Thomas y yo, nadie más. Ni siquiera Nana viajo con nosotros, tampoco personal de seguridad. Nos subimos a un jet privado y partimos sin mirar atrás, no sé a dónde ni que haremos a partir de ahora, solo sé que él está a mi lado y con eso me basta
- ¿No puedes dormir pastelito? – sonrió ante aquel apodo, ahora sé que se calmó.
- Son muchas cosas, no me dejan en paz – me abraza aún más hacia el mientras besaba mi cuello. La cama de jet era demasiado cómoda pero no había lujo que me quitara mis miedos.
- Confía en mí, pronto pasara – comenzó a acariciar mi cabello delicadamente y a murmurar el mismo sonido que hace una madre a su bebe para dormirlo y funciono. Cuando me desperté Thomas ya no estaba a mi lado y entre en pánico. En cuanto abrí la puerta y vi que venía hacia mí con un carrito con comida me percaté de mi idiotez. Joder Rosé, estas en un avión ¿acaso crees que se tiraría del mismo? Su risa me hizo sonrojar, obviamente comprendió mi actitud, pero para mi suerte no comento absolutamente nada.
- En media hora aterrizaremos – ya habíamos terminado de comer y nos encontrábamos nuevamente en la cama abrazados absortos en nuestros propios pensamientos.
- ¿Donde? – tardo un momento en contestar, yo no sabía hace cuánto tiempo abandonamos New York.
- Londres – ahora si me voltee a verlo
- ¿Londres? - sé que no es momento con todo lo que está sucediendo, pero entiéndanme siempre estuve encerrada en casa y que ahora este por aterrizar en la ciudad de mis sueños, es inimaginable
- Creo que te gusta ¿no? – era imposible negarlo mi sonrisa era demasiado evidente. –
- ¿Gustarme? Estoy impactada, nunca antes había viajado o siquiera subirme a un avión y aquí me ves – se ríe y para mí fue como escuchar música celestial – en serio Thomas, sería feliz tan solo con conocer a la civilización de cualquier lugar, pero dios es ¡Londres!, es una ciudad que siempre quise visitar. Leí y vi películas sobre ella, estoy casi obsesionada - nuevamente otra risa y me libere de su agarre para besarlo. Rápidamente me respondió y no nos separamos hasta que nuestros pulmones así lo pidieron.
- Será mejor que volvamos a nuestros asientos pastelito – asentí y una hora más tarde ya nos encontrábamos recorriendo las calles dentro de una camioneta negra. Yo observaba todo a mi alrededor como una psicópata, mientras que Thomas solo me observaba con una sonrisa en su rostro. No sé cuánto tiempo paso, pero nos detuvimos frente a un predio que se extendía con una magnitud increíble, el portón enorme que lo resguardaba estaba custodiado por personal de seguridad, imagine que nos pedirían una identificación o algo por el estilo sin embargo en cuanto observaron el vehículo la entrada se abrió y nos dejaron pasar. Fuimos por un camino de asfalto y mientras subíamos por lo que parecía una colina íbamos dejando tras nuestro, increíbles mansiones prácticamente iguales a mi casa y a la de Thomas. Sin embargo, mi vista se quedó clavada en el final de la colina, en lo alto se encontraba no una mansión, eso era prácticamente un castillo, y mi sorpresa fue aún mayor cuando nos detuvimos allí.
- ¿Te gusta? – Thomas me abrazo por detrás mientras yo aun de pie en la entrada observaba tal majestuosa estructura-
- ¿Es necesario si quiera preguntarlo? Pues claro que me gusta, es increíble, una arquitectura magnifica en todo su esplendor – ser rio mientras se aferró más a mi
- Pues entonces, bienvenida a casa – bruscamente me gire hacia él y lo observe sin parpadear
- ¿Casa? – mi voz salió tan baja que pensé que ni siquiera me había escuchado
- Así es, es mi casa y a partir de ahora también la tuya – volví mi vista hacia el lugar y luego hacia él
- ¿Estás jugando no? – el solo negó divertido – ¿por qué tienes una casa tan grande en otro país y no en tu país de origen? – una carcajada broto de él y yo profundice aún más mi ceño
- Pastelito, mi casa principal es el doble de tamaño que esta – ahora sí que había enloquecido completamente. – creo que estas confundida. Yo soy italiano -
- ¿Lo dices en serio? - el asintió sin dudarlo – pero yo ... tu... además tu acento ... –
- Si bien nací en Italia mi padre desde chico me hizo vivir entre Londres y estados unidos muchos años por negocios – era la primera vez que hablaba de su familia por su cuenta, hace unas semanas cuando yo le había preguntado por ellos me dijo que solo era él. Su padre había muerto de cáncer hace cinco años y su madre lo abandono en cuanto nació. Era notorio que no le gustaba hablar de ella y por eso no volví a tocar el tema, esperaría a que él se abriera por sí solo.
Thomas tomo mi mano y me llevo dentro, donde parte del personal de servicio nos atendió amablemente. Aunque era evidente la consternación que mi presencia allí generaba en todos los presentes.
- Debes estar cansada, ¿quieres tomar una ducha y dormir algo? – esperaba mi respuesta como si fuese lo más importante en este momento y eso solo logro sonrojarme.
- Aceptaría un buen baño y aunque estoy cansada prefiero no dormir todavía, ya falta poco para anochecer puedo aguantar un poco más, no quiero tener el sueño muy cambiado –sonrió y asintió – aunque si te aceptaría algo de comer, aún tengo hambre – Thomas en el avión solo me dio jugo y un poco de fruta, hubiese bastado si no fuese que hace horas no me alimento como se debe. El por su parte rio divertido frente a mi pedido, pero yo solo tenía ojos para la mujer frente a nosotros que lo observaba consternada.
- Señora Wilson por favor mande a preparar un baño relajante – en cuanto el dueño de casa ordeno ella tomo una postura profesional nuevamente.
- Claro que sí señor, ¿el cuarto de invitados de la planta baja le parece bien para su conocida? – esa mujer ni siquiera había terminado de hablar que ya estaba haciendo señas al hombre que traía mi equipaje para que lo guarde donde dijo.
- Ella no es una simple conocida – la voz de Thomas hizo que todos lo atendieran, pero yo aún seguía observando a aquella mujer. Nunca fui de rechazar a nadie, pero ella de verdad no me agradaba – es mi novia – vi el asombro de todos los presentes, y la señora Wilson no era la excepción, su mirada estaba fuera de órbita, parecía que se iba a desmayar en cualquier momento y en cuanto me vio pude ver el rechazo sin pudor alguno. Enseguida me inhibí y hundí mi rostro en el pecho de mi pareja, no quiero estar aquí. – y no, no me parece acorde a ella – Thomas se tomó el trabajo de rodearme en un abrazo frente a todos – no existe algo que equipare aun su perfección – me robo una sonrisa en cuanto lo escuche, este hombre podría ser todo un romántico cuando se lo proponía – asique hasta entonces se quedara conmigo – estaba total y completamente sonrojada pero feliz.
- ¿Disculpé? – el tono de incredibilidad de la señora Wilson coincidía con su expresión – ¿en su habitación? – esa actitud no le pasó desapercibida a Thomas y en seguida pude notar el cambio. Paso del novio perfecto al hombre frio y despiadado que conocí en un inicio.
- El equipaje de ambos ya debería estar en mi habitación, el baño ya debería estar casi listo y la comida en proceso. Asique no entiendo porque todos siguen aún aquí – esas palabras fueron suficientes, todos echaron a correr siguiendo órdenes de la mujer frente a mi quien bajo la cabeza cuando empezamos a dirigirnos hacia arriba – ¡Ah! – Thomas antes de subir el primer escalón se giró por completo y miro a la señora Wilson – y en cuanto vuelvas a faltarle el respeto a mi novia no me va a temblar la mano para echarla de aquí, no me importan sus años de servicio con mi familia, ella tarde o temprano será la señora de esta casa – luego tomo mi mano y me guio, mientras en la otra se llevaba mi corazón.
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Jaque Mate : Que comience el juego
RomanceFalta tan solo dos meses para que cumpla dieciocho años y papa hoy me dio la mejor noticia que pude haber escuchado. El día de mi cumpleaños por fin voy a ser libre. - Desde ese día vas a poder salir sin miedo alguno, vas a poder gritar a los cuatro...