Capítulo 20

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El sonoro portazo que sufrió la puerta de la suite fue tal que seguramente retumbó en todo el hotel. Aquello no sería una exageración, más aun teniendo en cuenta el humor con el que había llegado su único habitante.

Los subordinados que se encontraban cerca se alejaron rápidamente del camino de su jefe. Pocas veces lo había visto tan molesto y era mejor no tentar a la suerte; es decir ¿Quién se sacrifica voluntariamente a sufrir a manos de un mafioso? No gracias, esos hombres a pesar de todo querían vivir.

Pese a estar aparentemente tranquilo, su mirada inyectada en sangre, la manera en que caminaba tan determinadamente hasta su habitación y el incómodo silencio que lo envolvía era suficiente como para decir que algo no estaba bien.

¿Qué demonios había salido mal? Desde su punto de vista, habían iniciado de forma civilizada y habían tenido la conversación más decente desde su reencuentro… Ah, claro… Todomatsu.

Chasqueo su lengua sintiéndose más molesto, era increíble como la sensibilidad de Karamatsu saltaba a relucir con la sola mención de su gemelo; verdaderamente ridículo y morboso.

--Sería preferible que esos dos fueran como Rómulo y Remo-- Se rio de forma tétrica ante su propio chiste. Ciertamente sería más conveniente para él, que ambos hermanos hubieran terminado agresivamente como los fundadores de Roma.

Tiró su esmoquin hacia la cama y se sentó en uno de los sillones que había en la habitación. Estiró su cuello tratando de desestresarse, estaba particularmente irritado hoy, no solo por esa molesta espinita en el pasado de ambos, sino porque pese a todos sus esfuerzos, hasta ahora no había avanzado demasiado, anteriormente un poco de palabrerío bastaba para encantar a alguien, apoyado de su digna imagen de hombre exitoso de buena familia y carismática personalidad, cualquiera diría que a primera vista era un excelente partido.

Pero claramente a Karamatsu jamás le fueron inculcados estándares ordinarios de pareja, aunque eso sólo hacía que fuera más y más precioso para él.

Cuanto deseaba que las cosas fueran como antes; pero sabía muy bien que no lo serían, Karamatsu estaba resentido con él pero era algo que poco le importaba, a su parecer era más como un obstáculo a superar. Ya una vez había logrado derribar todas las murallas del joven de ojos azules, quien pudo una vez, podrá siempre. Una sonrisa se asomó en las comisuras de sus labios.

Mirando en dirección de la enorme cama perfectamente ordenada; varios recuerdos se le vinieron a la mente, recuerdos reconfortantemente estimulantes, aunque no lo suficiente, la codicia que venía acumulando hace años por su ex mejor subordinado no le hacía conformarse con menos de tenerlo en físico frente a él.

*5 años atrás*

La tenue luz de su cuarto daba una sensación de intimidad profunda; la joven belleza sentada en su regazo era una obra de arte, con piel blanca, pelo negro y hermosos labios rojos qué había resaltado con un fuerte labial rojo qué combinaba con su vestido de coctel. La sonrisa en su rostro era de placer; sabía que tenía su atención y estaba decidida a sacar todo el provecho de eso. Las pálidas y delicadas manos acariciaban su pecho por sobre su camisa, mientras sus propias manos acariciaban los blancos muslos sacando más de un jadeo de anticipación a su acompañante.

No había nada para desinhibir su lujuria en ese momento, incluso los constantes mensajes que recibía de sus hombres más cercanos informando sobre el estado de la misión que tenían de recibir y defender mercancía que venía por puerto, había muchos idiotas que babeaban por la calidad de lo que él tenía bajo su poder, pero se quedaron con las ganas, nada podían hacer frente a su mente brillante como para predecir sus movimientos.

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⏰ Última actualización: Sep 17, 2021 ⏰

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