Capítulo 1

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Ya que estás aquí, ¿por dónde empiezo?

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Ya que estás aquí, ¿por dónde empiezo?

Ah, tal vez por aquella madrugada. Esa fue una de las más ajetreadas y tejemanejes que había vivido en lo que iba de mi servicio. Los miembros de la unidad entraban y salían de la estación hasta que de repente y sin darnos cuenta, el escuadrón Dos, mi equipo, era el único que seguía en servicio.

Otras personas, en su buen juicio, estaban en sus casas resguardadas del frío, pero yo, seguía ahí frente a una computadora portátil. Repasaba una y otra vez los vídeos de las cámaras de vigilancia de ciertos negocios con relación a un caso. Tenía la compañía de una pila de archivos en papel a la izquierda y un vaso de café a la derecha.

—¿Carter tienes algo nuevo?  —preguntó Dave, el recién nombrado Capitán de equipo, dejando de un golpe una pila de documentos sobre su escritorio. Su mal genio era antiguo. Este era un hombre que se sentía en relativa comodidad investigando a la vieja escuela y nos hacía tener todo escrito en papel antes de transcribirlo a pdf.

—No mucho. —Moví el cuello de izquierda a derecha y hojee mi libreta de anotaciones— Nada que no supierámos ya. —Alcé el cuaderno antes de leer—: La mujer salió del club un sábado de este mes a las 2:00 AM después de la víctima y su novio pero...

—¿Las imágenes son claras?

—No tanto, a simple vista parece...

—¡La fiscalía intentará arrebatarnos el caso, de nuevo! —exoneró James, dándole un patadon al cesto de basura que tenía en frente. Los recortes y vasos de corcho que había en el interior de este rodaron por el piso.

—No pienso levantar eso, Brad—dijo Jessica nuestra experta en análisis técnico, sin levantar la vista de su computadora de escritorio.

—Tú, sigue buscando, tenemos que encontrar cualquier cosa que nos sirva para abrir un nuevo caso —Dave se dirigió a mí—.  Esta vez tenemos que reunir la mayor cantidad de evidencia. Debemos hacerlo antes de que ustedes dos se vayan al equipo de investigación, ¿entendieron?

—Sí, jefe —contestamos todos en coro.

La llamada entrante que estaba a punto de recibir hizo que mi teléfono celular vibrara. Puse pausa al vídeo que miraba y saqué el dispositivo de mi chamarra. Como era un número desconocido me detuve a pensar una fracción de segundo, pero acabé aceptando la llamada.

—¿Quién habla? —contesté con indiferencia.

—No pronuncies mi nombre en voz alta...  —La voz masculina era seria, más seria de lo normal.

La Analogía De Carter©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora