Fifteen

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Los ojos de Izuku se abrieron con pesadez. Hoy era el día, hoy cortaría su hilo y se enfrentaría al cruel destino, pero, ¿Era lo correcto? No lo sabía y jamás lo haría. Sin embargo, el dolor desgarraba su cordura a una velocidad impresionante. Su alma refulgía bajo una inmensa llama de desesperación, ¿Por qué ellos? Ladeó la cabeza y clavó sus enrojecidos orbes sobre Denki. El chico parecía incómodo, como si se estuviese ahogando en un océano de pesadillas e imágenes provenientes del infierno. Sin pensarlo, se levantó. Las plantas de sus pies vibraron bajo la frialdad del suelo, ¡Vaya! ¡El invierno estaba en su apogeo! Se acercó a su amigo y le movió el hombro con suavidad.

— Denki, despierta... — Al ver que Denki no despertaba, usó un poco más de fuerza al sacudirlo — ¡Denki! — Los párpados de Denki se alzaron perezosos y cansados, ¿Qué estaba pasando? Se irguió en toda su altura y parpadeando, escrutó el rostro preocupado de Izuku. Su nariz arrugada lucía desproporcionada y sus pecas irregulares, la expresión perfecta de la perturbación.

— Gracias por despertarme — Susurró y de súbito, un silencio turbio y ensordecedor los envolvió con la fuerza de un huracán — ¿Vas a cortarlo hoy? — Preguntó. La voz de Denki resonó como un eco maligno en el cerebro de Izuku, repitiéndose una y otra vez.

Izuku sonrió, alzó una mano y acarició los rebeldes cabellos de Denki. El rostro de su amigo era poseedor de una palidez crispante e inhumana. Sus características mejillas sonrosadas y tiernas se habían esfumado, ¿Por qué nosotros? Se preguntó dolido. Se colocó de cuclillas y recostó la dolorida cabeza sobre las suaves piernas de su amigo. Denki olía a hogar y quería conservar ese aroma para siempre. No obstante, ¿Era posible? Cortar el hilo significaba perderlo todo, perderse en medio de un bosque borroso e insípido. Un bosque cuyas ramas estaban repletas de indiferencia y calma. Un lugar en el que los sentimientos se desperdigaban y se convertían en cenizas.

— Sí, voy a cortarlo hoy — Respondió con seguridad y decisión. Pese a tener miedo, el deseo de dejar de sufrir era más fuerte. Zambulló sus pensamientos en un río de descontrol, ¿Todo saldría bien? ¿Qué pasaría con su madre? ¿Con sus amigos? ¿Con Kacchan?

— También lo cortaré hoy — Dijo Denki con las comisuras de sus labios alzadas — Le vendimos la mitad de nuestra alma a un demonio, ¡Un demonio! — Su voz estaba plagada de sorpresa. Una sorpresa venenosa y contaminada — ¿No sientes nada? — Lo interrogó frunciendo el ceño — Yo me siento más ligero — Su murmullo fue tan bajo que casi pareció un gruñido. Izuku se puso de pie y salto dos veces, ¡Era cierto! ¡Su cuerpo se sentía ligero!

— Si le pones atención es una sensación extraña — Izuku mordió su labio y observó a Denki con una intensidad aterradora — ¿Por qué? El alma no es física, no se supone que lo sea... — Se sacó un monólogo apagado de la garganta y las palabras salieron como si fuesen una cascada.

— Izuku... ¿Vas a despedirte de él? — La pregunta de Denki se arrasó con la voz de Izuku, reduciéndola a un silencio antinatural. El chico parpadeó tres veces y asintió.

— Sí — Balbuceó resignado — ¿Y tú?

— No — Izuku sonrió.

— Haces bien — Aún sonriendo, Izuku volvió a acariciar los cabellos de Denki — Quiero cortarlo frente a él — Agregó — Quiero ver la expresión de su rostro al ver al nuevo Izuku y ahora, viene lo más doloroso... — Dijo apretando los párpados, ¿Lo más doloroso? Pensó Denki — Despedirme de ti, Denki — Ante tal afirmación, sus ojos se convirtieron en burbujas listas para explotar en llanto — Gracias por existir, por ser mi mejor amigo y por continuar viviendo — Lágrimas de cristal empezaron a bajar por los mofletes de Denki. Sin pensarlo, se abalanzó sobre Izuku y lo cobijo con sus brazos cálidos y preciosos.

Hilo rojo | KatsuDeku |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora