Capitulo 11

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El pastel había sido olvidado en el jardín de invierno sin siquiera ser probado, habíamos huido de allí en el instante que dije "acepto" y sin siquiera mirar atrás. Thomas era quien lideraba el camino mientras yo me aferraba a los besos que seguía ofreciéndome a cada paso que daba, para cuando me di cuenta nos encontrábamos en nuestra habitación, despojados de ropa y encima de la cama.

Sus labios recorrían mi cuerpo con delicadeza. Yo me encontraba completamente tensa bajo su cuerpo, sin embargo, todo miedo fue olvidado cuando su boca tomo uno de mis pezones, en ese momento perdí control de mi cuerpo e ingresé a un mundo totalmente desconocido para mí. La sensibilidad que sufría a cada roce dio lugar a espasmos que se reflejaban en cada uno de mis movimientos, ni siquiera era capaz de observar al causante de tanto placer, lo único que podía hacer era suspirar y murmurar su nombre. La calidez lentamente se transmitió de mi pecho hacia mi abdomen para finalizar en mis muslos, primero sentí su respiración y luego su lengua me llevo a un deleite magnifico, con cada movimiento me volvía loca, recuerdo haberme aferrado a sus cabellos y de un momento a otro el clímax llego. Thomas saboreo cada parte de mi sin descanso y yo aún extasiada seguía sin creer lo que estaba viviendo.

- ¿Pastelito? – no quería que hablara, no quería que la magia nunca. Si fuese por mi congelaría el tiempo para siempre.

- No te detengas – la súplica en mis palabras era evidente y en alguna otra situación me hubiese avergonzado sin dudarlo. Una risa ronca se le escapó a mi acompañante y fue un incentivo para que por primera vez desde que llegamos aquí lo mire directamente a los ojos. La imagen ante mí era exquisita, la sonrisa más hermosa del universo decoraba su hermoso rostro al tiempo que aquellos cabellos rebeldes caían como cascada frente a sus ojos, y su torso se movía al compás de su respiración.

- Te amo – El brillo en su mirada, el tono y su tacto delicado eran algunos de los gestos que me demostraban la sinceridad de sus palabras.

- Yo también te amo – por primera vez en la noche sentí mis mejillas arder, pero Thomas no dio tiempo a la vergüenza, rápidamente comenzó a besarme de nuevo sin oportunidad al rechazo.

- Creo que ya estas listas – sabia a lo que se refería y a la vez reconocía la precaución en su mirada, se encontraba atento a cualquier signo de incomodidad. Asentí lentamente y la calma se reflejó en su rostro, me beso una vez más con ternura y luego comenzó a quitar la única barrera que se interponía en nuestro camino.

Emily me había enseñado más de una vez imagines y videos en donde se podían apreciar con lujo de detalles los miembros masculinos, y yo por mi parte en el último año había experimentado la autosatisfacción, pero puedo asegurarles que me sentí como si nunca hubiese aprendido nada. Mis delicadas manos lo recorrían con curiosidad, me fascinaba la forma en la que se mantenía rígido, así como la manera es que esa membrana de piel acompañaba mis movimientos, pero aún más me enloquecía la forma en que Thomas gemía a cada toque que yo daba. Su mirada desviada al cielo, mi nombre en sus labios, la rigidez de su cuerpo y su agarre en mi cabello termino matando la poca cordura que quedaba en mí y para sorpresa de ambos de un momento a otro reemplace la calidez de mi palma con la de mi boca. Mi lengua recorría de arriba abajo toda su masculinidad, su sorpresa duro segundos y en cuanto finalizo exclamaba que prosiga sin pausa alguna, su excitación ascendía al son que mi velocidad. Para cuando tome su totalidad, la humedad recorría mi zona intima sin tregua y la necesidad de obtener aún más aumentaba al igual que el agarre de Thomas. De un momento a otro tomó mi rostro con ambas manos con desespero y comenzó a marcar el ritmo sin descanso alguno. Su accionar era desprolijo; rudo e instintivo, pero su manera de hacerlo me excitaba aún más, la liberación por su parte no tardó en llegar.

Thomas me observaba como si lo que hubiese sucedido hace a penas segundos hubiese sido solo producto de su imaginación. Sin embargo, no emitió palabra alguna, me tomo de la cintura y me coloco debajo de su cuerpo. Lo vi asentir en modo de permiso, yo lo hice en modo de respuesta y sucedió. Ingreso en mi con dificultad, al inicio solo prevalecía el dolor y malestar, pero con el transcurso de los movimientos solo se convirtió en un recuerdo, Thomas se afianzo a mi cadera mientras me penetraba una y otra vez, tuvo la astucia de tomar mis pechos entre sus carnosos labios y hechizar mi sensibilidad alrededor de sus dedos. Tan grande era el placer que los gemidos y espasmos controlaban mi ser, y de repente todo termino. Primero fui yo y unos movimientos después él me siguió, lo último que recuerdo es estar en sus brazos y el – te amo – que me dedico.

Percibo la calidez del sol pegando en mi piel desnuda; el sonido que desprendían los automovilistas a lo lejos y el apresurado recorrido del personal doméstico por los pasillos de la mansión. Todo indicaba que era momento de abandonar mi nido de amor y empezar el día, pero el cansancio era tal que preferí seguir en mi mundo, lo pensé hasta que sentí el recorrido de besos por mi piel, iniciando en mis tobillos y finalizando en mi cuello.

- Buenos días pastelito - esa voz clara me afirmaba que mi amante había amanecido mucho antes que yo. – es hora de despertarse. -

- Tengo sueño –

- Lo sé, pero ya es tarde –

- ¿Qué hora es? –

- Doce en punto, el almuerzo ya casi esta listo. ¿No tienes hambre? – estaba completamente hambrienta, pero me era imposible siquiera levantar mis parpados. – además ya te preparé la bañera para que te relajes – besos en mi rostro – tiene sales – besos en el cuello – aceites – besos en la espalda – y a mí. - y así como si nada me elevo entre sus brazos y se encamino al baño.

- ¿Estás loco? Estoy completamente desnuda Thomas-

- Justo como me gusta – una mezcla de vergüenza y risa me invadió por completo – ese sonido es música para mis oídos pastelito - el muy descarado termino por realizar su cometido y antes de irse me dio un ultimátum de diez minutos para estar lista. Claramente omití su advertencia y me sumergí en la calma y tranquilidad por casi media hora y desearía que lo hubiese hecho por más tiempo porque cuando regrese a la habitación viví el momento más incómodo de mi vida. No debería haber sentido vergüenza, no es un crimen, simplemente es algo biológico. Emily me ayudo a entender eso hace tiempo ya y ni siquiera tuve pudor con Thomas a mi lado, pero aquella muchacha me recorrió con la mirada para luego observar la marca en la seda y desprender una risa ahogada. Su gesto fue completamente irónico, una burla hacia mi persona y lo que representaba aquello y me inhibí, no debería haberlo hecho, pero realmente en ese momento me sentí muy mal.

- Es como dice el dicho, al parecer – nunca había escuchado su voz, nunca la había visto tampoco – acuéstate con niños y amanecerás mojado -. Esas últimas palabras transformaron la vergüenza en un recuerdo lejano e incendiaron en mí una llamarada de confianza desconocida por mí misma.

- No sé quién eres y tampoco me interesa, pero lo que si me importa es que te retires inmediatamente de mi habitación – la sorpresa en su rostro fue inminente, sin embargo, duro solo segundos, en los cuales se descartó de cualquier mascara para demostrar su verdadero ser.

- Vaya vaya vaya.... Pero si tenemos una gatita con uñas filosas. ¿Quién lo hubiese dicho? – estaba furiosa, oh sí que lo estaba y aquello me llevo a ganar mucha más confianza.

Me desafiaba con la mirada, pero yo estaba negada a caer en su juego, la rodee en busca de mi conjunto del día sin nerviosismo alguno – es inaceptable la falta de respeto del personal hoy en día – no soy ciega, esta chica no debe haber limpiado algo ni una sola vez en su vida, además su ropa de diseñador y el maquillaje intacto eran evidentes. La pregunta es entonces ¿de dónde salió? Y ¿por qué ingresa a la habitación de Thomas con total confianza? –

- Esta perra debe estar completamente loca – sentí la furia en sus palabras y su cercanía. Era un golpe inminente, pero aun así nunca llego, y yo sabía bien la causa. Es decir, hace rato había sentido su aroma y en cuanto giré le comprobé. Thomas sostenía sus brazos lejos de mí con una fuerza excesiva y la furia en su mirada no dejaba duda alguna. Esto se iba a descontrolar

Jaque Mate : Que comience el juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora