Me desperté temprano, sabía muy bien a qué hora iniciaba Thomas su rutina con una carrera por los alrededores del predio asiqué a las cinco menos cuarto ya me encontraba en la cocina preparándome una taza de té. Lo único que rogaba era que Nana Nora no aparezca y arruine mi plan, pero para mi suerte diez minutos más tardes cuando aún nadie del personal de cocina se encontraba despierto el objetivo hizo su entrada. Se encontraba estupefacto por encontrarme allí y yo lo observe como si nuestro encuentro fuera totalmente imprevisto.
- Buenos días – fue a penas un murmuro al igual que mi respuesta y enseguida se encamino a la alacena. Pensé que sería fácil hacer esto, hasta que lo vi y me di cuenta de lo equivocada que estaba. Mis manos sudaban, mis nervios aumentaban y mi cobardía comenzaba a dominarme por completo, todo aquello no permitió darme cuenta de que ahora Thomas se encontraba sentado justo frente a mí y para cuando levante mi rostro ya era tarde, esos hermosos ojos color miel una vez más me hipnotizaron. Era consciente del movimiento de sus labios, estaba hablando, pero yo era incapaz de escuchar, solo me encontraba perdida en esa mirada de admiración que siempre me había encantado de él, como si yo fuese algo demasiado valioso.
– Rosé – mi nombre logro dirigir mi atención ahora hacia ellos, hacia esos labios carnosos que más de una vez me robaron suspiros, como en este preciso momento. En cuanto me percate de mi error la vergüenza tiño mis mejillas y fue el detonante para mí, asique hice lo mejor que se, huir de allí sin mirar atrás. En realidad, lo intente, Thomas con rapidez me tomo del brazo y me atrajo hacia él, volviéndome ahora en la prisionera de su tacto y su aroma sobre mi piel.
– por favor pastelito, no puedo seguir así – me hundí en un mar de lágrimas que no pude evitar, él me abrazo y me desahogue por completo en su pecho. Habrán pasado cinco minutos cuando empezamos a escuchar ruidos provenientes del sector doméstico, era cuestión de tiempo para que el personal comenzaran con sus tareas asique me tomo del brazo y lidero el camino hasta su habitación. Cuando me tranquilice ya me encontraba sentada en la cama que una vez fue nuestra con él arrodillado ante mi sosteniendo mis manos.
- Lo siento, yo... -
- Shhh... tranquila, todo estará bien – volví a sentir esa calidez que tanto amaba y no lo resistí mas, me abalance sobre él y me adueñe de esos labios que me pertenecían y que nunca debí haber abandonado. Thomas ni siquiera lo dudo y respondió a mi acto con la misma intensidad, todo paso sin pensar y de un momento a otro sus besos en mi piel eran el centro de atención. Yo gemía cada vez que sus dedos en mi feminidad aumentan el ritmo y más aún cuando su boca se centró en mis pezones.
- Te necesito, no lo resisto más– me sonrió como si hubiese estado esperando ese suplicio y rápidamente lo sentí dentro de mi nuevamente. Al inicio fue lento y con calma, parecía querer disfrutar el hecho de volverme loca pero la jugada no le duro mucho, su satisfacción lo comenzó a desbordar al igual que a mí y sus movimientos dejaron de ser calculados para volverse instintivos. Nos sometimos al goce, vil reflejo del deseo y sin importarnos absolutamente nada ni nadie por primera vez en mucho tiempo.
Solo una vez despierta me percaté de que me había quedado dormida, me encontraba en su cama y rodeada por ese aroma varonil que tanto lo caracterizaba, pero el dueño no se encontraba por ningún lado. Observe el reloj de la habitación y se marcaban las diez y media, me levante con prisa y luego de vestirme me fui a mi habitación, escuche el ruido en la planta baja, pero necesitaba analizar todo lo que había sucedido. Mi mente estaba hecha un completo desastre, lo sucedido no era parte del plan y ahora me encuentro en mi espacio caminando de un lado al otro sin saber que voy a hacer. Casi dos horas más tardes una de las chicas del personal me aviso que el almuerzo estaba listo, no quería tener que enfrentarme a Thomas tan pronto, pero el hambre me obligo a ir.
En cuanto llegue solo Ivana y Nana Nora se encontraban en sus lugares, debería haberme aliviado que él no esté, pero por el contrario me molesto, ¿es que acaso me está evitando? Cualquier duda concluyo cuando sentí sus brazos en mi cintura y sus labios en mi cuello. – te extrañe tanto, lamento haberme ido, pero tenía trabajo por hacer – no pude evitar tragar saliva. La expresión de Ivana no daba margen a la duda, estaba realmente furiosa y yo a la vez temerosa de que aquello la lleve a contarle todo a Thomas. El ruido de su silla cayendo al suelo llamo la atención de todos y la causante del mismo comenzó su recorrido hacia mí, a cada paso que daba el ritmo de mis palpitaciones aumentaba y una vez frente a frente solo me golpeo con su hombro y siguió su camino.
- Joder Ivana – a Thomas se lo escuchaba cabreado y frente a la actitud de su amiga quiso ir tras ella, pero yo me aferre a él para evitar el desastre. Ivana era capaz de delatarme si su amor platónico se le volvía en contra, y yo en este preciso momento realmente no podía lidiar con aquello.
Terminamos almorzando solo nosotros tres, aunque pareciera que Nana no estaba presente ya que no emitió sonido alguno a excepción de las ordenes al personal. Thomas fue todo lo contrario, es como si hubiésemos retrocedido a meses atrás cuando todo estaba más que bien entre nosotros y eso solo género que mi angustia aumentara, me sentía una porquería por querer huir de allí, cuando él a pesar de los malos momentos siempre se preocupó por mí, esto no iba a terminar nada bien.
La hora del té nos la salteamos y solo nos mantuvimos aislados en su habitación entre besos, mimos y abrazos. – ¿te quedaras conmigo esta noche verdad? - era tan tierno la forma en que me lo pedía que yo solo pude asentir sin dudarlo – mañana podrías traer tus cosas de nuevo, te quiero a mi lado como debe ser. No puedo seguir lejos de mi prometida – tomo mi mano y acomodo mi anillo de forma correcta, es claro que no le gustaba la forma en que lo utilizaba últimamente. La preciosa joya que lo decoraba volvió a estar en su lugar, brillando como siempre y a la vista de todos – así está mejor -.
Cenamos allí a pedido mío y luego de ver una película nos fuimos a dormir. Al día siguiente en el desayuno Ivana no se hizo presente, así como tampoco en el almuerzo y si bien su tranquilidad me aterraba el hecho de que Nana Nora se estaba volviendo a abrir conmigo me hacía muy feliz, el amor de madre que me regalaba era como una caricia, pero al mismo tiempo como una puñalada. Yo los estaba traicionando y lo sabía perfectamente, necesitaba arreglar las cosas, necesitaba lograr que Ivana no diga nada. Cuando Thomas me dejo sola por primera vez en horas corrí a mi habitación para pensar bien cómo iba a lograr arreglar el desastre que se me avecinaba, pero mi camino se vio interrumpido al ver dos muchachas del personal saliendo de la habitación de Ivana con una maleta cada una para cargarlas en el automóvil que estaba esperando en la entrada. No lo podía creer mi pesadilla estaba a punto de abandonar la mansión, en eso salió Ivana y en cuanto me vio se dirigió a mi sin dudar, acompañada de esa sonrisa tan hipócrita que la caracteriza.
- Me voy - sus palabras me gustaban, pero su actitud no. Esa no es la forma en que se comporta alguien que ha perdido, sino de alguien que está a punto de ganar y eso me aterra – disfruta tus últimos días en esta casa – trataba de no demostrar mi malestar de ninguna manera, pero por dentro me estaba muriendo – te voy a traer lo que necesitas y más te vale que vengan a tu rescate o sino voy a decirle todo a Thomas, aunque yo también salga perjudicada -
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Jaque Mate : Que comience el juego
RomanceFalta tan solo dos meses para que cumpla dieciocho años y papa hoy me dio la mejor noticia que pude haber escuchado. El día de mi cumpleaños por fin voy a ser libre. - Desde ese día vas a poder salir sin miedo alguno, vas a poder gritar a los cuatro...