo abrazó rodeándolo con sus brazos y así estuvieron unos cuantos segundos. Hasta que Mauro por fin se alejó del contrario y volteó a ver a Ivo.

Gracias por brindarme tu casa, wacho. Sos lo más—Le sonrió y chocaron palmas para atraerlo en un abrazo también.

Cuando quieras, hermano. Vos sabés que estoy siempre para lo que necesites

Mauro tomó sus cosas y se encaminó nuevamente hacia la puerta.

Nos vemos, amigo

Adiós, Mau—Fue detrás de él y se paró justo antes de salir por la puerta—Chao, Juli—Se dirigió a su otro amigo con una cálida sonrisa.

—Nos vemos, Iv—dijo de la misma forma. Y el par de amigos se dirigió al auto. Mientras Ivo cerraba la puerta de su casa.

🫂

Lo extraño más que antes—Mauro y Julián estaban sobre la cama del primero. Rodeados de frituras y distintos bocadillos que habían llevado para pasar un buen rato charlando. Todo lo que no habían charlado desde que no se veían.

Habían estado evitando un poco el tema del otro Mauro, pero Duki no pudo resistirlo más. Ya lo había sacado todo con Ivo pero necesitaba hablarlo más. Liberarse de todo ese dolor.

—Yo también lo extraño, wacho—Habló bajando la mirada—Desearía no haberme alejado tanto. Me siento re culpable—

El mayor estaba acostado mirando a Julián quien estaba sentado contra la cabecera de la cama.

Te entiendo, amigo. Yo hace Banda que no hablo con él, me enteraba de algunas cosas por los pibes pero nada de comunicación, wacho. El amor de mi vida y sin comunicación —Habló triste el tatuado, desviando su mirada al techo. Sintiendo sus ojos humedecer.

Julián suspiró.

Sé cuanto lo amás. Se re notaba cuando estaban juntos—Recordó melancólico—Tenían un brillo especial cuando el otro estaba. Re felices en su mundo. Daban envidia, wacho—Soltó una risita tierna.

Duki lo acompañó con su risita. También pensando en aquellos tiempos. Cerró sus ojos para sentirse más adentro de ellos. Anhelando poder volver a vivir todo eso.

—Desearía volver a esos tiempos

—Cuando él despierte. ¿Qué pensás hacer?—preguntó mirándolo.

Mauro suspiró con pesadez. Muy confundido.

—La verdad es que no lo sé—Se reincorporó y terminó sentado igual que Gonzalo.—Me re he hecho la cabeza con esa duda estos días.—

Julián asintió, quedando en silencio unos segundos.

¿Qué querés hacer vos?

Mauro estuvo varios segundos pensando en eso. Tantos que hasta Julián pensó que no le iba a contestar. Pero al final obtuvo respuesta de su amigo.

Lo que yo quisiera, quitando todo y a todos, es ir a ese hospital, mirar que está bien, ir y abrazarlo por el resto de mi vida—Volvió a acostarse, pero esta vez del mismo lado que Julián—Quiero decirle que lo siento. Pedirle perdón por el daño que le hice. Hacerle saber cuánto lo quiero y que él esté dispuesto a volver conmigo. Sé que esta vez no la cagaría—Explicó con ilusión.

El menor miró en los ojos de su amigo, ese brillo peculiar del que había hablado antes. Con tan sólo hablar de Lit lo tenía. Pensó en que amaba cuan feliz se ponía con Monzón en su vida. Y también pensó en cuan destruido estaría si no volviera a despertar.

¿Y considerando que tiene novio, y lo que piensan sus padres y él de ti?

Duki suspiró.

Sólo quiero saber que está bien. No me importarían mis sentimientos si no me dejan verlo. Con saber que está bien, yo soy feliz—Ambos amigos se miraron después de que Mauro dejó saber eso. En sus ojos se podían notar miedo, esperanza, tristeza y confianza. Todo aquello mezclado en una mirada..—Supongo que no hace falta que yo te pregunte. Sé que te gustaría ir a verlo—

Gonzalo asintió acostándose a un lado de su amigo.

Me gustaría, sí.

Nadie dijo nada por unos segundos. En los que Lombardo dedujo que su amigo se estaba haciendo la cabeza con el tema. Sintiéndose un pésimo amigo. Lo cual él no iba a permitir. Pues aquello no era verdad.

—Descuida. No haz sido un mal amigo—Lo miró y se sonrieron con cariño.—Sólo que haz estado ocupado. Con una vida. Como todos—

—Gracias, amigo—Sus palabras lo reconfortaron un poco. Al menos se sentía mejor por estar cuidando de Mauro. Por poder estar ahí para que le expresara sus sentimientos. Porque Mauro también estuviera para que él expresara los suyos, aunque no le gustaba mucho hacerlo, sus amigos, en especial Mauro, le daban una confianza inigualable. Que no se podría reemplazar. Ni cambiar.

Después de eso, estuvieron en silencio, sintiéndose cómodos con la compañía que tenían en ese momento. Y de un momento a otro, sin saber en qué momento, ambos cayeron rendidos entre los brazos de Morfeo. Pues habían estado platicando hasta las tres de la mañana desde que llegaron a la casa del mayor.

𝐡𝐨𝐥𝐚, 𝐌𝐚𝐮! ; 𝐃𝐮𝐤𝐢𝐥𝐥𝐚𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora