16. Y después de todo...

121 7 0
                                    

Miró impactada a través de sus ventanas al Joseph casual que se acercaba hacia la puerta de su casa, vestido con unos vaqueros desgastados y un suéter holgado, se veía extremadamente despreocupado, incluso su típico peinado relamido se encontraba despeinado y sin gel mostrando las leves ondulaciones de su cabello que caían sobre su rostro entornándolo a la perfección.

— ¿Quién es usted? —dijo de inmediato al abrir la puerta, Joseph pareció titubear.

—Ayer has dicho algo sobre no ir formal y más tranquilo.

—Bueno, he dicho que vaya casual, no como cantante de k-pop.

— ¿De qué? —replicó absorto de su chiste, y es que la manera en la que se desenvolvía al caminar, el vestuario y el cabello rebelde, parecía algún cantante o modelo, exceptuando el rostro tosco y fuerte, podía pasar desapercibido en aquel país—. ¿Debería cambiarme?

—No, para nada, en realidad se ve muy bien.

Y no era mentira, podía notar a leguas que se encontraba cómodo y tal vez ese estilo era el que realmente le tenía sereno en lugar de un regio saco y pantalones formales. Entraron al auto casi de inmediato. Se encontraba nerviosa, nunca había ido a las típicas fiestas de oficina, la única experiencia que tenía acerca de ellas eran las películas navideñas que pasaban en la televisión desde Noviembre.

— ¿Te encuentras bien? Te ves... —hizo una mueca imitando su semblante y ella sonrió incómoda.

—He pasado tanto tiempo sola en Navidad, que esta fiesta es algo nuevo para mí.

—Y eso que aún no vamos a la fiesta familiar —respondió mirándola con una gran sonrisa en el rostro, Joseph se dio cuenta de la gran interrogante en su cara y continuó—. La fiesta a la que te invitó mi madre, irás, ¿no?

—No creí que fuera una invitación formal.

—Lo fue, y estaría encantado de que me acompañaras —Noira asintió lentamente, una fiesta familiar y se sentía por completo feliz al saber que estaba invitada especialmente porque de pronto todo se estaba acomodando, después de todo Juliet tenía razón acerca de dejar trabajar al destino, algo le decía que no podía seguir esperando a que su vida mejorara y en esos momentos, en definitiva, mejoraba en creces.

—Podríamos regresar juntos en cuanto acabe mi show directo hacia el domicilio de su familia —él asintió a sabiendas que ella lo miraba fijamente—. Juliet no estará, así que no deberá preocuparse si me siento lejos de usted.

—No me preocupaba, sabía que nos sentaríamos juntos en algún momento —Noira se encogió de hombros ante su honestidad, era una persona con mucha confianza en sí mismo. Como ella, Joseph estaba perfectamente al tanto del grado de atractivo y astucia que tenía y sabía cómo usarlo a su conveniencia.

Condujo por media hora más hasta que llegó a la empresa donde se estacionó y corrió de inmediato hacia la puerta del copiloto para ayudarla a bajar—. ¿Se encuentra tan nerviosa como yo?

Mencionó apenas se subieron al ascensor. Noira estaba más que nerviosa e impaciente, su corazón latía a mil por hora por saber lo divertido que sería y quería disfrutar aquel día al máximo. Una vez más su mano se encontró con la de Joseph y entrelazó sus dedos, esta vez sus miradas hallaron su camino al mismo tiempo y una sonrisa torpe apareció en los labios de su acompañante, caminando hacia el elevador y dentro de este no despegaron la mirada del otro en ningún momento—. Noira, yo...

El ascensor abrió sus puertas de par en par en el piso de la cafetería y recibieron unas cuantas miradas, ella de inmediato le jaló fuera de la caja de metal y soltó su mano para acercarse corriendo a Karla y Sophie que platicaban junto a Lore, sus amigas no se opusieron a su abrazo y también la recogieron sobre el aire para darle la cálida bienvenida.

La Diosa de la Noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora