Capitulo 16

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Todo a mi alrededor se detuvo, primero pensé que había sido producto de mi imaginación – ¿Rosé? – escuche su voz una vez más y deseche esa idea, pero me mantuve callada y a la defensiva ante la posibilidad de una broma de mal gusto – soy yo Nana Bubu – cualquiera podría haber imitado su voz, cualquiera podría haberse presentado como mi Nana pero solo Papá; Emily y yo sabíamos que hubo una temporada de mi infancia alrededor de los cuatro años que a mi Nana la llamaba Bubu.

- No puede, no puede ser –

- ¡Soy yo mi niña, oh mi dios! ¿Dónde estás? – el golpe del taco de Ivana en el suelo llamo mi atención.

- 40 segundos – murmuro y volví por completo a mis cabales. Tenía poco tiempo para de una forma segura otorgar mi ubicación. Para mi suerte el recordar el apodo "Bubu" me hizo recordar otras cosas de mi niñez, que si la persona con quien estoy hablando es realmente Nana no tardara en descifrarlo.

- Estoy en la casa del señor Brown – así era como se llamaba mi peluche favorito, mi papá me lo compro en Londres en uno de sus viajes, venía con un libro que detallaba sus aventuras en el país y a partir de entonces comenzó mi enamoramiento con este hermoso lugar.

- .... – el silencio duro un instante como si no comprendiera mis palabras – ¿estás bien? – su tono desprendía preocupación, pero yo no tenía tiempo que perder.

- El señor Brown ira de paseo en tres días con la primera dama y su amigo el pato a su lugar favorito – la llamada finalizo y no estoy completamente segura si escucho todo lo que dije, enseguida mi nueva aliada me quito el artefacto para manipularlo una vez más.

- ¿Y bien? –

- No tengo idea – me observo con una ceja elevada y una mueca que no llegaba a sonrisa.

- Por tu bien, espero que funcione – esta mujer me desquiciaba en cualquier momento – asique dime, ¿Cuándo? Y ¿Dónde? –

- Dentro de tres días a las 12 horas en el museo británico – cuando era chica Nana me ayudo a aprender los números, al uno siempre le llamamos "la primera dama" y al dos "nuestro amigo el patito" por su forma. Por otro lado, al señor Brown le encantaba el arte y por tal el museo más importante de su país era su lugar favorito.

Ivana analizaba mis palabras en silencio mientras asentía con la cabeza – de acuerdo – me miro con una seguridad envidiable – colaborare indirectamente para que Thomas te saque de aquí en la fecha pactada, una vez fuera estas por tu cuenta y por tu bien espero que no falles – se fue, Y me dejo allí sola y acosada por miles de pensamientos.

El día siguiente transcurrió con normalidad, con un Thomas aferrado a mi sin descanso y una Ivana que no se hizo presente en ningún momento hasta el desayuno del día posterior. Al bajar ella ya se encontraba inmaculada en su posición, era una hermosa muchacha en sus veintes, lástima que sea igual de malvada.

- Estuviste todo el día desaparecida querida – Nana Nora era la única que hablaba con Ivana, Thomas no le dirigía la palabra a menos que sea necesario, creo que quería remediar todo el tiempo que me dejo de lado por ella, pero lo único que lograba era aumentar aún más mi culpabilidad.

- Estuve ocupada, mucho trabajo últimamente, pero por suerte mañana tendré el día libre – en seguida puse mi atención en ella – estaba pensando en salir un poco para despejar la mente – sin duda alguna era su forma de colaborar indirectamente pero aun no entendía de qué manera.

- ¿Estás bien? – Thomas se percató de que algo me sucedía, tenía que utilizar aquello a mi favor.

- No, bueno es que ... - mire a Ivana y ella me observaba con ansiedad – nada, no pasa nada –

- Dime pastelito, evidentemente algo sucede – las largas uñas de mi compañera en crimen golpeaban con ritmo la mesa, ansiosa de mi respuesta –

- Es solo que me preguntaba como seria Londres – inmediatamente Thomas cerro los ojos y tomo una gran bocanada de aire que rápidamente expulso, como si estuviese tratando de no perder la calma.

- Pastelito, sabes muy bien que no puedes salir – su mano recorrió mi mejilla limpiando una lagrima que hasta entonces no me había percatado que desprendí. Otras se sumaron y en un instante mi sollozo era el eco del lugar, mis lágrimas eran sinceras, pero realmente no sabía porque, creo que fue un conjunto de todo, tan solo estalle.

- ¡Joder! Ni que fuese para tanto – Ivana metía más leña al fuego y yo no estaba segura de sí era lo mejor, mi prometido por el contrario se mantenía callado y con la vista perdida en mí.

- Ivana por favor, se más discreta. Es muy difícil no poder salir con libertad – Nora intentaba calmar las partes, pero no estaba funcionando, su querida niña estaba obstinada a cumplir su objetivo.

- Solo digo que no se pierde mucho. Es solo gente loca por doquier, arquitectura y uno que otro espacio verde. Aquí se está mejor y la comida es superior. –

- ¡YA BASTA! – el dueño de casa estallo mientras golpeaba con fuerza la mesa donde desayunábamos –

- Desde que volviste de Norteamérica estas sin dudas mucho más agresivo querido Thomas. Y, a decir verdad, tampoco entiendo el motivo de mantenerla encerrada aquí –

- Ella no está encerrada, solo la resguardo para que no le pasa nada – y en ese momento la maldad se hizo presente, reencarnada en la sonora carcajada que su supuesta amiga de la infancia protagonizo. Thomas estaba tan sorprendido por su actitud que no reaccionaba, solo la admiraba anonadado como el resto.

- ¡Joder Thomas! – se encontraba en un ataque de risa – no seas hipócrita – literalmente vi como derramaba lagrimas mientras sostenía su pecho con una mano, las palabras de mi prometido fueron un chiste para ella.

- ¡¡¡Ivana!!! – la voz de él era ahora baja, no porque murmurara sino porque apretaba con tanta fuerza sus dientes al hablar que el sonido se amortiguaba.

- Oh vamos cariño – como me molestaba que lo llamara así – bien sabes que aun si tu salieras con ella caminando y recorrieras cada rincón de la ciudad, absolutamente nadie se atrevería a siquiera mirarte a la cara – levanto su copa en dirección a Thomas en señal de brindis y bebió de ella con orgullo. Thomas se mantuvo estupefacto ante lo ocurrido.

- Eso no tiene relevancia y bien lo sabes – se escuchaba mas calmado, supongo que el dicho es verdad. La verdad incómoda pero no molesta.

- Lo único que sé es que si quisieras la sacarías a dar una vuelta por un rato y ya. Con eso simplemente se dejaría de presentar como una víctima ante nosotros constantemente, es decir hasta a los perros se los saca a pasear. ¿O es que ella aun no llega a ese nivel? – volvió a reír; Nana comenzó a reprenderla; Thomas acumulaba su furia en sus puños cerrados y yo en sus palabras encontré la última señal que esperaba.

- ¿Eso es verdad? – fue apenas un murmuro, pero él al encontrarse a mi lado lo escucho perfectamente – ¿eso soy para ti? ¿Menos que un perro? – me observo como si hubiese perdido la cabeza y quiso decir algo, pero yo no podía permitir que lo haga, esta era mi última oportunidad – entonces será mejor que no desperdicies más tu tiempo a mi lado – quite el anillo que decoraba mi dedo y luego de dejarlo sobre la mesa salí de allí.

No llegue muy lejos antes de que Thomas me frenara – ¿pastelito que haces? Tranquilicémonos, hablemos y todo se solucionará – imposible, si lo permitía iba a salir perdiendo.

- No tengo nada que hablar, a partir de este momento somos completos extraños y si no te gusta entonces échame de aquí – nuevamente quise huir, pero me retuvo entre sus brazos.

- Por favor amor, sabes muy bien que no puedo vivir sin ti – era ahora o nunca asique lo enfrente

- ¿Realmente me amas tanto como dices? –

- Por supuesto pas... -

- Entonces demuéstralo, llévame mañana a pasear. Tu y yo, solos – parecía que todo a nuestro alrededor se hubiese congelado, solo se escuchaban nuestras respiraciones, y ambos nos mirábamos en una batalla interminable hasta que de pronto suspiro y bajo la cabeza –

- De acuerdo - 

Jaque Mate : Que comience el juegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora