Hilo rojo | KatsuDeku |

Capítulo especial

Les dejo el one shot en el que está basada la historia.

Aviso: leer este os no significa saber el final del fanfic.

Midoriya Izuku y Kaminari Denki son capaces de ver el hilo rojo del destino.

Midoriya Izuku y Kaminari Denki conocen el lado cruel del hilo rojo: si se torna de color carbón, es porque tu otra mitad está enamorada de alguien más.

Midoriya Izuku y Kaminari Denki saben que si cortan el hilo rojo, sus sentimientos y emociones se destruyen y solo queda un humano frío y cruel. La otra mitad en cambio, sufrirá toda su vida.

Midoriya Izuku y Kaminari Denki sufren y están a un paso de morir de tristeza. Sus hilos son de color negro.

Izuku suspiró, con cada día que pasaba su hilo se tornaba cada vez más y más oscuro, ¿Por qué continuaba viviendo en esta farsa? Es decir, jamás volvería a ser rojo, ¡Jamás! Y con cada día que pasaba el dolor aumentaba, se incrustaba en su pecho con la fuerza de una daga venenosa.

La mitad de Izuku se llamaba Bakugo Katsuki, una persona histérica, mal humorada y grosera. Sobretodo con él, aquel hombre parecía odiarlo y despreciarlo.

— ¡Midoriya! — Kaminari gritó desde el otro lado de la agencia. Denki también podía ver el hilo rojo del destino y el suyo también se había teñido de negro con el pasar de los años. No saben el motivo, pero pueden verlo. Caminó a grandes zancadas y se acercó a Izuku — Deja de mirarlos — Susurró cabizbajo.

Izuku no se percató de ello, ¿Los estoy observando? Se preguntó. Alzo la cabeza y se topó con una mirada carmín, Katsuki lo estaba observando, ¿Por qué? Volvió a preguntarse. Un nudo se formó en su garganta. Bakugo y Kirishima se amaban con locura y eso nunca cambiaría.

Kirishima, la mitad de Denki era una persona horriblemente animada y vivaz. Katsuki era lo contrario y tal vez por eso, se complementaban de una forma exquisita y aterradora.

— Kaminari, hoy voy a cortar mi hilo, han pasado diez años — Balbuceó sonriendo, sin embargo, su sonrisa estaba plagada de tristeza y melancolía. Sus piernas flaquearon, el ardor en su corazón aumentó — Prefiero perderlo todo a seguir sufriendo — Izuku sabía que el infierno lo esperaba. Hambriento y discreto, como si esperase carne fresca.

— ¿Estás seguro? — Izuku asintió, había deseado eso por años. Simplemente nunca había recogido el suficiente valor para cortarlo — Yo también lo cortaré, pero no hoy. En un mes, ya lo he decidido.

— ¿Para qué esperar tanto tiempo? — Preguntó.

— Quiero disfrutar el amor que le tengo por un tiempo más — Sonrió — Kirishima es todo lo que quiero — Las lágrimas empezaron a aglomerarse en sus ojos.

— Te entiendo — Susurró Izuku — Pero llorar no arregla nada — Balbuceó herido, pese a ello, el también necesitaba llorar.

— Bueno, hacerlo hoy, en un mes o en una semana es lo mismo. Ya sabes que estoy aquí — Kaminari lo cobijó con sus brazos, ambos se fundieron en un abrazo cálido y amistoso.

— Dame media hora y después de eso me buscas en la escalera de emergencia. Ya todo estará terminado — Denki asintió, no debía detenerlo. Para Midoriya había sido difícil tomar esa decisión y la respetaría.

— Lo entiendo. Eres mi mejor amigo Izuku — Dijo con la voz temblorosa.

— Y tú el mío, te amo mucho y pese a perder el sentimiento, sabes que estará allí. Oculto en lo más profundo de mi ser — Se separaron.

Izuku trabajaba en una agencia de modelaje y lo que menos necesitaba era dolor. Necesitaba subir y conseguir buenos contratos. Caminó en dirección al casillero, hurgó entre sus cosas y extrajo una tijera de color dorado.

Se dirigió a la escalera y susurró — Te amo, Kacchan.

No obstante, no se percató de los ojos rubíes que lo seguían. Bakugo arqueó una ceja, ¿Qué mierda le pasaba al nerd? No hablaba mucho con él, pero lo conocía. Suspiró, él no lo odiaba, simplemente tenía miedo de encararlo. Deseaba pedir perdón por todos los insultos y las burlas. Sin pensarlo, lo siguió con sigilo y se escondió.

Izuku lloraba y lo hacía con sentimiento, ¿En verdad estaba preparado? Perdería sus sentimientos y sus emociones, solo sería un cascarón vacío, pero ya no podía. Ya no, su corazón se estrujaba más con cada día que pasaba. Levantó la mirada y descubrió a Bakugo. El hombre lo observaba con sorpresa y confusión.

Izuku sonrió, ese era el empujón que estaba esperando — ¡Ojalá te pudras en el infierno!  — Dijo y sin pensarlo, cortó el hilo. Su cuerpo se sumergió en un mar de calma, todo desapareció. Por un instante recordó a Denki, a su madre y a sus amigos.

Sin embargo, ya era tarde, Midoriya Izuku lo había perdido todo.

— ¿Se te ofrece algo, Bakugo Katsuki? — Dijo en un tono monótono y frío. Sus ojos habían perdido el brillo y sus pupilas se habían oscurecido — ¿Por qué me observas? — Era como estar escuchando a un robot.

Midoriya Izuku perdió todo y a Bakugo Katsuki le esperaba una vida de sufrimiento.