Ella duda que él la ame de verdad, ya que él fue el encargado de romper su corazón y toda posibilidad alguna de ser algo más. Todo cambia cuando él se da cuenta de que era ella, ella era aquello que estuvo buscando sin descansar vida tras vida, su m...
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Ella, era mi mate… y ese día lo confirmé. Cuando fui a casa de los Cha junto con mi padre pensé que sería una reunión más que hablarían sobre provisiones para el invierno, jornadas rotativas para los vigilantes o cosas así de la administración de la manada y la charla amena que tenían ambos alfas se había visto interrumpida por unos jadeos femeninos y el sonido de objetos cayendo al suelo.
Todos nos levantamos expectantes a un ataque o un intruso en la casa de los Cha, pero toda teoría se vino abajo cuando un fuerte olor a miel que había inundado cada recoveco del lugar.
Estaba ocurriendo la presentación de Kira, el dulce olor a miel se acrecentaba y eso hizo que se despertará mi lobo. El cual me pedía a gritos que lo dejase salir para reencontrarse con su otra mitad. El poco juicio que me quedaba se me nublo cuando Kira llegó hasta mí siendo controlada por su loba.
Consiguientemente, su segundo olor me hizo embelesar indudablemente, era ella, mi pequeña luna, la mezcla de miel y canela aún prevalece en mi sistema respiratorio, guardándolo mi olfato como la mejor de las esencias existentes.
Kira era mi pareja predestinada y con ella pienso pasar el resto de mi vida, solo falta una cosa y es que ella sepa que es mía, no quiero a otro alfa mugriento este cortejándola.
Se podría decir que en ese momento exacto era el lobo más feliz de la tierra. Había encontrado a mi mate, pero todo se fue a la mierda cuando ella cayó en el piso retorciéndose de dolor. Joe y yo entramos en desesperación al ver a nuestra omega sufriendo.
Después de que mi padre me sacará a rastras de allí en contra de mi voluntad, no puedo recordar a ciencia exacta que sucedió, solo que se debía volver con ella.
Una profunda oscuridad me rodeaba, inmerso en un letargo en el que no era consciente del mundo exterior. Voces, gritos de dolor, la sensación de pánico, el olor a sangre, todo venía a mí, pero solo era un expectante más.
Mi lobo estaba cegado, en un principio le había cedido el poder y allí reside mi gran error, dejarme haberme llevado por esa sensación de vacío que se esparcía por todo mi pecho hasta el más profundo rincón de mi alma, el dolor insufrible que empecé a sentir de un momento a otro, como si se desprendiera mi piel del cuerpo y extirparan cada órgano de mi sistema.
El dolor físico no era comparable con el dolor emocional, ese era mil veces peor. Sentía que me moría y lo más jodido era poder sentir el dolor de ella y no poder hacer nada, si hubiese podido asumir ese dolor por ella sin refutamientos lo hubiera hecho.
Pero los hubiera no existen y ahora me lamento por ser tan inservible, un fracaso como alfa, la vergüenza personificada en un licántropo. Mi mate me necesitaba y ni tan siquiera podía llegar hasta ella, pero la voz de Joe retumbando dentro de mi cabeza me hacía tener esperanzas.
