Capítulo 21

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—Tu capitán es muy anticuado —resopló Annia, seccionando el cabello de James— ¿No sabe todo lo que me costó persuadirte para que me dejaras hacerlo?

Gracias al espejote, que abarcaba una pared entera, pude verme mientras me sentaba en uno de los elegantes sofás de cuero blanco.

—Esta vez tiene razón. Tuvo que ir a un funeral con esas greñas y en dos días es la ceremonia de nombramiento para el Capitán Harper —dije.

El cabello de mi compañero había reposado unos días, como sugirió Jessica. Ya era tiempo de arreglarlo.

—Qué lastima. El color castaño de tu cabello es muy bonito, pero aburrido. No me gustaría regresartelo. ¿Te parece si lo tiño de un rubio cenizo, uno discreto?

—Lo que sea, pero que sea discreto —concedió él.

Alcé una ceja.

Ella dio un saltito de la emoción.

James apoyó ambas manos en las coderas de la silla giratoria, sobre la que estaba sentado, mientras Annia lo cubría para que no se manchara.

—Vuelvo enseguida, voy por tu tono.

—Tómate tu tiempo —le dije—. ¿Debería cambiar el color de mi pelo también? —murmuré.

James se giró hacia mí.

—¿Tú? ¿Por qué?

—¿No oíste al capitán? Odia el color de este. —Me jalé el pelo—. Lo mismo ocurría con los mayores en la academia y que decir de...

—¡Listo! —anunció Annia, regresando con un bowl negro y una brocha en sus manos—. Fue difícil conseguir este azul metálico, vemos que tan duro es para quitarlo.

—No hay prisa —dijo James.

Extendí la brazo para alcanzar una revista que promocionaba cortes y tintes. Durante el proceso de decoloración, yo no pude sacar la mirada de esas imágenes. Me recorría un calor por culpa de la envidia. Tenía un concepto muy bajo de mi propia apariencia.

—¿Saben? Estaba pensando en tener mis propios modelos para los carteles —empezó Annia—. Osea, Lanz ha sido el único de ustedes que me ha dejado teñirlo y fotografiarlo aunque su fuerte es estar detrás la cámara.

—Yo te dejé —destacó James.

Despegué la vista un poco de la revista para tratar de no centrarme tanto en mi baja autoestima física.

—Sí, pero... Olvídalo. —suspiró ella—. Si tan solo Axel aceptará ser mi modelo. Él es lo más cercano que he visto a un Idol.

—¿Te sigue gustando? —preguntó James.

Sería bonito saber que alguna vez le gusté a alguien.

La chica sacudió la cabeza y en el espejo vi reflejada su sonrisa. Yo sabía que una de la razones por las que Annia se había cerrado al amor era por culpa del frío rechazo de Axel. Un rechazo que obtuvo antes de intentar confesarse.

La Analogía De Carter©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora