Adelanto

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–Hola– saludé a Elsa una vez aterricé frente a ella.
–Hola– respondió al saludo con nerviosismo dando un paso hacia mi y levantando la mirada hasta encontrarse con la mia.
–Te extrañé– confesé tomando su barbilla entre mis dedos e inclinandome hacia sus labios para depositar un pequeño beso en estos.
Me encantaba la manera en la que ella seguía sonrojandose a pesar de ya habernos besado con anterioridad.
–También te eché de menos– dijo ella antes de inclinarse ella y volver a besarme –De hecho... preparé algo para nosotros– dijo jugando con sus manos.
–Oh, una cita romántica– le sonreí de forma juguetona –Veamos–
Ella tomó mi mano y me llevó hasta el interior de Atohallan –No te rias– me advirtió con vergüenza.
–Sabes que no lo haría– la tranquilice.
Al adentrarnos mas en el glaciar llegamos a una de las secciones dentro del glaciar.
Al entrar por el arco de la caverna de hielo mis ojos se abrieron con sorpresa.
–Wow– admiré el lindo y acogedor lugar, el hielo brillaba de forma particular gracias a las flamas moradas de las velas de aceite, había un montón de mantas agrupadas por el suelo helado y muchos cojines acomodados de forma táctica, una canasta reposaba junto a una botella de vino y un par de copas.
–Romántica empedernida, ¿eh?– bromeé con ella
–Quería celebrar nuestro segundo aniversario... atrasado–
–Es excelente– besé su frente.
–Oh, olvidé los chocolates, ahora vuelvo– acarició mi pecho antes de salir del lugar.
Una vez me aseguré de que ella se había ido entré en pánico.
–Tu puedes con esto, eres un adulto– me dije a mi mismo antes de despojarme de forma aparatosa de la capa y lanzarla lejos de mi vista junto con mi cayado, dejé mi cuerpo caer sobre las mantas y cojines desordenando el escenario un poco –No– murmuré tratando de reconstruir el lugar.
–Esto esta bien, sí– me peiné un poco el cabello desordenado, comprobé que mi aliento permaneciera fresco y simplemente me acomodé tratando de lucir lo mas relajado y casual posible.
–Espero nadie en Arendelle haya notado que falta tanto chocolate– dijo Elsa entrando de nuevo en el lugar con una bandeja repleta de chocolate, se detuvo en seco al ver mi pose seductora y noté como trataba de contener una carcajada.
Me aclaré la garganta –Hey, ven aquí– le invité con mi voz mas gruesa y dando palmaditas al espacio a mi lado.
Ella sonrió complacida y corrió hacia mi, dejando la bandeja a un lado, se acurrucó en mi brazo y yo me incliné sobre ella para comenzar con una sesión de besos, al principio fueron tiernos y dulces, pero después estos se tornaron apasionados, por un minuto mi mente olvidó todo y comencé a dejarme ir, ella me hacia olvidarme de todo. Pero tan pronto como sentí sus pequeñas manos moverse desde mi pecho hasta mi abdomen hasta llagar a mi cinturón la voz de Jamie resonó en mi cabeza una y otra vez.
Sexo, sexo, sexo, sexo
Abrí mis ojos de golpe dándome cuenta de que estaba aterrado, confundido e inseguro sobre esto.
–México– le dije al separarme de ella con brusquedad.
Ella parpadeó confundida –¿Que?–
–México, me olvidé por completo de México– me aparté de ella y me puse de pie para buscar mis cosas –Hay un país que se llama México, vaya... Creo que la última vez que estuve ahí fue... Ya lo olvidé, tengo que ir ahora mismo, los niños de México necesitan nieve– me puse mi capa y me incliné hacia ella dándole un pequeño beso en los labios –Regresaré tan pronto termine con eso. Te amo– con eso salí huyendo del lugar en medio de jadeos.

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