25.

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Hacía un día muy soleado, y mientras Dani conducía, yo me dedicaba a mirar a través de la ventana las vistas de la ciudad. Me encantaba respirar ese aire de libertad, aunque aún sentía que habían problemas que me salpicaban. Pensaba —y estaba segura de que lo conseguiría — acabar con la tortura en la que estaba viviendo Eva durante todos estos años.

Por la radio comenzó a sonar la canción de Like I can de Sam Smith, y empecé a cantarla encantada de la vida.

— Eh— le dije a Dani al percatarme de que tenía intenciones de apagarla— Las manos al volante. Esta canción se queda puesta.

— ¿No crees que tenemos que hablar de algo importante?— desvió la mirada hacia mi lado, y juro que me encantaba verlo mosqueado. Su ceño fruncido se veía muy sexy— No me mires así — puso los ojos en blanco y me di cuenta de que yo estaba sonriendo.

— No pienso hablarlo mientras conduces, vaya— miré hacia delante, mientras me reacomodaba en el asiento.

— ¿Y dónde? Porque sigo pensando que lo mejor es volver al Mediamark y devolverla— se quejó, y ahora era yo la que ponía los ojos en blanco. Pero con Dani las discusiones no eran como las que tenía con Jesús.

Lo sé, está mal comparar. Pero ya no sentía nada por él y no podía evitar pensar en que perdí el tiempo en una relación tóxica. Jesús no era mala persona, pero era mal novio. Nuestra relación estaba llena de pasión, pero era muy tóxica. Siempre suelen querer un amor tóxico, a lo After, pero lo cierto es que cuando esa "bonita historia" la llevas a la vida real, la vives, te das cuenta de que nada es lo que parece. Y que tener una persona tóxica a tu lado, te acaba envenenando.

Con Jesús me pasaba eso, adoraba el amor de Tessa y Hardin, y sabía que terminaba bien por muchos roces que hubieran, pero en mi caso no salió como el de ellos.

Ahora tenía suerte de poder tener a una persona a mi lado que me quería, pero que me quería bien, era un amor sano. Sabíamos escucharnos, y sabíamos respetarnos.

— Devolverlas— le corregí — No he pillado una, sino varias.

Giró el cuello tan rápido que me asustó por si se quedaba en el sitio. Sus ojos me miraron pero duró apenas unos segundos ya que alguien pulsaba el claxon detrás nuestra.

— ¿Qué cojones pasa?— gritó exasperado Dani, bajando su ventanilla y preparado para quejarse en condiciones. Me apresuré.

— Que cuando el semáforo está en verde, el coche debería moverse, no quedarse apalancado como tú — le puse una mano en el hombro y lo miré divertida.

— ¿Te digo cosa una cosa Irene?— se detuvo y se giró poco a poco a mí, tensando la mandíbula y entrecerrando los ojos, gesto que hacía siempre cuando le daba rabia darme la razón.

Me preparé para su contestación, seguramente borde.

— Ajam— fingí seguridad y tranquilidad; le sostuve la mirada.

— Que te follaba ahora mismo— soltó mirándome a los ojos, a la vez que pisaba el acelerador.

Me puse nerviosa, ya que no me esperé esa respuesta de repente. Sonreí. A los dos minutos, paró en una especie de aparcamiento abandonado, cerca de una montaña que no había visto en mi vida. El lugar era extraño, pero me gustaba.

— ¿Aquí es donde vamos a hablar?— le pregunté, alzando una ceja, mientras salíamos del coche.

No me contestó, sino que rodeó toda la parte delantera del coche hasta llegar a mí. Me cogió de la nunca y me tiró hacia él, estampando mis labios en los suyos. El beso fue apasionado, hambriento, fogoso y lleno, muy lleno de deseo. Me cogió de los muslos y llevó hasta el capó, donde me sentó y comenzó a devorarme cada parte de la cara. Al llegar al cuello, se me escapó un gemido que despertó en él más deseo aún. Llevo una de sus manos a mi pecho y comenzó de nuevo a besarme los labios. Su lengua y la mía jugaban a ver quien deseaba más a quien, y en ese momento, sentí ganas de poder decir que éramos uno. Necesitaba estar cuerpo a cuerpo, sentir su calor, su piel.

De repente, se detuvo.

— ¿Pasa algo?— le pregunté, un poco extrañada. Sus labios estaban más gorditos de lo normal, y de un color rosado.

— No puedo hacerlo— me dijo— No aquí. Nuestra primera vez tiene que ser especial, no puedo hacerte el amor encima de un...— miró al coche y supe que por muchas ganas que tuviera, este sitio era de todo menos romántico.

— Lo sé—asentí — Estoy de acuerdo contigo.

— Pero podemos hacer otras cosas aquí — se me encendieron las mejillas. Sus labios se juntaron con los míos de nuevo, y nuestras lenguas se encontraron otra vez.

Rodeé su cuello con mis brazos y lo atraje más hacia mí. Noté su miembro más duro que antes y no pude evitar llevarme una mano ahí. Comencé a acariciarlo por encima de sus pantalones y noté cómo eso le ponía ya que su velocidad al besarme aumentaba tanto que me costó seguirle.

Puso su mano en mi pecho de nuevo, esta vez por debajo de mi ropa. Se me erizo la piel al notar cómo me pellizcaba el pezón, y entonces, ataqué yo.

Llevé mi mano a la cremallera y se la bajé un poco, lo suficiente para poder meter mano y coger su pene. Comencé a acariciarlo de arriba a abajo, suavemente, notando cómo poco se ponía más duro. Sentía que no podía aguantar las ganas, pero estallé sobre todo cuando él imitó mis movimientos. De repente, de un momento a otro, acabamos dentro del coche, en la parte trasera. Él sobre mí, su mano acariciando mi zona baja sensible y la mía sujetando con ganas su pene. Nuestros ojos se miraban, se analizaban. Hasta que los cerré al notar cómo metió un dedo dentro de mí.
Y otra vez.
Y más rápido.
Y con otro dedo más.
Mis caderas subían y bajaban del placer. Cuando solté su miembro, él se llevó la mano con la que me tocaba a su parte íntima, y la acercó a la zona que me ardía.

No se introdujo dentro de mí, sino que hizo pequeños círculos en mi clitoris. Sentía que iba a explotar, y eso pasó unos minutos después. Que ambos explotamos, de manera coordinada, en un tremendo placer.

Sus labios se estamparon suavemente sobre los míos.

— ¿Sabes qué es lo que más cachondo me pone?— su voz estaba entrecortada, y su respiración tan agitada como la mía — Nuestra jodida conexión.

Y tenía razón.
No hay nada mejor que conectar con una persona en todos los sentidos.
Sobre todo,
a un nivel donde el propio alma no tiene ni límites.

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¡Hola bbys!
Si no he actualizado antes es porque estoy terminando de editar la primera parte de esta trilogía.
Espero que os guste este cap, esta tercera parte no va a ser extensa, es decir, no serán 80 capítulos, sino menos. Calculo que unos 35 como mucho, ya que esta última parte será intensa.
Si os gusta, dadle amor al capítulo, e intentaré entonces dedicarle mucho más tiempo a ir subiendo capítulos de forma más seguida.

Podéis seguirme en Twitter o Instagram, o simplemente escribirme por alguna de estas redes —incluida Wattpad— si tenéis alguna duda o si queréis contarme cualquier cosita. ¡Respondo!

Un beso y espero que tengáis una buena vuelta al cole/insti/uní/estudios/trabajo/etc...

Y me terminaste buscando #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora