Un diván en mitad de Midvale

Capítulo 39 El día del perezoso

Lena

–toc, toc, toc.... mama...mami!!!!! – un grito me hizo despertar, me queje aun soñando con lo que había acontecido hacia unas pocas horas atrás, mire a mi lado y ahí estaba mi esposa babeando su almohada roncando como oso, mi hija era muy insistente tocando la puerta así que quise levantarme de golpe para buscar mi bata, apenas me incorpore y un dolor de mi cintura para abajo me hizo doblarme cayendo al suelo alfombrado

–oh dios!!!! – exclame tratando de levantarme rápido, pero en verdad me dolía, sonreí recordando la razón de mi dolor y la causante de que sintiera en ese momento que me partía en dos por la mitad –amor, levántate y colócate la bata.... kara despierta – moví a mi esposa de un lado a otro

–ñan, ñam, ñam – kara se seco la baba que escurría por la comisura de su boca, se colocó su maraña de pelo sexual detrás de sus orejas, me había hecho el amor hasta mas no poder, mi cuerpo tenía huellas de su amor por todos lados – buenos días bebe – me dijo con los ojos perezosos, pero con una sonrisa radiante de oreja a oreja

–mmmmmm, muy buenos días – me estire quejándome sobre su boca dejando un caminito de besos hacia su oreja mientras mi mano saludaba a rumpel – debes de colocarte la bata cariño, tu hija nos está llamando – bese a kara amorosamente y trate de caminar lo más normal posible hacia la puerta, pero el dolor volvió a doblarme – dios, no debí de alocarme anoche –

–yo iré – dijo kara colocándose sus pants y su sudadera – tomate una pastilla cariño – kara trato de levantarse rápidamente y la vi caer casi de inmediato –ay! ¡Ay! ¡Ay! – las piernas se le doblaron con cada paso que daba, yo fui al sanitario por las pastillas en lo que mi esposa abría la puerta de nuestra habitación – mi amor – dijo kara abrazando a nuestra hija alzándola entre sus brazos –ay, ay, ay–

–te duele mami– pregunto mi hija

–si bebe, creo que vamos a enfermarnos – dijo kara riéndose llegando hasta la cama para volver a acostarse, mi hija posos sus manos en la frente de kara para tomar su temperatura

–ten amor – avente las pastillas a mi esposa – Lory, me harías un favor cariño, puedes ir por un poco de agua a la cocina – volví a la cama

–si mami– grito bajando de nueva cuenta de la cama para correr hacia la cocina

–con cuidado– grito kara – voy a ver, tratare de preparar un emparedado para ambas –

–no tienes porque hacerlo amor, en un momento me levanto y desayunamos juntas en la cocina – le dije

–deja que te consienta, te lo mereces – kara me beso intensamente quitándome de todo dolor, mientras me apretaba de la cintura – te amo chica sexi, en un momento vuelvo – kara salió a paso torpe hacia la cocina, encendí la televisión para buscar algún programa de interés, no pasaron muchos minutos cuando entraron con una charola con emparedados, café para mi y malteada para mis dos rubias

–gracias amores– bese a mis bebes y nos acostamos untas con Lory en medio de las dos –

–mami, hoy no nos vamos a levantar? –

–hoy es el día del perezoso mensual, no vamos a levantarnos de aquí salvo para bañarnos – les dije encontrando el canal de las películas infantiles

Recuerdo nuestro primer día del perezoso, kara y yo pasamos nuestros primeros meses en nueva york con demasiado ajetreo, ambas tuvimos que encontrar un trabajo de medio tiempo para sacar los gastos de la semana, kara encontró trabajo en una heladería enfrente del central park de martes a domingo y yo en una cafetería de lunes a sábado en Manhattan cerca de mi escuela, solo descansaba un lunes al mes así que era imposible pasar un día completo con mi amor, puesto que solo un día podía disfrutar de kara, decidimos no salir ese día para nada, nos la pasábamos prácticamente acostadas comiendo, viendo la televisión y haciendo el amor, así que lo llamamos el día del perezoso.