Capítulo 9

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--¡¡Vamos inútiles de mierda!! ¡¡Muevan su jodido trasero!!-- Gritaba Ichimatsu a sus subordinados, policías y bomberos desde el umbral de una puerta perteneciente a un complejo de apartamentos que había sido el blanco de un incendio terrible la noche anterior.

Con lo ansioso que estaba sin su preciado cigarro por razones obvias, cada falta de movimiento registrando el lugar o sacando los escombros quemados era motivo para condenar a muerte a los pobres desgraciados que le acompañaban, por supuesto todo era encabezado por el arisco detective quien destruía madera y restos a su paso firme tratando de encontrar evidencia, pistas y, ojalás no, alguna víctima.

Todos miraban extrañados e intimidados como el oji-amatista había tomado el puesto de forense del amarillo, quien desde afuera iba viendo el estado del terreno frente a la edificación, caminando con su espalda inclinada horizontalmente, mirada seria directa hacia el suelo y una de sus manos en su mentón, iba dando pasos robóticos hasta que se dio cuenta que el extremo derecho del complejo nacía una pequeña muralla de no más allá de dos metros que se dirigía hacia atrás, ladeó su cabeza para entonces dirigirse hacia el otro extremo.

Notó que había un largo pero angosto callejón sin salida, supuso que en horario nocturno la luz del poste más cercano no alcanzaría a iluminar el fondo de aquel lugar, lo inspeccionó cuidadosamente esperando que apareciera algo que llamara su atención, pero nada, estaba todo tal cual debería ser, algo de basura, suciedad, marcas de orina de algún borracho, entre otras cosas, estaba todo cubierto de cenizas y marcas negras, naturalmente por lo acontecido hace horas atrás, pero nada que fuese anormal.

--Extraño, esto es muy extraño-- Murmuró sacando su característica sonrisa, solo que esta vez mantuvo su ceño fruncido. Se hincó sobre sus rodillas posando sus ojos ámbar por las esquinas de esas tres murallas.

Por momentos escuchaba a lo lejos la voz de Ichimatsu retumbar sus oídos, estaba enojado y no hace más que ser un dolor de cabeza para todos, aunque él lo conocía mejor, sabía que estaba estresado, aunque eso no justifica su actuar, solo quería que los demás trabajáran eficientemente pese a todo, estaban en una emergencia y no podían darse el lujo de perder el tiempo en solo un punto de los incidentes, quizás por eso prefirió dejarlo en su puesto mientras él investigaba las cercanías.

Giró repetidamente su cabeza para volver a concentrarse en lo suyo, ya tendría la oportunidad de mimar como un gato a su pareja, sabía perfectamente que al final del día era lo que más le relajaba, eso y sus masajes de brutales golpes certeros, aún no sabía como Ichimatsu no se quejaba nunca del dolor, de hecho, en esos momentos no hacía más que decirle de tanto en tanto que continuará haciéndolo con una voz y sonrisa temblorosa, pese a los años de relación no podría determinar con certeza si el detective es un sádico de profesión o un masoquista encubierto.

Viera por donde lo viera no había nada fuera de lo común en aquel sucio callejón, y eso era lo más desconcertante de todo. Tantos incidentes de una gravedad considerada, ocurriendo al mismo tiempo era algo sobresaliente, no había que ser un genio para notar que de "incidentes" no había nada.

El forense de gran sonrisa llevó su diestra hacia su mentón en su típica pose pensativa --Debe de haber algo que no estoy viendo-- Cerró los ojos intentando aclarar su mente. La voz del fiero detective seguía escudándose con más ímpetu que antes.

Como si fuera una conexión sobrenatural, el recuerdo de la primera vez que habló con su ahora novio llegó a su mente, para ser más específicos, la primera vez que se encontraron en la escena de un crimen.

--Que no veas nada, no significa que no esté oculto. Debes de mirar desde otro punto de vista--

Rápido como de costumbre, Jyushimatsu abrió los ojos y volvió a darle una mirada rápida al callejón. De pronto, notó con sorpresa que la gran pared a su derecha estaba en relación a la pared del complejo de departamentos.

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