9. Necesito más tiempo.

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Caminaban a través del Mont-Royal, la ciudad se vestía poco a poco con capas blancas para dar paso al largo invierno que ya se empezaba a mostrar desde inicios de noviembre, los animales preparados para la llegada de su hibernación y aquellos tintineos que le encantaba escuchar cuando los árboles se mecían haciendo sonar los pequeños cristales que yacían en sus ramas. El glorioso aroma de todo aquello la hizo suspirar.

—Se nota que estás feliz —comentó Juliet mordiendo un poco de su croissant, le echó un vistazo, se le veía tranquila—. ¿Pasó algo que no me has mencionado?

—Solo me gusta la Navidad, es como la última recta en la que me tengo que esforzar para el siguiente año.

—No terminas de esforzarte nunca —jaló su gorro y bufó—. ¿Por qué no vienes conmigo a casa y pasamos Navidad juntas?

—De hecho, creo que sí pasó algo que no te he comentado —mordió su labio pensando si el haber cenado con la madre de Joseph era "pasar algo" aunque estaba segura de que sí era, especialmente porque estuvo nerviosa en todo momento en el que él estuvo ahí, junto a ella, disfrutando como en familia—. La madre del joven Myers me ha invitado a su fiesta.

— ¿Joseph Myers? —Noira asintió—. Joseph Myers.

Gruñó por último, después de todo sí había tomado el consejo que le dio.

—Lo sé, es inesperado y sorprendentemente acepté —Juliet la observó por unos segundos, luego sus labios se curvaron lentamente en una sonrisa—. No es tan importante y que te pongas así, tampoco.

Agitó la mano con suavidad como si le restara importancia con esa acción.

—Puedo y debo emocionarme, es increíble y por supuesto que es importante. ¿Cómo es que aceptaste a ir a una comida familiar con él? Lo odias, ¿no? Lo odias, ¿verdad? Ay, por los cielos, no lo odias, te gusta.

Atropelló todas las palabras zarandeando emocionada a su amiga, abrió la boca para hablar otra vez, pero Noira la interrumpió.

—No me gusta, te lo juro. Y de hecho es un idiota egocéntrico, pero cuando está con su madre parece ser menos cavernícola.

—Ya veo, entonces te gusta un poquito —dijo en murmuro juntando su dedo pulgar e índice, no sobraba casi espacio sino es que se estaban tocando indicando que ese "un poco" era en realidad mucho. Recibió una mirada fría de su amiga y confirmó lo que ya se presentía—. ¿Tienes pensado llevarles algo?

—Además de alguna bebida, no tenía planeado nada más y la verdad no tengo idea de qué otra cosa podría hacer.

—Podrías llevar un liguero puesto para cautivar a Joseph, no se me ocurre más.

—Establezcamos que no me gusta y no quiero cautivarlo. Solo es mi jefe y debo agradarle.

Juliet entornó los ojos en ella inspeccionando cada parte de su rostro al hablar, mentir no era su fuerte y la manera en que desviaba los ojos cuando le preguntaba algo directamente era la muestra de que era verdad, finalmente le regaló una sonrisa.

—Faltan unas cuantas horas, vamos de compras.

Siguió a su amiga hasta el centro comercial Subterráneo de Montreal cerca del Burd'Elle, dentro pasearon por todas las tiendas habidas y la mayoría se encontraba en descuentos, observó a través de los vidrios la pista de hielo y la manera en la que todos se divertían, le acongojó ver a una familia disfrutar del sitio.

—Sólo falta el joven Myers —murmuró con algunas bolsas en las manos.

—Noir, sabes qué debes darle —rio al ver el puchero de su amiga.

La Diosa de la Noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora