Capítulo 29 Un lugar llamado hogar

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lena

Estuvimos hasta que Lory quedo agotada en los brazos de kara, estábamos en la sala mirando como Eliza y Ruby se peleaban por ver quien le deba papilla a Alura, vigilamos a nuestras "sobrinas" en lo que sus madres se comían la boca en le patio trasero

–no Ruby, lo estas haciendo mal, mira así se hace– Eliza tomaba la cuchara y le daba a su abuelita

–pero así lo tira mas ¿ves? Le estas dando mucha comida– yo miraba como ambas nenas estaban muy entretenidas mientras kara miraba a Lory y la mecía en sus brazos –no lizzy, así la vas a batir más–

–amores, Alura ya no quiere de comer, por eso tira la comida, porque no mejor vamos a dormir, ya es tarde – mire mi reloj eran las 12:45, de seguro ambas nenas se quedarían en la habitación de kara que parecía mas de niña que de adulto y sus madres en la habitación de Alex – vamos a dormir, vengan subimos las cinco para colocar a las nenas con pijamas prestadas de lizzy, a Ruby le quedaban muy pequeñas las prendas así que mejor kara le presto una de sus pijamas de niña.

–tía kara, Lory no va a dormir con nosotras– ya habíamos arropado a las nenas y habíamos dejado una película para que quedaran dormidas viendo televisión, kara no soltaba a Lory y tampoco dejaba de darle besos en toda su cara

–ella...mmmmm...... – era seguro que kara no sabia donde iba a quedarse esa noche y con quien, busco mi aprobación, claro que nunca después de ese día dormiría en otra cama que no fuera la mía, kara estaría conmigo siempre

–iremos a mi casa lissy, mañana vendremos para ir a pasear al bosque, tal vez hagamos un pic nic, solo espero que tus madres no se desvelen mucho –mire a mi esposa que continuaba meciendo a mi hija – ¿te gustaría eso cariño? –

Kara me miro sin despegar los labios de los cachetes de mi hija, asintió yendo hacia fuera lista para ir a casa......

A casa.... hasta ese día y después de estos cinco largos años jamás pude llamarle hogar a otro lugar, tenia una propiedad en Australia, un departamento en Vancouver, kara y yo aun éramos propietarias del sótano que compartimos en la universidad cerca de la universidad de bellas artes de nueva york donde ella estudiaba, eso fue lo mas cercano a un hogar, vivimos ahí por cuatro años y después de eso jamás lo volví a sentir, sentir el calor que kara me daba con su compañía aun cuando nuestra habitación siendo un pequeño sótano estuviera a -4°C, nueva york fue frio, pero nunca lo padecí.

–tía lena ¿le dirás a mama que vuelva pronto? – me dijo rubí, Sam ya se estaba tomando mucho tiempo con Alex, claro que iba a recordarle que tenia una nena que necesitaba su compañía para dormir

–claro cariño– bese su frente y la de lissy –duerman cariño, sus madres vendrán pronto– aún se escuchaba la música del patio trasero, aun había mucha gente festejando con mis suegros, kara ya me esperaba junto al auto, divise las figuras de Sam y Alex que venían a nosotras tomadas de las manos.... si exactamente eso, tomadas de las manos.

–mi hija ya se durmió– pregunto Alex

–no, no quieren dormir hasta que ustedes regresen, tal vez deban de subir para asegurarse que estén bien– le abrí la puerta a kara para que ingresara con Lory en brazos – nos vamos a casa, mañana pasaremos por ustedes para ir a hacer un picnic al bosque–

–ahmmmm, ¿lena? Mañana viajare a Vancouver a resolver un asunto, ¿quería saber si podrías darme el día y hacerme un gran favor? –

–claro Sam, perdón por no consultarte antes ¿de que se trata? –

–es un negocio, yo.... mmmhmmm– Sam estaba nerviosa, no entendía de lo que se trataba o lo que quería decirme – quería saber si puedes cuidarme a Ruby solo dos días–

Un diván en mitad de MidvaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora