Capitulo 2

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30 minutos... 1 hora... 2 horas... No importara cuantas veces cerraba los ojos, estos simplemente volvían a pegarse un buen rato más en el techo de la habitación oscura sin darse cuenta.

El relato del mocoso malcriado había causado  un total desastre en su mente, cosa que no ocurría desde hace un buen tiempo ¿Como la escapada de un hijito de papá le carcomía la conciencia de aquel modo? En definitiva coincidía con su amigo, ese malcriado de mierda lo tenía todo y lo desperdiciaba.

Se sentía frustrado, enojado consigo mismo por no poder mantener la compostura ante cada palabra que salió de la boca de aquel detective y sobre todo ahora que su mente procesaba una y otra vez aquella anécdota de trabajo le era imposible no poder ver sus malditos recuerdos como una película que se veía obligado a repetir.

Es por eso que se replanteaba bajo la luz lunar que traspasaba su ventana a su oscura habitación que clase de vida había estado teniendo hasta ese entonces. Según Choromatsu toda personalidad era reflejo de una edad tierna, cuando la mente inocente y pura es susceptible a cualquier tipo de emoción. Siempre que hablaba con alguien de su niñez le hacía sentir nauseas de escuchar el mismo de opinión: una época que volverían a repetir; sin ataduras, sin límites, un paraíso para los soñadores, hubo uno que otro comentario de un familiar un tanto iracundo o también de compañeros desagradables, pero por lo general eran memorias alegres que transmitían con verdadera nostalgia.

¿Alegría?

No, para su mala suerte jamás pudo ser tan digno de una emoción tan dichosa… Siendo sinceros, no es que pueda experimentar tan fuertemente cualquier tipo de emoción o sensación propia, ni entender las ajenas. Muy probablemente sea la calma lo más cercano a la felicidad que ha experimentado, y si alguna vez ha alcanzado a sentirlo no habría sido capaz de identificarlo ni menos expresarlo, puesto que jamás nadie le enseñó... que era con exactitud, a pesar de ser lo que refleja en el rostro cada maldito día en su tienda como una máscara ideal que cubre todo rastro de apatía o frialdad que reinaba en su interior.

¿Cuándo inició todo aquello?

No lo recordaba con exactitud, siempre había sido de esa forma, eso a que todos llaman “extraño” y en ocasiones “un monstruo”

Pero no podría estar más de acuerdo con eso; de hecho, a sus ojos, su mera existencia era un error, pues sin haber nacido ya había arruinado la vida de alguien más, la de su propia madre…

Y ni con todo el esfuerzo que pudiera hacer nunca podría olvidar el rostro y la voz de aquella mujer que vio en él y a su gemelo un par de enemigos, mas no sentía remordimiento alguno, recapitulando todo lo que había pasado fue gratificante ser su desgracia y maldición, puesto que fue gracias a ellos que su marido no la volvió a ver con los mismos ojos, por esa razón, se encargó de hacerles la vida imposible desde que tiene memoria ¿Qué mierda tenían de culpa? Ni idea, la que se abrió de piernas a otro hombre por estar frustrada sexualmente fue ella.

“Desposar al amor de su vida y tener su pureza en la luna de miel” era la condición de aquel hombre con el que se prometió, era alguien muy conservador después de todo. Pero nada iba cambiar los hechos, apenas un mes había pasado y los síntomas se habían presentado llevándola de urgencias al hospital alertando a todo el círculo social de la pareja, y que sorpresa fue para ambos recibir felicitaciones del médico al mostrar los resultados, la esencia del otro crecía sanamente en su vientre.

El pánico fue lo único que se vio reflejado en su rostro y al encarar a su ahora esposo lo había comprendido de inmediato, la realidad le había chocado fuertemente.

Se suponía que una madre protege a sus hijos por instinto y los priorizas ante cualquier cosa, inclusive si eso signifique enfrentar a su pareja. Pero ella solo se empeñaba en ignorarlos y tratar de recomponer su matrimonio, pero ya era tarde, su padrastro desde entonces le recordó cada día su traición hacuedo oidos sordos a sus excusas, porque llevaba ya en su vientre los hijos de alguien más.

SeiryūDonde viven las historias. Descúbrelo ahora