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¡Y te volví a ganar, wachooooo!—Festejaba el pequeño Lit, mientras tiraba sus cartas épicamente, mostrándole a Duki que le había ganado, otra vez.

Mierda, que sos bueno, eh—Fingió Lombardo decepción al haber sido derrotado, pero lo cierto es que había estado jugando mal todo el día, sólo para poder escuchar una y otra vez el festejo de Lit cada vez que le ganaba. Y ver aquella hermosa e inocente sonrisa en su rostro, no tenía comparación con nada.

Lombardo estaba siendo sumamente feliz esos últimos días. Cuando recién empezaba a visitarlo, charlaban un poco, no era mucho ya que no podía revelarle varias cosas de sus vidas a Lit, luego se pusieron a jugar cada día, uno de los diversos juegos de mesa que el hospital tenía.

Y vaya que lo soy—Se puso de pie, yendo a por un par de botellas de agua que tenía guardadas en un bolso a un lado del sofá de la habitación.

Regresó y puso ambas en la cama. Rápidamente tomando una y extendiéndosela a Duki.

Tomá, hace sed, wacho—Le dijo con una ligera sonrisa que cautivó de más al mayor.

Gracias, pequeño—Murmuró tomándola y dándole un gran sorbo, ambos al mismo tiempo. Estuvieron en silencio unos segundos, pero no era incomodo. Lit se encontraba muy feliz por poder pasar el tiempo con su amigo y Duki no podía estar más encantado, conviviendo de nuevo con aquel dulce chico platinado que siempre le había alegrado la vida.

¿Qué harás después de la visita?—Rompió con el silencio el antes mencionado, tomando desprevenido a Duki con aquella pregunta, pues nunca la había hecho.

Mm... No lo sé—Contestó sinceramente, no había planeado absolutamente nada más que visitar a su chico ese día, como los anteriores. No había tenido tiempo de pensar en nada más que verlo a él. Nada más tenía su atención que cumplir su promesa de ir a visitarlo.

¿Saldrás con tus amigos?—

Es posible que vaya con mi mejor amigo—Contestó encogiéndose de hombros, mirando hacia abajo, a su botella. Quería concentrarse todo lo posible por no soltar información de más a Lit.

Pero se perdió de la expresión de tristeza que éste había hecho. Pues le causaba una ligera decepción que el mejor amigo de Duki no fuera él. Pero también se sentía estúpido por sentir aquello. Así que, como siempre hacía, ocultó sus sentimientos negativos con su explosiva y divertida personalidad. Tirando un par de chistes y cambiando el tema.

Así pasó rápido el tiempo y ya había terminado el tiempo de visita. Ambos entristecieron un poco al escuchar aquello (como en cada visita que tenían), se pusieron de pie dispuestos a despedirse. Se posicionaron uno frente al otro, Duki dándole la espalda a la puerta.

Bueno, vendré a verte muy pronto—Se encogió de hombros con sus manos metidas en los bolsillos de su pans.

Luego sacó una de ellas y la levantó en forma de puñito para chocarlos con Lit, pero este fue más rápido y se abalanzó con cuidado contra Duki para darle un fuerte abrazo.

Por favor, vení todos los días como hasta ahora—Pidió en un momento de vulnerabilidad. Pues había sentido algo de miedo al no escuchar el típico "Te veré mañana" que Duki siempre le daba antes de irse.

Escondió su rostro en el hombro del mayor. Quien estaba helado ante el repentino contacto que le dio el pequeño. Pero rápidamente reaccionó y lo envolvió entre sus brazos, acariciando su claro cabello y respirando fuerte su dulce aroma.

Trataré de hacerlo, pequeño—Murmuró en su oído y estuvieron un par de segundos así, abrazados.

Hasta que fueron interrumpidos por un toque en la puerta que avisaba que ya tenía que irse el mayor. Así que tuvieron que separarse y se miraron un poco.

𝐡𝐨𝐥𝐚, 𝐌𝐚𝐮! ; 𝐃𝐮𝐤𝐢𝐥𝐥𝐚𝐡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora