La gente a mi alrededor da vueltas y me fascinan los movimientos bruscos de caderas de Sheila a mi lado. Baila genial, algún día le pediré clases de baile para poder estar preparada para la próxima fiesta.
El ruido de una botella hacerse añicos hace que aparte la mirada de Sheila y los fije en la parte del suelo en la que se encuentra la botella rota. Mis ojos se abren como platos al encontrarme a Dani tirado encima de un chico en el suelo.
Una sensación de alivio me recorre el cuerpo a darme cuenta de que no le está soltando puñetazos, sino que le está bloqueando el cuerpo al otro por alguna razón. Dani le sujeta los brazos al chico con fuerza mientras que veo cómo el otro le escupe insultos inaudibles desde mi zona.
— ¿Qué está pasando ahí?— le grito por encima de la música a Sheila. Ella me pregunta con los hombros y le señalo a Dani a unos metros.
— ¡Ni idea!—me responde despreocupada con otro grito—.Supongo que peleas sobre drogas.
— ¿Drogas?— alzo las cejas sorprendida y sonríe ante mi inocencia. No me contesta, sino que se limita a bajarse de la barra de un salto y coge la botella de Brugal. Me la muestra para ofrecerme otro cubata, pero mi cabeza ahora mismo ha recuperado la conciencia y está centrada en Dani.
Bajo de un salto de la barra y casi tropiezo por mi propia torpeza. Sheila me vuelve a mostrar la botella acompañada de un guiño de ojos, pero le vuelvo a rechazar con una sonrisa. Ella, en cambio, me muestra su cara más tierna con un puchero.
Me dirijo a donde se encuentra Dani, dándole vueltas a la cabeza sobre el tema de las drogas. Intento apartar esa idea de él, no le veo capaz. Aunque ha pasado mucho tiempo sin verle, y la gente suele cambiar, sé que él no se metería a las drogas. No tiene razón para hacerlo. No tiene razones para echar su vida a perder. No.
Cuando llego a él, el primero en percatarse de mi presencia es el chico que se encuentra inmovilizado por Dani. Sonríe de forma pícara, y yo le muestro mi dedo corazón. Los ojos de Dani se posan en mí cuando se da cuenta de que estoy plantada al lado de él.
— ¿Qué coño estás haciendo, Dani?—le pregunto de brazos cruzados.
— Está más buena de cerca.— le dice el chico a Dani, mientras se relame los labios.
— ¡Cállate!— le muestra el puño al chico y le detengo antes de que le propine un puñetazo. Me agarro a su espalda para intentar hacer fuerza y evitar una pelea en medio de la fiesta. La gente alrededor hacia caso omiso a lo que ocurría entre ellos dos. Me extraña, en las películas suelen hacer corros y gritar "pelea".
— Vámonos de aquí, por favor.— le pido en un susurro al oído.
Dani se levanta y me rodea de la cintura para abandonar la fiesta. Antes de irnos, el chico con el que casi se parte la cara, me lanza un grito que consigue ponerme los pelos de punta, y no del gusto:
— Eh, Irene.—¿Cómo se sabe mi nombre? Ah, claro, Dani.— No soy Jesús, pero te hubiese follado mucho mejor que él.
De repente, Dani se gira y corre hacia él para pegarle el puñetazo que antes yo había evitado. En otro momento, hubiese reaccionado corriendo detrás de Dani para evitar que se maten a golpes, pero mis pies parecen anclados al suelo.
No entiendo nada. ¿De dónde cojones ha salido ese tío y por qué sabe lo que tuve con Jesús? ¿Acaso es amigo de Dani y le ha contado todo? ¿Qué tiene que ver ese tío con Dani y Jesús?
Me dirijo a la puerta para salir a tomar el aire y me siento libre de problemas por un instante. Me quedo absorta en mis pensamientos, mientras mis ojos se limitan a intentar formar constelaciones con las estrellas. Pero como de costumbre, no consigo hallar ninguna. Por lo menos, me sirve como terapia para calmarme.
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Y me terminaste buscando #3
RomanceTercera parte. "Porque el primer amor nunca se olvida"