Es increíble la evolución de Thomas, paso de ser el iceberg que impacto contra el Titanic, a un osito cariñosito de puro amor. Hoy luego de ejercitarnos juntos nos aseamos y bajamos rápido a desayunar, o bueno eso intento ya que Thomas me tiene en su regazo y no afloja su agarre de mi cintura ni para comer.
- Bebe, necesito alcanzar la mermelada – ese apodo le queda perfecto, con su obsesión por estar aferrado a mi todo el día parece uno. Me suelta un instante y en cuanto tengo la mermelada en mis manos nuevamente soy prisionera, ¿a quién quiero engañar? me encanta serlo.
- Mi niño, ya te dije que debes dejar que esta niña coma en paz – Nana lo regaña, pero sabemos que le encanta su cambio de actitud.
- No quiero – su agarre se intensifica como si tuviese miedo de que me vaya, el bebe hace de las suyas una vez más. Como estos últimos días yo rio y Nana se resigna a dejarlo ser. Cuando ella se va siento esos besos que tanto me gustan en mi cuello – pastelito...-
- ¿Si? – me vuelve loca cada vez que me dice así.
- ¿Ya hablaste con Emily? – la armonía se rompe. Claro que no lo hice, soy una cobarde que se niega a aceptar las llamadas de su amiga aun cuando hace ya un mes que se fue.
- No, todavía no – ya ni siquiera soy capaz de dar otro bocado, se me cerro el estómago. – ¿por qué preguntas? – temo su respuesta
- Max hablo hoy conmigo – esto no me está gustando – se complicó el negocio asique van a alargar su viaje, no sé cuánto tiempo más y a él le preocupa Emily – rápidamente lo enfrento
- ¿Ella está bien? – me regala una tierna sonrisa para luego colocar un mechón suelto tras mi oreja.
- Sí, es solo que a veces lo angustia verla llorar. Creo que le está haciendo mal tu indiferencia – sus palabras me duelen, duelen porque sé que tiene razón, pero de todas formas soy obstinada.
- Seguro es por otra cosa – trato de desviar la responsabilidad a otro lado
- No, estoy seguro que es por ti – murmura con tono juguetón, yo solo lo miro con una ceja levantada
- ¿Cómo puedes estar tan seguro? – veo una sonrisa en su rostro y sé que me va a noquear con su respuesta
- Porque yo me volvería loco si me ignoraras; si no me hablaras; – pasa su mano por mis mejillas e inmediatamente cierro los ojos – si no me tocaras; – ahora desliza sus dedos por mis labios y se me escapa un suspiro – si no me besaras – une nuestros labios y una vez más me deja disfrutar de su dulzura – Joder pastelito, me volvería totalmente loco sin ti – y lo beso con pasión, con ganas de dejarle en claro que nada ni nadie nos va a separar.
En cuanto recuperamos el aliento lo medito y sé que es tiempo de solucionar las cosas con Emily – Hoy la llamare, te lo prometo – el asiente y seguimos el día en paz.
Hace una hora que camino de un lado al otro por mi habitación con el teléfono que me dio Thomas en mano, él me mira divertido desde mi cama y yo estoy a punto de perder la cordura, pero unos minutos después termino de juntar el valor que me faltaba. No suenan ni dos tonos que ya me atiende
- ¿Hola? – se oye ansiosa – ¿Rosé? – su voz se quiebra y a mí se me hace un nudo en la garganta.
- Ems – y lloramos, nos encontramos a miles de kilómetros de distancia y por primera vez en un largo tiempo la siento más cerca que nunca.
Thomas me abandono en cuanto las lágrimas cesaron y las risas tomaron lugar. Emily me conto de los lugares que conoció, de lo feliz que está siendo con Max a su lado y yo bueno, le conté todo lo que paso con mi chico – por dios que bien suena eso... mi chico - "maldita perra, te lo tenías bien escondido" fueron sus palabras cuando se lo dije, palabras fieles al estilo Ems.
- Se me está quemando la oreja – dije riéndome porque era literal, creo que se está recalentando el celular después de más de dos horas de charla
- ¿Tanto te aburro? – su humor sigue intacto y eso me alegra
- Claro que no Ems, pero este celular está a punto de prenderse fuego – ella ríe al igual que yo.
- Pues te me aguantas, esto pasa por no haber aceptado mis llamadas – lo dice con tono humorístico, pero entre broma y broma la verdad se asoma.
- Lo se Emily, lo siento. Debí haber dejado mi orgullo de lado hace tiempo –
- Por favor es obvio que te olvidaste de mi por andar besuqueándote con don iceberg – un sonrojo acompañado de una risa me domino.
- Eso no es así – bueno en gran medida si pero me niego a admitirlo
- Si claro ... no importa ahora te me aguantas porque yo estoy aburrida de esperar a que Max termine su siesta y tú eres mi única distrac... - un estruendo me sorprende al otro lado de la línea – ¿qué es eso? – el tono de mi amiga no me gusta nada
- ¿Ems? – no responde – ¿Emily? – otro golpe y un chillido de mi amiga se escuchan y me pongo de pie alterada – Emilia!!! –
- MAX!!!! – ¿acaso está llorando? – Que caraj..?– ese último murmullo, unos sonidos más y la conversación se corta. Con el corazón en mano salgo despavorida en busca de Thomas.
Ya pasaron dos horas y nada. Todavía no tenemos noticias de ellos, gente de Thomas se dio una vuelta por el hotel y se encontraron con todo destruido y sin pista alguna, es lo único que llegue a escuchar. Nana me trae un poco de té, pero el temblor en mi mano no me deja ni beberlo, tengo miedo, tengo mucho miedo. Un teléfono suena.
- ¿Si? – el tono de voz es frio y distante al igual que su expresión, una vez más el antiguo Thomas esta frente a mí. Pero me calmo cuando alivia su gesto y luego me mira y asiente. En ese momento vuelvo a respirar. El me hace una seña para que espere aquí y sale de la habitación, diez minutos más tarde vuelve a mi apresurado y sumamente nervioso. – Nana, prepara todo nosotros nos iremos a la casa, tu ve al bunker y espera mis instrucciones allí – al oírlo me comienzo a alterar, pero antes de que pueda preguntar me toma por los hombros y me mira sin pestañar – Rosé necesito que subas inmediatamente a tu habitación, tomes una de las valijas y empaques lo primordial – ahora si tenía miedo.
- Bebe ¿qué pasa? - su vista esta clavada en mi rostro, pero su atención está en sus pensamientos, hay algo que no puedo descifrar que es, pero lo tiene mal – ¿Bebe? – ahora si me atiende.
- Vienen por ti – nunca pensé escuchar el miedo abandonar sus labios, hasta hoy – saben que estas aquí, saben que estás conmigo – las lágrimas se acumulan, pero me niego a liberarlas.
- ¿Qué vamos a hacer? – no quiero que me separen una vez más de la gente que amo.
- Tu y yo vamos a ir a un refugio, tenemos menos de una hora para abandonar el lugar por favor apúrate y haz lo que te dije – asiento y corro para obedecer, pero antes de salir lo enfrento una vez más –
- Thomas, Emily ... – esta de espaldas, pero puedo ver la contradicción en su estructura, luego deja caer los hombros y me mira
- Ella está bien, ambos están bien. No les paso nada, fue solo una advertencia. Se esconderán al igual que nosotros por un tiempo hasta que todo se solucione, no podemos hablar con ellos hasta que eso pase –
- ¿Igual que con papa? – Thomas mira el suelo con el ceño fruncido y luego me mira de nuevo.
- Si, como tu papa. Ahora ve – no quiero pensar, no quiero analizar sus gestos y palabras porque si llega a ser que Thomas me miente quiere decir que ni Emily ni papa van a volver jamás y ese es un dolor que no seré capaz de superar.
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Jaque Mate : Que comience el juego
RomanceFalta tan solo dos meses para que cumpla dieciocho años y papa hoy me dio la mejor noticia que pude haber escuchado. El día de mi cumpleaños por fin voy a ser libre. - Desde ese día vas a poder salir sin miedo alguno, vas a poder gritar a los cuatro...